Yashir Islame Pinto, Pablo Tamburrini, Alexis Norambuena y Jonathan Cantillana son internacionales por Palestina pese a haber nacido a 13.000 kilómetros de Cisjordania y la Franja de Gaza (los llamados territorios palestinos). La selección palestina está disputando la Copa Asia con cuatro futbolistas chilenos que no representan a su país de nacimiento… pero sí al de sus antepasados. Llevan la sangre de los que un día huyeron de su tierra natal para buscar una mejor vida en el Cono Sur.
Durante la época del imperio otomano, muchos palestinos emigraron a Sudamérica para no ser utilizados como carne de cañón en las guerras que libraban los turcos por Europa. La gran mayoría aterrizó en Chile, un país en pleno proceso de crecimiento. El comercio se convirtió en su principal fuente de ingresos, algo que no sentó bien a los sectores más acomodados de la sociedad chilena. Sentían que su posición de privilegio corría peligro. De hecho, en 1939, el presidente del país, Pedro Aguirre Cerda, anunció un proyecto de ley que prohibía a los extranjeros ejercer el comercio al por menor. Por no hablar de los prejuicios de la gente de a pie. A los recién llegados se les conocía despectivamente como “turcos”. En 1917, se estrenó la iglesia ortodoxa de San Jorge, en el barrio de la Recoleta de Santiago. Para entonces, muchos de estos repudiados ya se habían organizado en asociaciones y clubes sociales.
Los comienzos no fueron sencillos, pero la inmigración palestina en Chile fue evolucionando con el paso de los años y del desprecio inicial se pasó al reconocimiento social. A mediados de siglo, la gran mayoría gozaba de una situación financiera placentera después de sus inversiones en la industria textil. La prosperidad económica de la población árabe, además del final de la Primera Guerra Mundial o la fundación del estado de Israel en 1948, provocó que su presencia en suelo chileno fuera a mucho más. Los padres de los niños palestinos que nacían en Chile se habían convertido en médicos, profesores, políticos o empresarios de éxito. Obviamente, todos sus hijos pudieron estudiar en la universidad y labrarse un futuro de prosperidad en su país de nacimiento. A día de hoy, Chile es el territorio del planeta con más descendientes de palestinos fuera de Israel y el mundo árabe. Se estima que son casi medio millón. La última gran oleada fue la de 2008, cuando aterrizaron 117 refugiados provenientes de la frontera entre Siria e Irak.
Los apellidos de origen palestino conviven con naturalidad en el día a día de los chilenos. Algunos de ellos están asociados a empresas, marcas o grandes fortunas. Incluso existe un equipo de fútbol de la Primera División de Chile que viste con los colores rojo, negro, blanco y verde de la bandera palestina. Su nombre es el de Club Deportivo Palestino. Fue fundado en 1920 por varios jóvenes que habían huido del imperio otomano. Buscaban representar a Palestina en unos Juegos Olímpicos de colonias extranjeras que se celebraban en la ciudad chilena de Osorno. Estuvieron compitiendo en categorías amateurs hasta 1952, cuando recibieron la invitación para participar en la recién formada Segunda División del país. El ascenso del Palestino fue meteórico, hasta el punto de que el mejor jugador de la historia de Chile, Elías Figueroa, se vistió con los colores de la bandera palestina durante el final de la década de los 70. Aquel equipo legendario alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores y se proclamó campeón de Liga en 1978, imponiendo un récord de imbatibilidad de 44 partidos que ningún otro equipo chileno ha superado todavía.
Los goles del Palestino se cantan con la misma o más pasión en Ramallah que en el Municipal de la Cisterna de Santiago. El club es un símbolo para todo el pueblo de Palestina. En enero de 2014, los futbolistas del conjunto chileno saltaron al campo con una indumentaria que presentaba una pequeña novedad que terminaría desembocando en un conflicto internacional. Los números 1 de la camiseta seguían una forma muy peculiar: la del mapa de Palestina antes de la formación del estado de Israel. El Palestino sólo jugó tres partidos con ese diseño. La embajada israelí emitió rápidamente un comunicado en el que declaraba que “la utilización del mapa de Israel en la camiseta del Club Palestino es una provocación sin precedentes y especialmente grave por realizarse en un contexto deportivo”. El club fue sancionado por el Tribunal de Disciplina de la ANFP (Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile) con una pequeña multa económica y la obligación de retirar el diseño del polémico dorsal. El presidente del Palestino aceptó a medias. El equipo ya no llevaría el mapa en la espalda, sino al lado del escudo. La camiseta, con la que no pueden competir a nivel oficial, sobrepasó las fronteras de Chile y se convirtió en una de las más vendidas en países como Alemania, Estados Unidos o Marruecos.
En 2015, en los días previos a un encuentro decisivo para la clasificación del Palestino a la Copa Libertadores, el conjunto chileno recibió el apoyo de un aficionado a la distancia: el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas. “Quiero que sepan que nos identificamos con Palestino como segunda selección nacional para el pueblo palestino. Ustedes han levantado nuestros colores y nos han dado voz en los momentos más difíciles… Ustedes han demostrado que, estemos donde estemos, somos un solo pueblo, ya sea en Jerusalén, en Beit Jala o en Santiago”, decía la carta.
En enero de 2016, el Palestino organizó un histórico encuentro en el Municipal de la Cisterna frente al campeón de la Liga Palestina, el Ahli Al-Khaleel. Se promocionó como el “Partido por la Hermandad”. En septiembre de ese mismo año, el secretario general de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), Saeb Erekat, felicitó al equipo tras su pase a los cuartos de final de la Copa Sudamericana: “Recordad que sois más que un equipo de fútbol, representáis a toda una nación”. El club cerró su 2016 con una gira histórica en territorio palestino entre el 11 y el 20 de diciembre. Jugaron tres encuentros en Hebrón, Ramallah y Nablus contra el Al-Ahli emiratí, el Hebrón All Stars y la selección nacional de Palestina, respectivamente. Además, los jugadores del Palestino visitaron campos de refugiados de la zona.
El 10 de mayo de 2018, Mahmoud Abbas, en el marco de su gira latinoamericana, visitó el Municipal de la Cisterna y se fotografió con la plantilla, cuerpo técnico y directiva del conjunto chileno. Además, fue obsequiado con la famosa camiseta del club con el mapa a la espalda de Palestina antes de la formación del estado de Israel. Tras el reciente triunfo del Palestino en la Copa de Chile, en noviembre del año pasado, Abbas felicitó al club a través de una carta en la que también mostraba su deseo de que regresasen a Palestina una vez más: “Como jugarán la Copa Libertadores el próximo año, instruiré a nuestras embajadas en la región para que los apoyen en lo que necesiten. Palestino, tal como nuestro equipo nacional, representa a todos los palestinos y, por lo tanto, es nuestra responsabilidad ayudar al club tanto como lo necesite. En esta oportunidad extendemos la invitación al equipo para que visite Palestina. Creemos profundamente que Palestino puede entregar un mensaje de esperanza a nuestra gente en la patria ocupada. Los jugadores conocerían el país que representan, y también podrían compartir experiencias con nuestros jóvenes y, finalmente, jugar en Palestina”.
GO PALESTINE! ???? https://t.co/r6XDw5wCIb
— CD Palestino SADP (@CDPalestinoSADP) 6 de enero de 2019
Dos de los cuatro futbolistas chilenos que están disputando la Copa Asia con la selección palestina militaron en el pasado en el Palestino. Son Pablo Tamburrini, que estuvo entre 2012 y 2014, y Jonathan Cantillana, que formó parte de la plantilla durante la temporada 2014-15. También son los únicos que en la actualidad compiten en el campeonato palestino, pues tanto Alexis Norambuena como Yashir Islame Pinto juegan en clubes de la Segunda División chilena.
Yashir Islame Pinto fue una de las grandes promesas futbolísticas de Chile. Tanto que llegó a entrenar junto a Alexis Sánchez o Arturo Vidal en aquella selección dirigida por Marcelo Bielsa. Sin embargo, Pinto nunca pudo corresponder las altísimas expectativas que pesaban sobre él. Su carrera comenzó a dar tumbos que lo llevaron a jugar en países como Alemania, Malasia o Hungría. Fue en el Ujpest de Budapest donde recibió un mensaje que le cambió la vida: la Federación Palestina de Fútbol quería que jugara para el país de su abuelo. La proposición le llenó de orgullo. Después de un viaje de día y medio de Coquimbo a Ramallah, cinco horas de espera en la frontera y un sinfín de documentos burocráticos, Pinto debutó con la tierra de la que le hablaba su abuelo cuando era niño. Su estreno, marcando dos goles en un encuentro de clasificación al Mundial ante Timor Oriental, no pudo salir mejor. “Ves inmediatamente lo difícil que es para la gente palestina. Ves a niños y te preguntas cómo pueden sonreír, pero cuando lo hacen te das cuenta del valor que tiene esta gente”, dijo en una entrevista a la BBC.
Alexis Norambuena, de 34 años, es uno de los pesos pesados de la selección palestina. A pesar de no ser palestino de nacimiento, Norambuena conoce mejor que nadie la importancia que tiene el fútbol para su gente. “El fútbol es un medio para dar alegría a la gente, representarlos en esta Copa, que es importante para el país”, dijo el defensor en la previa a la Copa Asia. El fútbol en Palestina se ha hecho de rogar teniendo en cuenta que el reconocimiento oficial de la FIFA llegó en 1998. Tuvieron que pasar diez años para que la selección jugara un partido oficial como local. Fue en el estadio Faisal Husseini de Al-Ram, un suburbio de Jerusalén. En el palco se encontraban Mahmoud Abbas y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. El resultado de aquella tarde, empate a uno, fue lo de menos. Palestina existía, aunque a muchos no les gustase.
El futuro pinta esperanzador para la selección palestina. Esta es la segunda Copa Asia que disputan en su historia y, tras sólo un partido, ya se puede hablar de un punto de mejoría con respecto a la última vez. De uno sólo, de momento. El punto que cosecharon ante Siria fue el primero que lograron en el torneo más importante del continente asiático. En la edición de 2015, perdieron sus tres partidos de la fase de grupos. A día de hoy, la selección ocupa la posición 99ª (su mejor puesto fue el 85º, que logró en 2014 tras la conquista de la Copa Desafío de la AFC) en el ranking de coeficientes de la FIFA, o lo que es lo mismo, es uno de los cien mejores combinados nacionales del planeta. Esto es algo digno de admirar teniendo en cuenta las condiciones a las que tienen que hacer frente cada día los futbolistas palestinos… que nada tienen que ver con el fútbol.
El defensa que más difícil se lo ha puesto a un futbolista de la selección palestina juega de checkpoint para Israel. Hablamos de un muro casi inexpugnable. Las restricciones israelíes a la libertad de movimiento de los jugadores que pretenden entrar en Palestina son muy estrictas. Principalmente, porque para estos cuerpos de seguridad Palestina no existe, lo que hace muy complicada la comunicación entre una parte y otra. En 2010, en una de esas fronteras, se retuvieron a diez futbolistas palestinos que acudían para jugar un partido con su selección. “Está lleno de checkpoints, lleno de militares con metralleta, tanques, camiones con policías, la cuestión es triste. Hay ciudades abandonadas que parecen zona de guerra. Además de que nunca falta el palestino que le tira un piedrazo a los puntos de control y los soldados israelíes reaccionan disparando balines de goma y tirando lacrimógenas”, dijo Roberto Kettlun, uno de los grandes emblemas del fútbol palestino, a la web aldamir.com. Por cierto, Kettlun, nacido en Santiago, también tuvo pasado en el Palestino.
Yashir Islame Pinto, Pablo Tamburrini, Alexis Norambuena y Jonathan Cantillana son algunos de los futbolistas nacidos en Chile que no han representado a su país de nacimiento, sino al de sus ancestros. No son los únicos, hay más como Roberto Kettlun, Edgardo Abdala, Leonardo Zamora, Patricio Acevedo, Pablo Abdala o Matías Jadue. Son los chilenos de Palestina… y también los palestinos de Chile.