Antes de comenzar el partido en el Metropolitano, la grada ya sabía desde hace semanas que esta eliminatoria sería más lógica cuanto más lejos estuviera de disputarse en los octavos de final. Dos favoritos al título frente a frente. El anfitrión y el campeón italiano. El equipo de Simeone frente al equipo de Cristiano. Seguramente los dos conjuntos que mejor defienden en Europa. Y demostraron los motivos que les han llevado a ambos a ese status.
Desde el inicio del partido, la intensidad rojiblanca se hizo palpable y eso con Diego Costa en el campo es medio gol a favor. Mayor sorpresa entonces cuando recibió tarjeta por adelantarse levemente en la barrera a los siete minutos. Pero la intensidad también es santo y seña del equipo de Allegri y la igualdad estuvo presente durante gran parte del partido. Metieron miedo los italianos a balón parado en un par de ocasiones aisladas. Las miradas estaban puestas en Diego Costa y durante el tiempo que permaneció en el césped dejó claro porque lo suyo va más allá del gol. Cuando cualquiera prefiere una pelea fuera que dentro del campo con Bonucci y Chiellini, el hispanobrasileño es de los pocos delanteros que puede salir victorioso. Lo hizo recibiendo de espaldas y descargando el juego para que el equipo no se quedase atrás. Y lo hizo muy bien.
La mala noticia es que Diego Costa no podrá disputar el partido de vuelta en Turín por la tarjeta de la que hablábamos al principio (no suele ser la UEFA de perdonar amonestaciones aunque deba). Tampoco estará Thomas, que sí que mereció la amarilla que recibió en los últimos segundos de la primera parte. No había acabado el partido y Simeone ya contaba con dos bajas para la vuelta en Italia. Ahora que el fantasma de las lesiones parecía desaparecer… Entonces aparecieron otros fantasmas. El de la falta de gol cuando el propio Diego Costa mandó fuera un mano a mano con Szczesny en el 49′ tras un pase al espacio de Griezmann precedido de un mal despeje de cabeza (no suele) de Chiellini. Después entró en escena el VAR, que le anuló otro gol a Morata a otro de sus ex equipos. Ambos como poco discutibles. Ambos celebrados. Ambos en el Metropolitano. Tendrán que esperar ambos también a marcar sin que pase por medio la tecnología.
Se acercaba el final y viendo las ocasiones, las bajas y la presencia de Cristiano Ronaldo el panorama pintaba feo de cara a la vuelta. Pero cuando pinta feo le toca a la vieja guardia dar la cara. Acostumbrados están a dar literalmente la cara Giménez y Godín, que marcaron en el 78′ y en el 83′, respectivamente. Giménez tras un remate de Morata que tocó en Mandzukic y Godín tras un rechace que tocó en Cristiano. A la fiesta se unieron tanto Griezmann como el Metropolitano. Cada vez que al francés le tocaba fajarse en banda y arañar el balón en el suelo sonaba música para los oídos de la grada.
Un 2-0 que le hace tomar ventaja en la eliminatoria frente a un equipo que si ya de por sí es favorito, si entre sus filas cuenta con Cristiano Ronaldo, mayor mérito puede tener la clasificación para cuartos si el Atleti hace bien en Turín lo que mejor sabe hacer, ser el Atleti que menos gusta fuera, pero el que más disfruta el Metropolitano: el que gana. Digan lo que digan, que decía Raphael…
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