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El ‘soccer’ en Atlanta: el club con un héroe que sí lleva capa

“No todos los héroes llevan capa, pero el nuestro sí. ¡Gracias Tata!”. Apenas dos años y medio después de su sorprendente fichaje por el recién creado Atlanta United, Gerardo el Tata Martino asistió emocionado a una de las mayores muestras de cariño que jamás recibió en su larga trayectoria en los banquillos. La grada de animación del espectacular Mercedes-Benz Stadium acababa de desplegar un gigantesco tifo en el que la figura del entrenador argentino, con su ya habitual jersey colgado por los hombros a modo de capa, se alzaba por encima del resto. El Atlanta United recibía esa noche al New York City de David Villa por un puesto en la final de la Conferencia Este de la MLS. Unos días antes, el Tata Martino había anunciado que no continuaría al frente de la franquicia que llevó a lo más alto.

El viaje del Atlanta United hacia la élite del soccer ha sido tan breve como extraordinario. El Tata Martino sorprendió al mundo del fútbol cuando anunció su fichaje por un club de la MLS en septiembre de 2016. Si ya de por si las comparaciones son odiosas, cuando vienes de entrenar a la selección albiceleste y al Fútbol Club Barcelona lo son todavía más. Para colmo, el entrenador argentino no se iba a dirigir a Steven Gerrard en los Angeles Galaxy o a Kaka en Orlando City. Su nuevo club no tenía estrellas. De hecho, por no tener, no tenía ni futbolistas. A pesar de eso, para cuando el Tata Martino fue presentado en la capital de Georgia, el Atlanta United ya llevaba más de un año en funcionamiento bajo la batuta del director deportivo, Carlos Bocanegra. El que fuera central de clubes europeos de la talla de Fulham, Saint Etienne, Rangers o Racing de Santander asumió en 2015 la dirección deportiva de la nueva franquicia de la MLS. Bocanegra comenzó trabajando en la construcción del fútbol base del equipo.

El Atlanta United no pretende ser un cementerio de viejas glorias europeas seducidas por el estilo de vida americano. Todo lo contrario, su objetivo es convertirse en un trampolín a Europa… y no en la puerta de salida del viejo continente. Precisamente por eso, la academia de la franquicia de Georgia comenzó a jugar partidos un año antes que el primer equipo. Nunca antes había sucedido algo así en la historia de la MLS. Una buena forma de resumir la filosofía del Atlanta United es que, antes de equipo, tuvo cantera. Para competir en las categorías Sub-16 y Sub-18, acordó con el Georgia FC ocupar su lugar en las competiciones a cambio de trabajar codo con codo en los programas de desarrollo de jóvenes, además de cerrar convenios de colaboración con varias escuelas del estado para echar las redes sobre los jugadores más prometedores. También se construyó desde cero una espectacular ciudad deportiva por valor de 60 millones de dólares. Algunos de los canteranos que han pasado por sus instalaciones ya son internacionales con las inferiores de Estados Unidos.

Cuando el Tata Martino recibió la proposición de Bocanegra, se encontró un proyecto sin tejado, pero con suelo. El técnico argentino manejó muchas ofertas, pero ninguna le incluía la posibilidad de confeccionar la primera plantilla de la historia de un equipo. De la mano del Tata y su poder de convocatoria, a la capital de la Coca Cola llegaron varios futbolistas sudamericanos como Tito Villalba, Yamil Asad, González Pires, Carmona, Josef Martínez o, la gran apuesta del club, el joven paraguayo Miguel Almirón, por el que pagaron 8,5 millones de dólares a Lanús. También se apuntaron a la aventura veteranos de guerra como Brad Guzan, con casi una década de experiencia como portero en la Premier League, o Michael Parkusht, el primer capitán en la historia del equipo. Además de seleccionar los nombres, el ex entrenador del Barça tenía la misión de dotar a la plantilla, ya no de un estilo de juego, sino de una identidad colectiva.

El éxito del Atlanta United sería imposible de entender sin la inyección económica de su propietario, Arthur Blank. Con una fortuna valorada en 3,5 billones de dólares, uno de los 400 estadounidenses más ricos del mundo según la revista Forbes, Blank es también propietario de los Atlanta Falcons de la NFL. Al multimillonario empresario le ofrecieron la posibilidad de crear un equipo de fútbol en la ciudad de Atlanta cuando la MLS comenzó a dar sus primeros pasos hace 15 años. Sin embargo, rechazó la oferta por considerarla poco ambiciosa. De nuevo en 2012, la MLS concluyó que Atlanta era un destino ideal para invertir en soccer. La capital de Georgia era el área metropolitana más amplía de los Estados Unidos sin un equipo de fútbol. Además, la ciudad estaba huérfana de deportes desde que, un año antes, el club de hockey sobre hielo, los Thrashers, se hubiese mudado a Canadá para reconvertirse en los Winnipeg Jets. A Blank se le volvió a presentar una vieja oportunidad de mercado. Esta vez, las condiciones eran diferentes. Su respuesta también lo fue.

Blank siempre ha reconocido que la visión que ha aplicado a sus dos equipos es la misma que al resto de sus negocios. El multimillonario estadounidense tenía claro que, de invertir en un equipo de fútbol, lo haría a lo grande. Tan grande como el estadio de más de 70.000 asientos que ordenó construir para que Falcons y United disputarán sus partidos. Su diseño no deja indiferente a nadie. El espectacular Mercedes-Benz Stadium está inspirado en el Oculus del Panteón de Agripa en Roma. El techo descapotable del campo está compuesto por ocho pétalos que, a la hora de desplegarse, simulan el movimiento de apertura del diafragma de una cámara de fotos. Estos pétalos están recubiertos por tejidos translucidos que permiten la entrada de luz natural aun cuando el estadio está cerrado. Aunque la joya de la corona es la pantalla de 360° que recorre cinco pisos de altura. Por no hablar de los restaurantes, las salas vip y el resto de comodidades disponibles… El precio final de la construcción ascendió a un billón y medio de dólares.

El Mercedes-Benz Stadium es una de las grandes obras maestras arquitectónicas de la última década y una visita obligada para todas las personas, con mayor o menor interés en el deporte, que en algún momento de su vida cruzan sus caminos con la ciudad de Atlanta. Traducido al idioma de los pobres: aparte de partidos de MLS y NFL, es también una atracción turística más para hacer caja. El día en el que eso dejé de suceder, probablemente el Mercedes-Benz Stadium corra la misma suerte que el viejo estadio Georgia Dome, demolido el año pasado por su escasa taquilla. El Dome, construido especialmente para los Juegos Olímpicos de Atlanta 96′, costó 200 millones de dólares y fue durante 25 años la casa de los Falcons. El Mercedes-Benz Stadium se ha consolidado como el escenario ideal para la celebración de eventos de magnitud mundial. Por lo pronto, acogerá la próxima final de la Super Bowl, competición que, por cierto, nunca ha ganado el equipo de la ciudad.

Encontrar una afición que apoyara al nuevo club nunca fue un problema. En 2011, Matt Stigall, un diseñador gráfico de Atlanta, creó una campaña llamada ATLwantsMLS a la que, desde muy pronto, se fueron adhiriendo más y más personas. El tiempo le terminó dando la razón a Stigall, que seguro que es uno más dentro de la inmensa grada de animación que todos los fines de semana convierte el ambiente del Mercedes-Benz Stadium en uno de los más apasionados y coloridos de la MLS. Los integrantes de este grupo son un ejemplo que hoy más que nunca debería ensalzarse frente a los violentos, pues realizan obras benéficas y en su código de conducta establecen la expulsión inmediata de cualquier hincha que acuda borracho a los partidos o insulte, ya sea en el campo o en las redes sociales, a los futbolistas o aficionados del equipo contrario. Cuando Josef Martínez solicitó lucir el dorsal número 17, se encontró con que el Atlanta United lo había retirado en homenaje a sus aficionados. El 2017 fue el año en el que el club disputó su primer partido oficial de la historia.

El 5 de marzo de 2017 es una fecha escrita con letras doradas en la breve historia del Atlanta United. La franquicia de Georgia hacía acto de presencia en la MLS recibiendo en casa al New York Red Bulls. El equipo debutante congregó a más de 55.000 personas en su estreno en el estadio universitario Georgia Tech (el Mercedes-Benz Stadium todavía estaba en fase de construcción). Fue el récord de mayor asistencia de toda la temporada. Sin embargo, los del Tata Martino perdieron por 1-2. El argentino Yamil Asad puede presumir de haber sido el primer futbolista en marcar un gol con la camiseta del Atlanta United. La primera victoria del club llegó a la semana siguiente. Fue por goleada 1-6 al Minnesota United, con hat trick de Josef Martínez. El debut en el Mercedes-Benz Stadium no se produjo hasta el 10 de septiembre. A la cita acudieron más de 45.000 aficionados. El Atlanta United se impuso cómodamente al Dallas FC por 3-0. El autor del primer tanto fue González Pirez. Esa temporada, la franquicia de Georgia alcanzó unos históricos playoffs, pero fue eliminada en penaltis ante Columbus Crew.

El Tata Martino y la dirección deportiva no se conformaron con quedarse en casa saboreando las mieles del éxito. Querían más. Lo hecho anteriormente no era suficiente. El fichaje más caro de la historia de la MLS no fue el de Ibrahimovic por los Los Angeles Galaxy, Villa por el New York City o Kaka por el Orlando City, sino el de Ezequiel Barco por el Atlanta United. La franquicia de Georgia no escatimó en gastos y cerró por 15 millones de dólares la contratación del mediapunta argentino de Independiente. El movimiento fue un golpe encima de la mesa. A pesar de eso, el equipo comenzó de forma renqueante, aunque esto no es cómo se empieza, sino como se termina… y los del Tata Martino lo hicieron por todo lo alto. Después del espectacular homenaje que el técnico argentino recibió en los segundos previos al choque frente al New York City por un puesto en la final de la Conferencia Este, la pelota echó a rodar y el Atlanta United volvió a demostrar la pasmosa superioridad que desde hace dos años mantiene sobre el resto.

El equipo del Tata Martino eliminó al New York City y accedió a la gran final. El rival era también neoyorkino, el NY Red Bull, y el resultado volvió a ser el mismo. El Atlanta United se proclamó campeón de la Conferencia Este tras derrotar a la franquicia de las bebidas energéticas por un 3-1 a favor en el global de los dos partidos. Fue el primer trofeo en la historia del club. Y aún faltaba lo mejor. La final de la MLS Cup de este año se celebraba en el Mercedes-Benz Stadium y el Atlanta United tenía la oportunidad de celebrar en casa el título más importante del soccer. No la desaprovechó. El rival era el Portland Timbers, que venía de ganar la conferencia oeste. El conjunto proveniente de Oregon fue derrotado por 2-0 gracias a los goles de Josef Martínez y Franco Escobar. Esa noche, el estadio del Atlanta United congregó a 73.000 personas en el que es a día de hoy el récord de asistencia más alto en la historia de la MLS. Una noticia que no sorprendió a los aficionados a la MLS porque los seis partidos que lideran este ranking tienen un campo en común: el Mercedes-Benz Stadium.

 

 

El Tata Martino, que unos días antes había anunciado su marcha, se despidió de la capital de Georgia coronando campeón a un equipo con poco más de dos años de vida en la élite. Esta hazaña sólo es superada por la del Chicago Fire de Bob Bradley, actual entrenador de Carlos Vela en Los Angeles FC (un club que ha debutado esta temporada), que ganó la MLS Cup en el mismo año de su debut. Hace dos años, los principales nombres de este equipo campeón que hoy retumban con tanta fuerza en Europa, recibieron la llamada del Tata Martino. El argentino les invitaba a algo que entonces sonaba extraño: ir a la MLS a progresar y no a disfrutar de las playas de Los Angeles o los musicales de New York.

Miguel Almirón, la estrella de este Atlanta United, venía de destacar en el fútbol argentino y tenía propuestas para marcharse ya a Europa. Sin embargo, el enganche paraguayo no se precipitó y escuchó la proposición del Tata. Como el que ha sido su entrenador durante dos años, Almirón abandonará la franquicia de Georgia próximamente. Su destino será un club europeo, presumiblemente de la Premier League (se habla de Arsenal y, sobre todo, Newcastle). El sustituto de Almirón será, a falta de confirmación oficial, el Pity Martínez. El flamante campeón de la Copa Libertadores con River Plate ha preferido marcharse a la MLS antes que al fútbol europeo. El encargado de sustituir al Tata, que al parecer asumirá el timón de la selección mexicana, sigue siendo una incognita. Se habla de que desde la dirección deportiva desean darle continuidad a la vía argentina. Uno de los nombres que más está sonando estos días es el de Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca Juniors y cara amarga de la final de la Libertadores del Bernabéu.

Otro ejemplo, quizá el más paradigmático de lo que es ir a mejorar como jugador a los Estados Unidos, es el de Josef Martínez. El delantero venezolano estaba medio olvidado en el Torino, donde cumplía su tercera año de contrato sin apenas minutos. Anteriormente, había pasado tres años, en tres clubes diferentes, en la Liga suiza. Martínez, a diferencia de Almirón, estaba más cerca de la condición de juguete roto que de la de promesa. Hasta que una llamada del Tata lo cambió todo. En dos temporadas en la MLS, ha anotado 61 goles en 55 encuentros. Por cierto, habrá una tercera. El entrenador argentino del Atlanta United le ha cambiado la vida a otros muchos jugadores. Los veteranos del soccer Michael Parhurst y Jeff Larentowicz son una buena muestra de ello. Ambos futbolistas venían de perder tres finales consecutivas de la MLS Cup con New England Revolution. Parhurst, incluso, había perdido anteriormente una cuarta con Columbus Crew.

Hasta cinco jugadores del Atlanta United, Josef Martínez, Miguel Almirón, Ezequiel Barco, Brad Guzan y Michael Parhurst, fueron seleccionaos en el equipo de las estrellas de la MLS que se enfrentó este verano a la Juventus de Turín. El entrenador era el Tata Martino. El banquillo en el que se sentó fue el del Mercedes-Benz Stadium. Quién nos iba a decir que habría un día en el que hablar de la MLS sería hacerlo de un proyecto joven, fresco y ambicioso… y no del retiro entre palmeras de la última estrella europea venida a menos.

El proyecto del Atlanta United aspira a limpiar el nombre de la ciudad de Atlanta. En Georgia, como en la mayoría de estados del sudeste de los Estados Unidos, la recesión económica golpea especialmente fuerte. De primeras, la fundación de Arthur Blank donó 20 millones de dólares a los barrios más pobres de la ciudad. El objetivo a largo plazo del club es convertirse en algo que trascienda del propio fútbol y sea representativo de todos sus vecinos. De ahí el apellido United. Unidad, determinación, comunidad, excelencia e innovación. Esos son los cinco pilares sobre los que sostiene el equipo. Cada pilar tiene representación en una franja del escudo del club. En el interior del mismo, tal vez debería plantearse en referéndum sustituir la A de Atlanta por la G de Gerardo, la T de Tata o la M de Martino. A fin de cuentas, él ha sido el héroe con capa capaz de romper la maldición deportiva que pesaba sobre la capital de Georgia. La última vez que los vecinos de Atlanta vieron a un equipo de su ciudad levantar un título fue cuando los Braves ganaron la Serie Mundial de béisbol… de 1995.

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