En el mundo del deporte el dorsal de un jugador se convierte en una marca. Desde niños elegimos un dorsal para vestir en la camiseta del equipo de nuestro barrio. Ese dígito en la mayoría de las ocasiones lo seleccionamos en función de nuestro ídolo deportivo. En el baloncesto, sobre todo en la NBA, hay muchos dorsales que nada más verlos te conducen a recuerdos de jugadas y canastas imposibles. El 24 de Kobe Bryant, el 32 de Magic Johnson o el 33 de Kareem Abdul-Jabbar y Larry Bird.
Por encima de todos los dorsales posibles para escoger en una franquicia, uno resalta por encima de todos. El número 23 es el que escogió Michael Jordan para reinar durante la década de los 90 y consagrarse, para muchos, como el mejor jugador de la historia de este deporte. Un joven LeBron James aterrizó en la NBA en 2003. Aquel jugador que sentía especial admiración por la estrella de los Bulls, escogió su dorsal desde que debutó con los Fighting Irish del St. Vincent-St. Mary High School y la tradición continuó en su carrera en la NBA (menos en Miami Heat, franquicia en la que llevó el 6).
Este verano, varias franquicias reservaron el famoso número 23 esperando con la ilusión de que LeBron James recayese en sus filas debido a su salida a la agencia libre. Uno de los equipos que reservó este dorsal y, que no consiguió convencer al crack de Akron, fueron los Philadelphia 76ers. La semana pasada, la franquicia de Filadelfia logró estampar el dorsal 23 en su camiseta con el apellido de otra estrella: Jimmy Butler.
Team acquires four-time All-Star Jimmy Butler from Minnesota.
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— Philadelphia 76ers (@sixers) November 12, 2018
Como la vida del offensive tackle de Carolina Panthers, Michel Oher, llevada al cine por John Lee Hancock bajo el título de The Blind Side, el camino del escolta de los 76ers fue muy similar al de Oher. El exjugador Panthers y el exjugador de Wolves tuvieron que pasar muchas noches en diferentes casas de amigos y conocidos de sus barrios (Oher en Memphis y Butler en Houston) para poder dormir bajo un techo.
Con apenas 13 años, Jimmy Butler se quedó sin hogar y sin dinero después de que su madre le dijese: “I don´t like the look of you, You gotta go” («No me gusta tu aspecto, tienes que irte). Al igual que Michael Oher tuvo la fortuna de encontrarse con Leigh Anne Roberts Touhy (su madre adoptiva), Butler tuvo la misma suerte de que un joven de su distrito le retase a un uno contra uno desde la línea de 3. Aquel joven se llamaba Jordan Leslie, actualmente en el equipo de práctica de los Denver Broncos. Desde aquel día, ambos se hicieron íntimos amigos, hasta el punto de pasar la gran mayoría de noches en la casa de Michelle Lambert (madre de Jordan Leslie), que posteriormente terminaría convirtiéndose en la madre que nunca tuvo.
Durante muchos meses, Michelle Lambert intentó convencer a Butler para que viviese con su familia, que estaba compuesta por su hijo (Jordan Leslie) y tres retoños más de su nuevo marido. Cuando consiguió convencerle, su nuevo padre le estableció una norma fundamental para vivir bajo aquel techo. Le reconoció que sus tres hijos le admiraban y que lo único que le pedía para vivir con su familia es que fuera un ejemplo para ellos. Butler no le falló y sus resultados académicos como deportivos fueron los esperados, pero ninguna universidad de la Division I le ofreció una beca.
Entonces, Butler acudió a Tyler Junior College, una escuela de estudios postsecundarios no universitarios. Tras terminar su primera temporada, Butler registró grandes números: 18,1 puntos, 7,7 rebotes y 3,1 asistencias por partido. Su gran año despertó el interés de varias universidades de la Division I. Cuando tuvo que elegir, Michelle Lambert le insistió para que aceptase la beca deportiva de Marquette, ya que su programa estudiantil era el mejor de todas las posibilidades.
Cuando la vida del joven escolta parecía que empezaba a ser más sencilla, todo se torció. En Marquette se encontró con Buzz Williams, el que sería su entrenador durante toda su carrera universitaria. Williams desde el primer momento fue muy duro con Butler. En muchos partidos durante sus inicios en Marquette le dejó participar en muy pocos minutos. Fue una de las peores etapas del jugador, una etapa en la que él mismo reconoció que llamó a Lambert llorando para abandonar la universidad.
Pero Butler fue fuerte, siguió los consejos de su madre adoptiva y le dio la vuelta a la situación. Buzz Williams reconoció con el paso de los años que fue muy exigente con Butler porque desde un primer momento vio todo su potencial. Según él: “Todo aquello él lo tuvo que soportar. Pero, lo más importante de todo, le hizo mejorar. Nunca había sido tan duro con un jugador”. Su trabajo y ansia por conseguir su sueño le llevó a la titularidad en su segunda temporada. A partir de aquí, Butler desató todo su baloncesto y pronto empezaron a llegar los primeros ojeadores de la NBA al pabellón de Marquette.
Su mejor noche fue su último partido universitario. Su madre adoptiva recuerda que fue un día muy especial: “Me pasé llorando todo el partido. Siempre dudaban de él, pero consiguió demostrar que se equivocaban. Su entrenador y director del colegio dijeron que nunca haría nada. Y ahí estaba, con todo el público vitoreándole”. Aquel día terminaba su etapa universitaria, pero empezaba una mejor: su carrera como jugador profesional.
La noche del draft, Michelle Lambert reconoció que estaba asustada: “Mi bebé se iba para enfrentarse a un mundo horrible. Él siempre habla de lo que hicimos, pero fue más grande lo que hizo por nosotros. Jimmy cambió nuestras vidas”. Butler dijo que todo lo que había conseguido era gracias a su familia. Sobre todo por Lambert: “Ella es mi madre, la llamo todos los días”. A pesar de sus buenos informes en lo profesional y en las entrevistas personales, ninguna franquicia se atrevió a apostar pronto por el jugador tejano. Fueron los Chicago Bulls los que le dieron la oportunidad seleccionándolo en el puesto número 30.
La apuesta de la franquicia chicagüense a nivel de resultados fue inmejorable. La franquicia que vio nacer a Jordan llegó a los playoffs en todas menos una de las campañas que Butler lideró al equipo, seis en total. Cuando salió a la agencia libre, Butler apostó por Wolves, pero ni dentro del vestuario (donde tuvo problemas con varios compañeros), ni con el público (llegó a pedir a sus aficionados que le abuchearan para jugar mejor) encontró comodidad. Por este motivo, el jugador expresó su deseo de marcharse. Tras meses de rumores con su salida a diferentes equipos, fueron los 76ers los que apostaron por el tejano.
Ahora Butler vuelve a ser feliz. Tras su primer partido habló de la comodidad que siente al jugar con sus nuevos compañeros. Y los 76ers han logrado ocupar el dorsal 23 apostando todo por Jimmy Butler, un jugador que, a base de confianza, ha conseguido anteponerse a todos sus obstáculos.
DON JIMMY BUTLER: tapón salvador y canasta ganadora anoche frente a Charlotte Hornets pic.twitter.com/zRCSDP6oxO
— More Than A Game (@Pasion_Basket1) November 18, 2018
[…] e inexpertos en los playoffs. Ahora, se han hecho mayores y son más fuertes con la llegada de Butler durante la […]