La final four que coronará al primer campeón de la historia de la Nations League reunirá a Holanda, Suiza, Portugal e Inglaterra. Estos cuatro conjuntos fueron los líderes de los cuatro grupos de la Liga A, requisito fundamental para poder luchar por el título. Las ciudades portuguesas de Guimaräes y Oporto acogerán la final four del próximo mes de junio: los días 5 y 6 se jugarán las semifinales y el domingo 9 la gran final, así como el partido por el tercer y cuarto puesto. La Liga de mayor nivel de todas no decepcionó y, en su última jornada, dejó resultados realmente sorprendentes.
En el grupo 1, la Francia campeona del mundo quedó apeada a las primeras de cambio junto a la Selección alemana. Contra todo pronóstico, fue la renovada Holanda de Koeman la que terminó primera de grupo. Al combinado orange, después de su victoria ante los franceses en Rotterdam, le bastaba un punto en suelo teutón para poder clasificarse. Sin embargo, a falta de cinco minutos, perdían por 2-0. El agónico gol del empate de Van Dijk vino precedido de una novedosa estrategia nunca antes vista en el fútbol: situar al central más alto de delantero centro. La otra noticia de este grupo fue el descenso a la Liga B de Alemania, algo que se hace muy extraño de leer, pero que hace justicia al rendimiento deportivo que en el 2018 han exhibido los de Joaquim Low.
En el grupo 2, asistimos a uno de los grandes bombazos de esta Nations League. Hasta la última jornada todo transcurrió con normalidad. La Bélgica de Roberto Martínez, tercera en el Mundial de Rusia, ganó sus tres partidos y se plantó a su última cita ante Suiza con los deberes prácticamente finiquitados. A los suizos, que jugaban en casa, sólo les valía vencer por dos goles de diferencia. Para colmo, a los 17 minutos de juego, Bélgica les iba ganando 0-2. Una de las mejores cosas del fútbol, salvo que seas del equipo que la sufre, son las remontadas imposibles. Los helvéticos necesitaban cuatro goles y terminaron marcando cinco en un partido que pasará a la historia como la primera gran remontada de la Nations League. Islandia también estableció un récord, aunque este fue negativo: los vikingos son la primera selección que desciende a la Liga B sin haber logrado sumar ni un sólo punto.
En el grupo 3, Portugal volvió a confirmar que, ya sea con o sin Cristiano, hay pocas selecciones en el mundo que compitan mejor que ellos. Los lusos jugarán la final four en casa y, aparentemente, lo harán con la vuelta a los ruedos de su gran estrella. Fernando Santos ha construido un bloque, cada vez más atrevido y menos conservador, que se ha permitido el lujo de no echar de menos a Cristiano durante sus partidos de la Nations League. Lo que tiene mucho mérito. Aunque no lograran la clasificación, en este grupo también asistimos al renacimiento de Italia, que, tras el fiasco mundialista, volvió a dar muestras de vida con la presencia, entre otros, de Jorginho y Verrati en su sala de máquinas… a ver si eso de poner a los buenos futbolistas funciona. La selección de Polonia no dio lugar a la sorpresa y descendió a la Liga B. Eso sí, rascando dos meritorios empates contra Italia y Portugal fuera de casa.
Y en el grupo 4, lo más destacable, al menos desde el punto de vista español, fue ese último partido entre Inglaterra y Croacia, en el que se dio la peculiaridad de que todos los españoles animamos a los croatas cuando atacaban los ingleses y a los ingleses cuando atacaban los croatas. Después del tanto de Kramaric, celebramos un gol de Lingard y, en cuestión de minutos, maldecimos otro de Kane. A fin de cuentas, sólo nos valía el empate después de las derrotas ante Inglaterra, en Sevilla, y Croacia, en Zagreb. Tras un baile de combinaciones en el que los tres países fueron saltando de posición en posición, la cosa terminó así: Inglaterra luchará por el título en la final four, España se mantendrá en su sitio y Croacia jugará en la Liga B. Seguro que a Sergio Ramos le sabe mal por Modric… y un poquito menos por Lovren.
En resumen, Alemania, Islandia, Polonia y Croacia son los cuatro países que descienden a la Liga B. Su lugar en la Liga A lo ocupan las selecciones de Ucrania, Suecia, que derrotó a Rusia 2-0 y le quitó el ascenso sobre la bocina, Bosnia y Herzegovina y Dinamarca, que dejó fuera a la Gales de Bale.
A la Liga C descienden Eslovaquia, Turquía, Irlanda del Norte e Irlanda. Estas cuatro plazas en la Liga B estarán cubiertas por las selecciones de Escocia, que se impuso 3-2 a Israel en un duelo a vida o muerte, Finlandia, Noruega y Serbia.
Tienen el discutible honor de descender a la Liga D, la más baja de todas, estos cuatro países: Albania, Estonia, Eslovenia y Lituania. Por su parte, los cuatro primeros ascendidos a la Liga C de la historia de la Nations League son: Georgia, Bielorrusia, Kosovo, que selló su pase goleando 4-0 a Azerbaiyán en una noche que pasará a la historia deportiva de este pequeño y convulso país; y Macedonia.
Hay que recordar que las cuatro últimas selecciones de los cuatro últimos grupos de la Liga D no descienden porque no existe una categoría aún más baja que en la que compiten. Estos equipos son Andorra, San Marino, Malta y Liechtenstein.
Las comparaciones son odiosas, pero, a veces, también son necesarias. El mismo día en el que España se enfrentó a Bosnia y Herzegovina en una noche soporífera para todos menos para Brais Méndez, Suiza le endosó una manita a la tercera mejor selección del Mundial de Rusia y Holanda dejó fuera de un título a la campeona del mundo con un gol in extremis ante Alemania. Es la diferencia entre poner una copa en juego, por muy confusa que esta sea, donde antes no había nada. Se podrán discutir muchas cosas de la Nations League, pero no que no haya despertado el gen competitivo de los futbolistas. Este novedoso y complejo torneo llamado a sustituir el aburrimiento de los tradicionales parones internacionales ha ido creciendo en interés partido tras partido hasta el punto de engancharnos a todos frente al televisor. Tampoco hay que ser un refinado analista del juego para darse cuenta de que entre los partidos de la Nations League y los amistosos no ha habido color.