Tan sólo hay que esperar al primer fin de semana del año para poder disfrutar de uno de los mejores fines de semana del año deportivo estadounidense: el Wild Card Weekend con el que dan comienzo los playoffs por el título de la NFL. En total, a lo largo del mes de enero, diez partidos de eliminatoria directa para saber los nombres de los dos equipos que se enfrentarán en la Superbowl que se celebrará en Atlanta el próximo 3 de febrero. Analizamos aquí los cuatro encuentros iniciales de hoy sábado y mañana domingo de los que saldrán los rivales de Kansas City Chiefs, New England Patriots, New Orleans Saints y Los Angeles Rams en la Divisional Round del próximo fin de semana (12 y 13 de enero):
Houston Texans vs. Indianapolis Colts (NGR Stadium, sábado, 22:35 hora española)
El Wild Card Weekend se abrirá en Houston con un igualado duelo divisional entre dos conjuntos a los que sólo les ha separado un triunfo en la clasificación final de la temporada regular (Texans, 11 victorias y 5 derrotas; Colts, 10 victorias y 6 derrotas) y que también se repartieron victorias mínimas a domicilio en sus dos duelos directos: los de Houston ganaron en Indianapolis (34-37, en la prórroga) y los de Indiana hicieron lo propio en el sureste de Texas (21-24). Ambos conjuntos llegan a los playoffs tras vencer en la última jornada (los Texans se aseguraron el campeonato de la AFC South derrotando a los Jacksonville Jaguars), si bien los Colts, pese a convertirse en la madrugada del domingo al lunes en el último equipo en asegurar su presencia en los playoffs, son, junto a los Chicago Bears, la franquicia que atraviesa mejor momento de forma en toda la competición con cuatro victorias consecutivas. Si los Texans quieren hacer valer su condición de local para superar la eliminatoria, su defensa en el pass and rush será clave ante un ataque que consigue más de 386 yardas por encuentro, lo que le convierte en la cuarta mejor ofensiva de las escuadras de playoffs tras Kansas City Chiefs, Los Angeles Rams y New England Patriots.
¿Deshaun Watson o Andrew Luck? Esta temporada, la versión de los quarterbacks titulares de ambos equipos tras sus respectivas lesiones de larga duración no ha podido ser más positiva. Pese a su juventud e inexperiencia, Watson se acerca ya a esa especie de QB móvil, duro, inteligente y versátil ideal para el football del siglo XXI que anticipó ser durante su etapa en la Universidad de Clemson gracias este año a sus más de 4.000 yardas de pase y 500 de carrera. Mientras, nadie se acuerda ya del hombro maltrecho del captain Luck, que tal vez ha perdido parte de su juego de pase profundo, pero que ha terminado la temporada regular como el quinto mejor QB pasador (casi 4.600 yardas de pase) gracias a unos aliados inquebrantables: los cinco jugadores de su magnífica línea ofensiva.
J.J. Watt, DeAndre Hopkins, Jadeveon Clowney, Justin Reid, T.Y. Hilton, Eric Ebron, Quenton Nelson, Darius Leonard… Muchos son los nombres propios que se acumulan en la lista de los que pueden decidir que la victoria finalmente caiga para uno u otro equipo. DeAndre Hopkins ha demostrado una temporada más que está cómodamente instalado en el top 5 de mejores receptores de la competición en unos Texans que, en cualquier caso, sólo podrán derrotar a los Colts desde su defensa. El rookie Justin Reid con sus intercepciones desde la secundaria, Whitney Mercilus, Jadeveon Clowney… Y, sobre todo, el pass rusher J.J. Watt, el mejor defensor de la última década que ha regresado tras dos temporadas en los quirófanos a su mejor versión física haciendo lo mismo de siempre, placar, placar y placar: 16 sacks y 7 fumbles provocados lucen en sus estadísticas. Que Watt y sus compañeros en el front seven sean protagonistas se antoja extremadamente necesario para los Texans ante unos Colts con recursos ofensivos por tierra (sobre todo) y aire, incluso hasta por mar. Marlon Mack, T.Y. Hilton (es seria duda para el encuentro), Eric Ebron (los tight end están cada vez más de moda, ¿verdad, Zach Ertz, Travis Kelce o George Kittle?) son los jugadores de ataque a tener más en cuenta en una franquicia más viva que nunca gracias a la explosión de sus rookies, especialmente sus dos primeras elecciones del draft del 2018: Quenton Nelson y Darius Leonard. Aunque la irrupción de este último, el exlinebacker de la Universidad de South Carolina State, ha sido ensordecedora (con intercepción incluida en el último partido decisivo de la temporada regular), me van a permitir que muestre con unas pequeñas líneas mi debilidad por, junto a Baker Mayfield y un par de nombres más, mi jugador preferido de los últimos años en la NCAA, Quenton Nelson. Porque el exoffensive guard de la Universidad de Notre Dame ha dejado claro en cada partido de su debut en la NFL lo que mucha gente tenía ya asumido de antemano: ser el mejor guard de la competición desde este mismo año y posiblemente durante los próximos diez años. Hoy de nuevo será una verdadera delicia verle jugar en un partido con un desenlace abierto e incierto. Se admiten apuestas.
Dallas Cowboys vs. Seattle Seahawks (AT&T Stadium, domingo, 2:15 hora española)
Minnesota Vikings, Green Bay Packers, Atlanta Falcons, Carolina Panthers… Algunos de los a priori grandes favoritos al título en la NFC se han quedado sin jugar los playoffs y buena parte de responsabilidad en ello tiene una franquicia que mucha gente esperaba que este año deambulara por la parte baja de la clasificación de la NFC West, pero que, al contrario, lleva ya una barbaridad de años (décadas, más bien) compitiendo siempre y, la mayoría de las veces, alcanzando la postemporada. Se trata de los Seattle Seahawks de Pete Carroll y Russell Wilson, que viajarán a Texas en la madrugada del sábado al domingo para enfrentarse a los Dallas Cowboys, otra histórica franquicia que, tras un año lejos de los playoffs, se ha hecho con el título en la complicadísima NFC East y ha ampliado sus argumentos para la victoria, tanto en ataque como en defensa, más allá de Dak Prescott o Zeke Elliott. Con pocas estadísticas relucientes, ninguno de los dos conjuntos parte como favorito para alcanzar la Superbowl en una NFC llena de algunos de los equipos más temibles de la competición (Saints, Rams y Bears), pero no sería la primera vez que los playoffs de la NFL nos regalan sorpresas inesperadas. Por lo pronto, el domingo uno de los dos ya estará en la Divisional Round o, lo que es lo mismo, a únicamente dos partidos de la ansiada Superbowl.
¿Dak Prescott o Russell Wilson? Una vista panorámica de la temporada regular puede hacernos creer que ninguno de los dos quarterbacks titulares de esta eliminatoria ha jugado un papel decisivo en su equipo y que han sido otros los jugadores que se han llevado los titulares de los medios de comunicación (Elliott, DeMarcus Lawrence, Vander Esch, Chris Carson, Doug Baldwin, Bobby Wagner), pero también es verdad que ambos QB han mejorado sus prestaciones en relación con el curso pasado. Prescott no ha sido tan determinante ofensivamente como Elliott o Amari Cooper, pero ha subido en más de diez puntos su rating (96.9) y nunca había lanzado tantas yardas de pase como en esta campaña. Por su parte, la impresión sobre Wilson es que ha pasado todavía más desapercibido, si bien las estadísticas dicen todo lo contrario: nunca el QB de Cincinnati había tenido un rating tan alto (110.9, sólo le superan Drew Brees y Patrick Mahomes), ni había lanzado tantos pases de touchdown (35) en una campaña. A ello hay que unir un cambio visible en su juego (busca más el pase, menos la carrera propia) para situar a este Wilson como, posiblemente, uno de los mejores Russell Wilson desde que en 2012 llegara a la NFL.
El juego terrestre, clave. La solidez doméstica de los Cowboys (sólo una derrota, ante los Tennessee Titans), el precedente de la temporada regular (victoria de los Seahwaks en el CenturyLink Field) o la irregularidad a domicilio de los de Seattle pueden marcar el devenir del encuentro, pero la clave del mismo estará en el juego terrestre. Porque si hoy en día los equipos de la NFL han apostado claramente por el juego aéreo, lo cierto es que la carrera es elemento desequilibrante para los Cowboys y los Seahawks. Por su parte, los de Dallas cuentan con Zeke Elliott, un año más entre la élite de los RB (Gurley, Kamara) merced a sus más de 1.400 yardas y 6 touchdowns de carrera. Mientras, ninguna escuadra ha superado esta temporada en el juego terrestre a los de Seattle, la única franquicia que ha conseguido más de 2.500 yardas de carrera, 160 yardas terrestres por encuentro. En cualquier caso, los Chris Carson, Mike Davis y Rashaad Penny se han completado en ataque perfectamente con Tyler Lockett, el mejor socio de Wilson en la recepción área. Porque, a pesar de que la clave del partido estará en el juego terrestre, la mejora exponencial de los Cowboys con el paso de las semanas también tiene el nombre de un wide receiver: la llegada vía traspaso de Amari Cooper desde Oakland. Quién sabe si, al final, un partido llamado a ser dominado desde la tierra no terminará decidiéndose desde el aire con Lockett o Cooper…
Baltimore Ravens vs. Los Angeles Chargers (M&T Bank Stadium, domingo, 19:05 hora española)
Es muy probable que los playoffs no puedan llegar en mejor momento para los Ravens, flamantes campeones de la AFC North seis temporadas después, y para los Chargers, subcampeones de la AFC West. No en vano, los de Baltimore, que llevaban un balance negativo al llegar a la décima semana, únicamente perdieron un partido en las últimas siete jornadas para acabar aprovechando los tropiezos de los Steelers y hacerse con el título divisional por medio encuentro de diferencia ante los de Pittsburgh. Por su parte, los de Los Angeles acumularon cinco victorias en el tramo final de la competición y, de no ser por la derrota doméstica de la penúltima jornada ante los propios Ravens, habrían terminado la temporada regular por delante de los intratables Chiefs como campeones de su división (su balance de triunfos es el mejor de toda la AFC junto a los citados Chiefs, doce en total). Precisamente, ese reciente antecedente en el StubHub Center que se decantó claramente a favor de los de Maryland (sobre todo tras el descanso) sirve para centrar este nuevo duelo marcado por dos estilos antagónicos: la granítica defensa liderada por el incombustible aunque ausente ayer jueves en el entrenamiento Terrell Suggs (el norte siempre se gana desde la defensa, ya sea antes con acero o ahora con cuervos) contra el dinámico ritmo ofensivo de Philip Rivers, Melvin Gordon, Mike Williams y Keenan Allen. Un ataque lleno de talentos, aunque, en cualquier caso, el dato que hay que destacar para esta eliminatoria es más áspero que estético: los Ravens son, junto a los Bears (de largo, la franquicia con la mejor unidad defensiva de la temporada), el único conjunto que no permite que su rival meta más de 17 puntos o consiga 300 yardas por encuentro. “Abrí entonces de par en par la puerta: tinieblas nada más”, que escribió Edgar Allan Poe en aquel poema en el que estáis pensando. Tinieblas y muchos, muchos, muchos cuervos.
¿Lamar Jackson o Philip Rivers? A estas alturas hay pocas dudas de que Joe Flacco y sus pases centrados y profundos se quedarán en el banquillo y Lamar Jackson se convertirá el domingo, un día antes de su vigésimo segundo cumpleaños, en el QB más joven de la historia en empezar de titular un partido de postemporada. No en vano, Jackson, que fue seleccionado el último entre los cinco proyectos de QB estrella de la primera ronda del pasado draft, es el único de ellos que queda en liza tras una campaña irregular en la que todos ellos han terminado de titulares y con un claro destacado, el protagonista del show de Baker Mayfield. Por su parte, en sus siete partidos como titular, Jackson se ha mostrado tremendamente desacertado en el pase (supera por poco el 58% de pases completados), pero su equipo ha ganado seis de esos siete encuentros con él de titular y, además, él sí que ha parecido ser tremendamente efectivo para controlar el ritmo de los choques con el juego de carrera (los Ravens son el equipo de la competición que más minutos por partido tiene el balón en su poder). Mientras, Philip Rivers, el único superviviente del otro gran draft de QB anterior al de 2018 (el de 2004, con Eli Manning, Rivers y Ben Roethlisberger escogidos entre las 11 primeras elecciones), es también un QB que necesita claramente marcar el ritmo, especialmente con continuados pases desde dentro del pocket. Sin duda, si el encuentro entra en una dinámica de pases de Rivers recepcionados por Williams o por Allen, los Chargers tendrán más opciones de victoria pese a la temible defensa de los Ravens.
A road team. Hay circunstancias cada temporada que deben ser tenidas en cuenta de cara a alzarse con el título en la NFL. Este año, por ejemplo, los New Orleans Saints disputarán como locales todos sus hipotéticos encuentros en el camino hacia la Superbowl, lo que hace que su favoritismo a ser campeón en la NFC y llegar al partido decisivo del 3 de febrero aumente exponencialmente: pese a que los Tampa Bay Buccaneers y los Carolina Panthers han vencido en esta campaña en el Superdome (en la primera y en la última jornada, con todo decidido; de hecho, los Bears, los Rams y los Cowboys han sido mejores locales que los Saints en la NFC), el ruido ensordecedor del mítico estadio cubierto construido en los alrededores del extinto Cementerio de la Girod Street convierte a los Saints en un equipo prácticamente imbatible como local, más todavía en la postemporada. Todo lo contrario ocurre en la AFC, donde además de la solidez defensiva de los New England Patriots (el único conjunto de toda la competición que no ha perdido en casa) o de los Kansas City Chiefs (una derrota) se puede destacar una franquicia que se muestra más temible como visitante que como anfitrión: Los Angeles Chargers, que sólo han perdido un encuentro a domicilio y fue precisamente en su misma ciudad, en el Memorial Coliseum angelino ante los Rams. El domingo, los Chargers harán en Baltimore su primera parada de un camino hacia la Superbowl que previsiblemente siempre será por carretera, nunca en su estadio. Una excitante road movie para un equipo que ha demostrado ser hasta ahora un perfecto road team. Aunque bien es verdad que algunos de los barrios que hay en la ciudad de Baltimore no parecen el mejor sitio de Estados Unidos para hacer turismo.
PD: Por cierto, junto a Los Angeles Chargers, la otra franquicia de la NFL que esta campaña ha sumado 7 victorias y sólo 1 derrota a domicilio es New Orleans Saints, así que su favoritismo hacia el título todavía puede aumentar más… Pero esa es una historia que no se puede contar hasta la próxima semana.
Chicago Bears vs. Philadelphia Eagles (Soldier Field, domingo, 22:40 hora española)
Uno de los duelos más interesantes del primer fin de semana de playoffs de la NFL será el que cierre el Wild Card Weekend este domingo en el Soldier Field de Chicago. Los Bears, uno de los mejores equipos de la temporada regular (a la altura de los Saints, los Rams y los Chiefs), reciben a los Philadelphia Eagles, que han llegado a la postemporada con más sufrimiento que brillo pero que no dejan de ser los actuales campeones de la Superbowl. Doug Pederson tendrá que sacar otra vez muchos conejos de la chistera para poder repetir entorchado en un camino que empieza cuesta arriba contra un equipo entrenado por otro de los aprendices destacados, como el propio Doug Pederson, crecidos bajo el manto de ese magnífico entrenador que es Andy Reid, el head coach de los Kansas City Chiefs. Porque si Pederson sorprendió a todos el año pasado con un arsenal de trucos y jugadas, este año Matt Nagy, su entrenador de QB cuando él era coordinador ofensivo en los Chiefs de Reid y su relevo como coordinador ofensivo en Kansas City tras su marcha a Philadelphia, ha tomado orgullosamente su testigo con numerosos fakes y trick plays: en total, los Bears suman cuatro touchdowns y dos conversiones de dos puntos con jugadas de engaño. Es el nuevo estilo, alegre y desenfadado, de un equipo, los Bears, que celebra cada victoria en el vestuario montando una pista de baile con música y una bola de espejos incluida. Lo llaman el Club Dub y es una idea que, como cuenta Kalyn Kahler en Sports Illustrated, Nagy tomó prestada de una conversación con Joe Maddon, el carismático mánager de los Chicago Cubs de la MLB, que aconsejó a su homólogo de los Bears que celebrara y disfrutara cada victoria. La siguiente victoria, quizá, les espera a Nagy y a sus jugadores en una nueva sesión del deejay del Club Dub como si fuese un beat repetitivo de un gran éxito dance.
¿Mitch Trubisky o Nick Foles? En un duelo entre el segundo (Eagles) y el tercer equipo (Bears) de la competición que más tiempo tienen el balón en su poder en faceta ofensiva, precisamente el puesto clave de quarterback es una de las posiciones que más dudas genera en ambas plantillas. Tras el milagro del año pasado que acabó con el título en la Superbowl, Nick Foles ha vuelto a aprovechar una nueva lesión de Carson Wentz, esta vez en la espalda, para hacerse con el puesto de titular en Philadelphia. Los resultados vuelven a acompañarle en su desempeño (tres victorias en los últimos tres encuentros para garantizar la postemporada), pero el juego de ataque de los Eagles no parece tan engrasado como el del año pasado pese al buen nivel de Zach Ertz o Alshon Jeffery. Tal vez únicamente se trate de un espejismo que el mes de enero, siempre justo y decisivo, trate de desenmascarar, al igual que ocurre con Mitch Trubisky. Porque, dentro del hype actual que propagan los peligrosos y bailongos Bears de Jordan Howard, Tarik Cohen, Taylor Gabriel, Allen Robinson, Anthony Miller, Trey Burton y compañía, su prometedor QB siempre está bajo lupa por su ineficacia en el pase para sacar provecho de las ventajas en los momentos claves y sus bloqueos mentales. Al final, los datos nos dicen que Trubisky, capaz de lanzar seis touchdowns en un partido (Buccaneers, semana 4) o más de 350 yardas de pase (Lions, semana 10), está siendo el mejor QB para alargar jugadas a la carrera, uno notable para convertir en primeros downs con el pase terceros downs de distancias medias (alrededor de cinco yardas) y uno de los peores en los lanzamientos de más de 20 yardas y en la toma de decisión con el pase, lo que le ha llevado a ser interceptado hasta en 12 ocasiones. ¿Suficiente o demasiado poco para llegar a la Superbowl? Es un misterio que el domingo empezará a revelarse.
Khalil Mack y sus secuaces. Las expectativas de la temporada de los Chicago Bears cambiaron por completo cuando apenas faltaban ocho días para el inicio de la temporada regular y los Oakland Raiders decidieron traspasar a Khalil Mack al suroeste del lago Michigan. Con el liderazgo de uno de los mejores defensas de la competición (6 fumbles forzados y 12.5 sacks), los Bears han completado una unidad defensiva inmejorable que lo ha demostrado sobre el campo: el equipo que menos puntos por partido permite (17.7), el tercer equipo que menos yardas por partido concede (299.7), el tercer mejor equipo en sacks (50), el mejor equipo en takeaways (36) y el equipo que más balones intercepta (27). Y todo con una defensa integrada por once jugadores en la que ninguno de ellos llega a los 30 años de edad, cuatro son probowlers y cuyos nombres se recitan de memoria: Eddie Goldman, Akiem Hicks, Bilal Nichols, Leonard Floyd, Khalil Mack, el magnífico rookie Roquan Smith, Danny Trevathan (front seven), Prince Amukamara, Kyle Fuller, Eddie Jackson y Adrian Amos (secundaria). Un campo de soldados repleto de minas para hoy, el domingo o cualquier día del futuro.
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