La madrugada del 22 al 23 de octubre del pasado año nació A LA CONTRA. Comenzó en un pequeño local de Malasaña que antes había sido tienda de tés y en el que ahora se venden tortillas preparadas. Como suele suceder entre los recién casados, la estrechez no fue un problema. Ni la precariedad de recursos. Durante los primeros días nos abastecimos del wifi del restaurante La Mucca, al que intentamos corresponder con habituales consumiciones; recomiendo vivamente el menú de los jueves. Disfrutamos de una cristalera incomparable, hicimos por ser buenos vecinos (saludos, Angelines, Elvira, Raúl) y un día hasta vimos nevar. Luego, al poco, llegaron los vientos. Los buenos y los malos.
No sabría decir si la singladura ha sido más accidentada de lo normal porque es la primera que emprendo. Probablemente nos hayamos encontrado con todas las olas que te corresponden cuando te adentras en el océano, también con la parte alícuota de huracanes. Nada es fácil, ni debe serlo. Si lo fuera sería una falta de respeto hacia los que han naufragado.
Ya no estamos en Malasaña pero nos hemos llevado un pedacito del barrio, y hablo en sentido literal. Poco antes de marcharnos colocaron un contenedor frente a nuestro maravilloso escaparate. Allí arrojaron los libros y algunos de los objetos personales de un anciano que había muerto semanas antes. Rescatamos, entre otras cosas, un belén que pondremos pronto a calentar la banda, un Quijote, una bolsa de canicas, una colección de chistes baturros y una foto de una mujer a la que llamamos Gloria. Hemos decidido que nos dará suerte y ella no para de sonreír, así que entendemos que no le parece mala idea.
Explicaba Enrique Tejedor, mi profesor de Literatura de los 15 a los 17—responsable de tantas cosas—, que nos equivocamos cuando decimos que tenemos tantos o cuantos años porque esos años son precisamente los que hemos dejado de tener. Así que me limitaré a señalar que hemos cumplido un año, el que ha dejado de pertenecernos. Para el próximo, el que se inicia hoy, el objetivo es terminar de definir nuestra personalidad, cuestión que no debería ser muy complicada porque pretendemos ser nosotros mismos.
La siguiente misión es disfrutar del viaje y no perder de vista los motivos. La alternativa era quejarse eternamente, culpar a los que tienen suerte. Confiar en un rescate imposible. Antes que eso, nosotros decidimos lanzarnos al mar. Pudimos ser abogados, pero somos periodistas. Hace años éramos primos hermanos de los detectives privados y de los escritores buenos. Ahora somos un colectivo bajo sospecha que ya no cabe en los trenes oficiales. Aprovechemos la independencia para caminar a la contra, esa fue siempre la idea. Escribir lo que nos gustaría leer y producir los vídeos que nos gustaría ver, compartir espacio y tiempo con la gente que nos gusta estar; en definitiva, crear una comunidad. Somos más de los que nos imaginamos.
Es hora de dar las gracias a todos los que ayudan y ayudaron. Unos se fueron y otros siguen, algunos se han incorporado sobre la marcha, en ciertos casos con una determinación conmovedora. La pasada primavera, la jefa de estudios de una prestigiosa universidad me comunicó que uno de sus alumnos quería hacer sus prácticas en A LA CONTRA. Era nuestro primer becario. Cómo dudar cuando un chaval de 23 años no tiene la menor duda. Y lo mejor es que sigue sin tenerla.
No quiero terminar sin acordarme de ese otro prodigio que son los lectores. Y excluyo, espero que no se molesten, a los familiares y a los amigos, a los antiguos compañeros del colegio, la facultad y del periódico donde pasé varios años. Me refiero al lector que nos descubrió por casualidad. Al que le gustó algo y se quedó. Al que no le gusta todo, pero sigue entrando. A los que se encuentran como en casa y a los que sienten el orgullo de formar parte de algo que empezó con ellos dentro. Hay gente fidelísima a la que reconozco en Twitter y los echo en falta cuando pasan el fin de semana fuera.
Muy pronto anunciaremos algunas actividades que pondremos en marcha con nuestra otra mitad, los fabulosos Baker & Daniels. Su amistad está hecha a prueba de bombas y de humos. Pero no adelantaré acontecimientos. Lo que toca ahora es brindar por la supervivencia y la esperanza. Por ti que lees. Por los anunciantes que se dejarán convencer. Por la Virgen del Pilar. Por el futuro que asoma. Y por Gloria, naturalmente.
Enrique Tejedor. Es leer el nombre y oír «Quinquages»
Juanma gracias a tus fantásticas crónicas del Real Madrid en AS fue que amé más a este club, pero también al periodismo. Larga vida a tu pluma, a tu -nuestra- web, y al fútbol.
Un seguidor peruano
Felicidades A LA CONTRA! Grandes artículos y periódistas-escritores hacen la delicia de mis mañanas. Un abrazo Juanma y Que sean muchos años más.. Yucatán, México.
Gracias Juanmma por mantener viva la chispa de disfrutar de tus columnas. Pocos como tú. Encontré por casualidad tu nuevo hogar, después de buscar tus crónicas por un buen tiempo después de tu partida de AS. Un abrazo.