Para intentar entender el presente de los New York Knicks hay que recurrir obligatoriamente a algunas fechas del pasado. Primero, a los estertores del siglo XX: los neoyorquinos no alcanzan la final de la NBA desde la temporada 1998/1999, cuando, entrenados por Jeff Van Gundy y liderados por Latrell Sprewell y Allan Houston, perdieron en cinco partidos ante aquellos San Antonio Spurs que empezaron a crear su eterna dinastía con Gregg Popovich y Tim Duncan. Segundo, a las primeras dos décadas de este siglo XXI: en las últimas 17 campañas, los Knicks sólo han visitado en cuatro ocasiones la postemporada y en tres de esas cuatro ocasiones cayeron eliminados en primera ronda. Tercero, al último lustro: el equipo de Nueva York acumula ya cinco temporadas consecutivas sin conseguir entrar entre los 16 mejores clasificados de la competición.
En realidad, solamente estoy relatando una serie de datos, pero, en el fondo, esos datos esconden una verdad inexcusable: la perpetua reconstrucción neoyorquina necesita urgentemente tener rédito. Sirva otro dato del pasado para ilustrar esa afirmación: desde la temporada 1987/1988 a la temporada 2000/2001, los New York Knicks, dos veces campeones de la NBA entre finales de los sesenta y principios de los setenta, nunca faltaron a los playoffs y acumularon, en total, catorce presencias consecutivas en la postemporada. Si quieren, además, añadan otro apunte para terminar de reafirmar la tesis anterior: la importancia de la ciudad de Nueva York (y la importancia del éxito de su club más representativo) en esta NBA del marketing global de hoy en día.
Los nombres propios encargados de conseguir tan ambiciosa misión son dos. Por un lado, David Fizdale, que llega a la Gran Manzana con su vitola de gran entrenador (su imagen en Estados Unidos es excelsa, sobre todo a nivel mediático) tras triunfar y fracasar en Memphis: unos playoffs en su primera temporada y un despido en su segunda tras 19 partidos y una mala relación con su máxima estrella, Marc Gasol. Por otro lado, Kristaps Porzingis, si bien el letón todavía no tiene fecha de regreso a las canchas tras romperse el cruzado el pasado mes de febrero y, de hecho, podría perderse toda la temporada. El resto de cuestiones en los New York Knicks, incluso su futuro (¿Kyrie Irving?), son incógnitas (al menos, Kevin Knox parece una muy buena elección de draft), salvo la necesidad de ganar. Y es que no hay otra: urgen resultados en ese mítico Madison Square Garden construido sobre los restos de la derruida vieja estación de Pensilvania, la misma a la que llegaba Holden Caulfield en El guardián entre el centeno en su regreso a Nueva York tras ser expulsado del colegio. ¿Será también el año del regreso de los Knicks?
- Entrenador: David Fizdale (1ª temporada).
- Jugador estrella: Kristaps Porzingis.
- Otros jugadores determinantes: Tim Hardaway Jr, Enes Kanter.
- Balance 2017/2018: 29 victorias y 53 derrotas, penúltimo de su división.
- Objetivo 2018/2019: Clasificarse para los playoffs.
- El pronóstico de Luis Bustos: No alcanza los playoffs.
- El pronóstico de Sergio Alberruche: No alcanza los playoffs.
[…] futuro más próximo de los Hornets depende en gran medida de otro nombre propio: Kemba Walker. El neoyorquino, su gran estrella, con más de 22 puntos por partido y dos veces ya allstar, acaba contrato esta […]
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