Boca Juniors vs River. River Plate vs Boca Juniors. La final de la Copa Libertadores se convirtió en la gran megafinalísima de los superclásicos. Y es que nunca hay demasiadas hipérboles cuando nos referimos a algún asunto argentino. El aficionado español trató de dimensionar futbolísticamente este evento comparándolo con lo que sería una final de la Champions League entre el Barcelona y el Real Madrid, tal vez para poder tomar partido por uno de los contendientes. Así, apareció la pregunta ¿con quién voy? ¿Quién sería quién si los comparáramos con los grandes al otro lado del charco? En esta búsqueda del equivalente en el fútbol español, el hecho de compartir iniciales nos trae rápidamente a la cabeza a Di Stéfano luciendo las casacas de River Plate y del Real Madrid o a Maradona haciendo lo propio con la de Boca y la del Barça. Esto puede despistar al aficionado y hacerlo optar por el paralelismo fácil, aunque olvidando muchos otros puntos de vista.

Pero, antes de empezar este ejercicio de malabarismo futbolístico, convendría hacer algunas aclaraciones fundamentales. Primero, que al referirse a un equipo argentino debemos renunciar al artículo determinado, es decir, nada de “el Boca Juniors“ o “el River Plate“, sino “Boca” o “River”. Y segundo, que en una charla de bar será más probable que escuchemos hablar de “bosteros” y “gallinas”, ya que nos habla implícitamente de algo muy argentino.

Pese a ser conocidos como “xeneizes” (genoveses, en dialecto), por la gran cantidad de inmigrantes con dicho origen que había originalmente en el barrio de la Boca (ojo, el barrio sí es referido como “La Boca”, pero el equipo es tan sólo “Boca”), un aficionado de Boca apreciará con igual satisfacción que se refieran a él con el escatológico apodo de “bostero”, ya que la bosta es el término argentino (y gallego) para denominar un excremento de ganado vacuno o similar. Dado que su presencia era muy habitual en los primeros tiempos de inmigrantes en el barrio portuario porteño por excelencia, surgió un cántico de los hinchas de River tras una época de continuas inundaciones: “La Boca, la Boca se inundó y a todos los bosteros la mierda los tapó”. En Argentina, el insulto o menosprecio entre personas es algo habitual y aceptado, hasta tal punto de que si uno recibe un apodo debido a algún defecto o característica despectiva (pulga, rengo, carachata, burrito, lechuga), el receptor del apodo lo asume y lo hace propio. El fútbol, nunca ajeno a las características de la sociedad en la que vive, no se queda atrás así que no es nada extraño que los aficionados de Boca adoptasen dicho insulto como “nombre de guerra”.

Por su parte, los hinchas de River son conocidos como los “Millonarios”, apodo que empezó en los años 30 cuando en plena bonanza económica fichaban todo lo fichable. Algunos hablan de la “Banda Sangre” por la camiseta con franja roja al estilo del Rayo Vallecano o de la selección peruana. Pero estos hinchas no pueden ser menos que el resto de Argentina y también toman de un insulto de los rivales su apodo. La intrahistoria del mismo se remonta a 1966 cuando tras 18 años sin levantar un título, River Plate se planta en la final de la Copa Libertadores contra Peñarol. Tras adelantarse por 2-0, ve cómo en apenas cinco minutos los uruguayos empatan y en la prórroga se llevan la copa al otro lado del río de La Plata. Al regresar a Argentina, en su primer partido como visitante, desde la tribuna local se lanza una gallina con una banda roja pintada. Lo que en principio es un insulto, los propios aficionados de River lo adoptan como su símbolo: “gallinas”.

Hechas las presentaciones, busquemos los paralelismos “hispanos” de estos equipos.


Boca Juniors / Real Madrid


Dice la leyenda que la mitad más uno de los argentinos son seguidores de Boca. Es, por tanto, el equipo con más aficionados en el país y este mismo hecho también le convierte en el más odiado, con especial virulencia entre las hinchadas del resto de equipos grandes. Un primer paso para emparentarlo con el Real Madrid.

Otra característica que emparenta a “merengues” y “bosteros” son sus famosas remontadas de última hora, con goles milagrosos, especialmente en partidos internacionales que por su juego no hubieran merecido ganar. En ocasiones, su historia y su palmarés pesan tanto que no necesitan jugar bien ni tener un gran equipo para ganar títulos. Sus aficionados son optimistas por naturaleza e, independientemente de su puesto en la clasificación o del buen momento de juego del rival de turno, siempre están convencidos de la victoria o de la remontada. Hacer una horrenda primera fase en la competición internacional lo convierte, paradójicamente, en más favorito si cabe. Sin ir más lejos, en esta edición de la Copa Libertadores, Boca llegó al último partido de la fase de grupos sin depender de sí mismo. Palmeiras, que no se jugaba nada, derrotó a Junior de Barranquilla permitiendo el pase de Boca a octavos de final: los argentinos le devolvieron el favor eliminando a los brasileños en semifinales. Algún aficionado del Real Madrid se sentirá identificado con aquella Champions del año 2000 donde el Bayern de Munich le ganó tres partidos en la competición, pero quien se llevó el trofeo fue un equipo con más jornaleros de la gloria que cracks. Pregunten a Iván Campo y Karanka.

Boca es el equipo con más títulos internacionales en el Continente, algo que le vuelve a asemejar con el equipo blanco. Destacan las seis Libertadores pero como buenos “porteños” presumen de un palmarés internacional con hasta 22 títulos que incluyen absolutamente todo: desde la Copa de Confraternidad Escobar-Gerona hasta la Copa de Honor Cusenier, pasando por las no menos reputadas Copa de Competencia Chevallier Boutell o la Copa Master de Supercopa. Negar a estas alturas la habilidad argentina para el uso de las palabras y el autobombo es redundante. Pero cuidado: todos esos títulos son oficiales.

Un último detalle que comparten madridistas y xeneizes se refiere a sus estadios, ambos dedicados a presidentes míticos de la institución. De Santiago Bernabeú a Alberto José Armando. La tendencia argenta hacia el apodo ha hecho que casi nadie fuera de Argentina reconozca dicho lugar si no se lo menciona como “La Bombonera”, llamada así porque Viktor Sulcic, arquitecto del estadio, solía llevar una caja de bombones de gran parecido a su diseño. Y más allá de sus nombres oficiales, el “miedo escénico” del Bernabéu le puede hablar de tú a tú “al latido de la Bombonera”, una vibración no metafórica sino real que mueve los cimientos del estadio cuando todos sus aficionados saltan. La locura bostera es de tal calibre que, cuando Argentina presentó por votación popular posibles candidatos a ser escogidos entre las nuevas Siete Maravillas del Mundo, la Bombonera se coló en la lista final.


River Plate / Barça


Si se acepta el primer binomio Boca Juniors-Real Madrid, parece no quedar más remedio que asociar a River Plate con el Barça. Pero esto no es algo caprichoso, sino que ambos clubes están más cercanos de lo que parece a simple vista. Por ejemplo, River es el equipo de “Núñez”, barrio de Buenos Aires donde está situado su estadio. Del Barça se dijo lo mismo durante 20 años, etapa en la que Jose Luis Núñez fichaba todo lo fichable, acaso rememorando algún presidente “millonario”.

Por otro lado, si bien el número de títulos nacionales es deslumbrante en ambos casos, su palmarés continental es inferior al de Boca/Real Madrid. Una de las razones es que ambos equipos necesitan jugar especialmente bien para proclamarse mejor equipo del continente. Si sus trayectorias en el campeonato local no son buenas, difícilmente ganarán algo a nivel internacional. Las Copas Libertadores de River en 1986 y 1996 fueron acompañadas del doblete con el campeonato local, al igual que el Barcelona tiene por “castigo divino” hacer un doblete o triplete para poder ser campeón de Europa. No es extraño que esos títulos internacionales suelan asociarse a equipos míticos como el Dream Team del 92, River de Francescoli en el 96 o el Barça de Guardiola/Messi en 2009.

Ambos clubes sufrieron una extraña maldición por la que, pese a ser ya grandes equipos en su país, tardaron casi 40 años en proclamarse por primera vez campeones continentales. Una maldición que les hizo perder con anterioridad dos finales, con altas dosis de mala fortuna. A la final de River contra Peñarol que dio origen a su apodo o la derrota en el partido de desempate contra Cruzeiro en 1976, el Barcelona puede contraponer la final de los postes de Berna o la cruel derrota en Sevilla frente al Steaua. Eso explica, en cierto modo, que sus aficionados, especialmente los más veteranos (y anteriores a la era Messi en el caso culé), son pesimistas por naturaleza. Ni con 10 puntos de ventaja darían una liga por ganada, especialmente si es Boca (o el Madrid) el perseguidor.

Y por último, sus estadios comparten un puesto de honor con un dato incuestionable: son los más grandes del país. Los más de 100.000 espectadores que puede alojar el Camp Nou, equivalen a los cerca de 80.000 del Américo Vespucio Liberti, nombre oficial del estadio de River Plate. Referido como “Monumental”, la querencia argenta por el apodo, llega hasta extender el pseudónimo de sus aficionados a ese lugar, también conocido como “El Gallinero“.

5 COMENTARIOS

  1. Estoy de acuerdo en muchas cosas, aunque a la inversa se podría hacer también, y saldrían las mismas cosas en común, sin embargo, yo soy hincha del barcelona, y voy a muerte con boca, y no es más, que porque viví la final intercontinental como si fuese el Barcelona quien la jugará, eran tiempos muy duros en Barcelona, y un Madrid ultra ganador, pero ahí estaban los riquelme Palermo y compañía, para darnos alegrías, luego mi club desaprovechó al fenómeno román… Pero por eso… Siempre boca

    • Amigo eres Madridista y del Boca, solo así se puede justificar tu articulo. Te gustaría que la historia que cuentas la sintiéramos todos, pero no es así. Yo soy madridista y como una gran parte del madridismo voy con el River. En mi caso el River Juega en casa. Voy a animarles hasta quedarme sin voz. Ya he encargado mi camiseta para mi bautismo en un partido oficial !y que partido! y de ahí amigo a la muerte con el River. Un dicho muy de madrid es el de «de Madrid al cielo». Seguro que “La Saeta Rubia” toca la copa, esta esperando el titulo.
      Y lo entenderas facilmente Di Estéfano gano para el Madrid mas títulos internacionales de los que tiene en la actualidad el Barcelona. Le dejo la única copa en propiedad Europea al ganar 5 títulos seguidos. Por aquí ha pasado Javier Saviola, el Pipita, Esnaider, Fernando Gago, , Zarate, Rogelio Dominguez, Anzarda, Oscar Mas, Wolf, Cambiasso y el actual entrenador del Madrid. Solari. Te he pintado un equipo que tiene mas copas que el Boca y el Barca juntos. Así que, el Domingo 9 El Bernabeu tiene el honor de recibir a su mitad de historia , «a callar Bocas» River.

  2. En realidad como Madridista, me es más fácil asociarme a River. Si hacemos un repaso de la cantidad de jugadores argentinos de ambos clubes que han militado en el Real Madrid, supera por mucho la cantidad de jugadores de River Plate (Higuain, DiStefano, Rogelio Dominguez, Oscar Mas, Quique Wolff, Esnaider, Zarate, Solari, Cambiasso), Por otro lado pesa mucho la figura del hasta hace pocos años Presidente de Honor don Alfredo DiStefano qepd, gran figura historica de River Plate e ídolo indiscutible del Madridismo. Tus argumentos no me parecen solidos, especialmente si entendemos que en el futbol manda la pasión más que la estadística. Y estoy de acuerdo con David, el Barsa en general tiene mejor relación con Boca.

  3. El único error es que Boca lleva las mismas copas internacionales oficiales que Independiente y son 18, no 22, sin embargo el término «Rey de Copas» se lo adjudican a Independiente por haber ganado 7 Libertadores, lo que le convierte en el más ganador

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