El Barça fue un ciclón durante los 30 primeros minutos y un océano de temores en los últimos diez. El resultado final, 92-86, lo dice todo. Mucha más igualdad de la que realmente existió. Las ilusiones que se le aparecieron a Iberostar Tenerife terminaron quedándose sólo en eso. Los tinerfeños nada pudieron hacer ante un equipo que ha viajado a Madrid con la intención de reeditar la Copa del Rey que conquistó la pasada temporada. De momento, los azulgranas ya están en la final. Su actuación de hoy, salvando el último cuarto, dejó un mensaje muy claro a Joventut y Madrid. Los de Pesic se impusieron en defensa y desbordaron en ataque a los de Vidorreta.
El Barça entró al encuentro más certero y con las ideas más claras. Txus Vidorreta tardó pocos minutos en pedir a sus muchachos que no se relajasen. En cierta forma lo logró. El Iberostar se marchó del primer cuarto perdiendo sólo por dos puntos. El resultado era igualado pero las sensaciones no. El Barça se encontraba cómodo, bastante más a gusto en el juego, como si se supiera superior al rival y fuera cuestión de tiempo que la realidad se impusiese. Los azulgranas se tomaron estos diez primeros minutos como una toma de contacto. Al conjunto tinerfeño le esperaba un segundo cuarto de pesadilla.
En este tiempo asistimos al desgañitamiento máximo de Vidorreta. El técnico vasco casi ni quería mirar. El Barça se impuso al Iberostar en todas las líneas. Los amarillos fueron borrados del mapa, por decirlo de forma coloquial. En total, 12 puntos de desventaja al descanso y la sensación de que había un equipo que jugaba el baloncesto que quería y otro que no. A destacar la aportación de Adam Hanga. El alero culé fue una bala que ningún jugador del Iberostar pudo detener. Ocho pérdidas fueron las que provocó el húngaro. El Barça amplió la brecha desde la retaguardia, mejorando especialmente en los rebotes.
Iberostar arrancó la segunda mitad como una moto, aunque fue tan sólo un espejismo. Los tinerfeños se agarraron a los triples y al talento individual. Hubo algún amago de Javi Beirán, pero no fue la mejor noche del alero madrileño. Más que demérito suyo, fue mérito del Barça. El conjunto azulgrana, más fluido y efectivo, fue un ciclón perfecto que sólo se vio contrarrestado en los minutos finales. Ante cualquier amago de relajación, ahí estaba Pesic y sus gritos de enfado. El Barça demostró que lo visto en la primera mitad del encuentro no fue fruto de la casualidad. Casi se puede decir que sellaron su pase a la final a falta de diez minutos. Esa fue la razón del sufrimiento que le esperaba.
Iberostar entró al último cuarto con veinte puntos de desventaja. Aferrados en exclusiva a un milagro que finalmente no llegó, los azulgranas vivieron el final del encuentro con una marcha menos. Para decepción de Pesic, que roza los 70 años pero es todo intensidad y corazón. Lo que sucedió en los últimos minutos del Wizink Center habla maravillas de la personalidad de este Iberostar. Vidorreta ni siquiera pudo terminar el encuentro. Su imagen de rodillas en la banda es una de las grandes fotos de este torneo. Más allá de que los tinerfeños recortaron puntos hasta llegar a sembrar el pánico entre los aficionados culés, el técnico serbio nacionalizado alemán tiene motivos para estar ilusionado con sus pupilos. Hoy su Barça se clasificó para la final de Copa de forma brillante, pero con el susto en el cuerpo.
? FINAL!: @FCBbasket, 92 – @CB1939Canarias, 86
?✅ Este domingo disputaremos la final de la #CopaACB
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— Barça Basket (@FCBbasket) 16 de febrero de 2019
[…] beneficio de la duda. En su caso, el gato de Schrödinger siempre está vivo dentro de la caja. El Barça se convirtió en el primer finalista de la Copa del Rey tras derrotar al Iberostar Tenerife y, a […]
[…] verdad es que los minutos decisivos de la primera semifinal tuvieron su miga. Con una imagen que valió más que mil palabras: Txus Vidorreta postrado en el suelo, como si […]