Tras muchos minutos de aburrido control, Leo Messi marca su decimoquinto gol en Liga para cerrar el partido y el año futbolístico en Can Barça. El alfa y el omega, que dirían los clásicos, pues ya marcó el primero del año y ahora marca el último, en el día que, de manera oficiosa, se inaugura la Navidad en España. Cabe en ese momento hacerse una pregunta existencial: ¿qué tienen en común Leo Messi, Ernesto Valverde y el sorteo de la Lotería de Navidad?
FINAL #BarçaCelta 2-0
¡El Barça se impone en casa y finalizará el 2018 en lo más alto de #LaLigaSantander! ? pic.twitter.com/HVVBtNtNPA
— LaLiga (@LaLiga) 22 de diciembre de 2018
Pero todas ellas son preguntas sin respuesta y a las que, a buen seguro, Don Honesto tampoco encontrará solución. Sin embargo, para la primera le ofrezco no una sino hasta tres respuestas. Primera: con una(s) bola(s) de por medio, tanto Messi como el sorteo de Navidad son capaces de ilusionar año tras año a millones de personas. Eso sí, si la ilusión en el sorteo nos dura apenas media hora, en Valverde nos dura lo mismo o incluso menos. Segunda: si se analiza matemáticamente, la probabilidad de que te toque el Gordo es tan baja como la de que a tu equipo le aparezca un Messi gratuito en su propia cantera. Aún más remotas son las posibilidades de que con ideas futbolísticas tan retrógradas puedas tener al mejor futbolista de la historia a tu disposición. Y tercera, rizando el rizo de los paralelismos, todos tienen un curioso vínculo con Italia: si de Recanati salió originalmente la familia y el apellido Messi, de Génova importó el Marqués de Esquilache la idea de instaurar una lotería en España al estilo de las que funcionaban en Italia y en Roma se acabó todo el crédito que (alguna vez) tuvo el técnico azulgrana. Pero tan cerca de Navidad, seamos generosos con Don Honesto: tal vez su Barcelona no aporte mucho futbolísticamente, pero al menos nos ayuda a recuperar la memoria histórica de personajes tan singulares como Leopoldo de Gregorio y su famoso motín.