Cuando ayer salí del Metropolitano, lo hice con la sensación del que el Atlético de Madrid había hecho un mal partido. Su poca efectividad y falta de mordiente le había hecho perder frente a un rival que, sin jugar mucho mejor, había sido más contundente y había tenido mayor capacidad para llevarse el encuentro al lugar que mejor le sentaba. Maldije la ausencia de Rodri, lamenté el mal partido de Thomas y Correa, dos jugadores que, para mí, estaban siendo de lo mejor de la presente temporada colchonera, y seguía sin comprender que alguien como Lemar siguiese disfrutando de minutos de calidad, sin haber hecho nada para merecérselo. Me dolía sobre todo la falta de personalidad de un equipo que ha hecho de la personalidad su santo y seña. Eché de menos a Gabi, entre otros. Pensé que es un error garrafal cambiar verticalidad por tiki-tiki, intensidad por posesión y esencia por dinero. Tener que hacerlo además para que a un supuesto espectador neutral no se le atragante su ingesta de pipas. Y sí, era consciente de que habían pasado muchas otras cosas de índole disciplinario, pero pensé (lo juro) que el VAR garantiza cierto rigor en ese tipo de decisiones arbitrales. Di por hecho que habían acertado así que asumí la derrota, escribí «Aupa Atleti» en Twitter y me fui a mi casa.
El problema es que una vez allí pude ver lo que mismo que habían visto los televidentes, los periodistas que prefieren no pasar frío y los árbitros del VAR. Constreñido por el estupor de no creer lo que estaba viendo, tardé unos segundos en tomar conciencia de la nueva realidad. Resulta que todo lo dicho en el primer párrafo no tenía ya tanto sentido. Resulta que la falta de Giménez era fuera del área. Resulta que el único tiro a puerta del Real Madrid en toda la primera parte, el remate que supuso el primer gol, llegó tras un córner que el equipo blanco había sacado sin consecuencias y que tuvo que repetirse por la caprichosa voluntad de un colegiado al que auguro una exitosa carrera como comentarista audiovisual en espacios deportivos. Es decir, los de Solari, el nuevo inventor del fútbol, se fueron al descanso sin tirar a puerta, gracias a un córner que no se debió repetir y a un penalti que no fue. Fantástico. Pero es que la segunda parte también tuvo su gracia. Mientras Oblak hacía ejercicios de calentamiento para no quedarse frío, el trencilla y futuro analista deportivo, anulaba un gol por fuera de juego que no era e ignoraba un penalti que sí era. Ambos lances con el mismo protagonista. Un Morata que ya sabe lo que es jugar fuera de Matrix. Luego, ya sí, vimos al Madrid tocar el balón con poderío y pudimos comprobar que Bale no sabe leer a Cervantes, pero sí lo que es hacer un corte de mangas. O bueno, ni eso.
Sinceramente, me cuesta decir algo positivo del juego del Atleti o que mereciese algo más de la derrota. Sinceramente, me cuesta decir que todos esos ejercicios surrealistas de interpretación arbitral no influyeron en el resultado.
¿Vale de algo protestar? No. Sólo sirva para que los ministros de la Verdad te tachen de llorica. ¿Hay que dejar de hacerlo? Para nada. Y mucho menos porque lo diga un obediente mequetrefe que piensa que estar delante de un micrófono le concede algún tipo de superpoder para insultar a toda una afición.
El problema es que ahora llega lo peor. El espectáculo de minstrel. Ese género teatral, muy popular a finales del siglo XIX en los Estados Unidos en el que los blancos explicaban a los blancos la cultura de los negros. Sí, blancos que se pintaban la cara de negro y que parodiaban la música y las costumbres de la comunidad afroamericana con aires de superioridad y generosas dosis de desprecio. ¿Les suena? Pues eso es lo que veremos a partir de ahora en prensa, radio y televisión. En todas, sí. No se molesten en elegir verdugo. Un apabullante ejercicio de interpretación oficialista, revisionismo de masas y ajuste fino de la realidad. Todo ello bañado con generosas dosis de desdén y disfrazado de rigor periodístico. ¡Disfruten del espectáculo!
«Carry me back to old Virginia, That’s where the cotton and the corn and taters grow. Keep on growing now…».
Pones voz a muchas de mis ideas.
Es muy muy muy difícil competir así, el Atleti no fue superior pero tampoco le dejaron …. el VAR no permitió que entráramos en el partido
Lo del sábado fue de escándalo…. a lo ya dicho nadie habla de la falta a Correa previa al penalti inventado al nuevo balón de Mordor, de la impunidad con que se manejan su capitán y Casimiro…..
Creo que los árbitros están muy condicionados desde el NO penalti pitado a balón de Mordor contra la Real….. Hasta ese momento parecía que era buen sistema y mejoraba lo anterior incluso con fallos (ej: penalti de Casimiro en su campo, penalti en Villarreal por mano….. todo el mundo admitía esos criterios), pero tras ese penalti los asalariados independientes comenzaron con su maquinaria que ha concluido en este esperpento.
No soy un gran fan del VAR, pero si leemos el protoclo de actuación, vemos que solo deben actuar en jugadas completamente objetivas. Y todas las jugadas de las que hablamos, a excepción del fuero de juego de Morata, son subjetivas. Por tanto, predomina la interpretación del arbitro de campo. Repasemos las jugadas:
1) El corner se repite porque se sacó fuera del triangulo. Según el reglamento se manda repetir.
El error del Atleti alli, fue ir 4 defensas a por Ramos.
2) El primer gol del Atlético de Madrid, viene precedido de una falta sobre Vinicius. Como es una jugada de interpretación, el VAR no entra aún siendo falta.
3)El famoso penalti. Para mí no es penalti, pero es cierto que hay un segundo contacto dentro del ara. Es similar a cuando se produce un agarrón que empieza fuera del area y acaba dentro. De nuevo, es una jugada de interpretación y el VAR no entra pues es una jugada de gris.
4) El penalti a Morata, de nuevo es interpretación del árbitro (aunque para mí es penalti).
5) Para mí el único error del VAR es el gol anulado a Morata, en que es una jugada de blanco
negro. Como no muestran la linea que trazan para el fuera de juego (un error creo) no se puede saber.
Pero según Nacho Tellado de As, Morata estaba por 2 cm en linea y su método parece el más fiable.
En resumen, el Atlético marcó un gol que no debió subir al marcador, le anularon un gol legal
y no le pitaron un penalti. Asumiendo que marcaban el penalti, el resultado sería 2-3.
En vez de quejaros del arbitraje, deberíais hacer autrocrítica de cara a mejorar para la
Champions que es vuestro verdadero objetivo este año.
Ya que dices que «Asumiendo que marcaban el penalti», no entiendo el motivo por el que tú asumes que Bale hubiera marcado el 1-3, teniendo en cuenta que, suponiendo que el At. Madrid hubiera marcado el penatli, el resultado no creo que hubiera sido el mismo con 2-2.
[…] en cierta medida, del resultado final en el encuentro. Aunque en el deporte rey el uso del VAR es algo muy reciente, en muchos deportes también se cometen errores tras la revisión arbitral o […]