Pocas muertes hay que, como la de Paul Allen, afecten de tantas formas distintas al mundo. De la informática a los viajes espaciales de carácter comercial. Del deporte a la filantropía. El lunes no solo falleció el hombre que fundó Microsoft junto a Bill Gates; murió un pionero en el más amplio sentido de la expresión, tal y como se encargó de destacar Adam Silver, el comisionado de la NBA: «Allen fue el último trail blazer (la primera persona que hace algo o va a algún lugar, quien muestra que algo es posible a otras personas). El juego de palabras adquiere sentido porque Paul Allen era propietario desde 1988 de los Portland Trail Blazers de la NBA, una muestra de su compromiso con el deporte y con la comunidad. En 1997 adquirió los Seahawks de Seattle de la NFL y desde 2009 también se convirtió en propietario de los Seattle Sounders FC de la MLS.
Paul Allen conoció a Bill Gates en 1968 en una escuela privada de Seattle (Lakeside School) y en 1975 fundó con él Microsoft. La misma enfermedad que lo abatió el lunes se había cruzado varias veces en su vida. En 1983 y 2009 se le diagnosticaron diferentes tipos de linfoma (de Hodgkin y de no-Hodgkin) y los terminó superando. Se dice que a partir de entonces tomó la determinación de entregarse a sus aficiones.
En 1983 abandonó Microsoft para concentrarse en su recuperación y lo hizo con un 36% de las acciones de la compañía. Aunque Gates se las quiso comprar, Allen no vendió y en los años 90, cuando la compañía fue considerada la más valiosa del mundo, obtuvo un beneficio de 20.000 millones de dólares.
El 1 de octubre anunció que se había puesto de nuevo bajo tratamiento. Así lo comunicó en redes sociales: «Algunas noticias personales: recientemente, he sabido que el mismo linfoma con el que luché en 2009 ha vuelto. He comenzado el tratamiento y mis doctores son optimistas y piensan que pronto tendremos buenos resultados. Agradezco el apoyo que he recibido para afrontar este desafío».
Sin esposa y sin hijos, y con un única hermana, Jody, sus allegados dieron la noticia de su fallecimiento. «Con profunda tristeza anunciamos la muerte de nuestro fundador, Paul G. Allen, cofundador de Microsoft y destacado tecnólogo, filántropo, constructor de comunidades, conservacionista, músico y partidario de las artes». De inmediato, se sucedieron las condolencias. La primera, la de Bill Gates: «Desde nuestros primeros días juntos en Lakeside, a través de nuestra asociación en la creación de Microsoft, hasta algunos de nuestros proyectos filantrópicos conjuntos a lo largo de los años, Paul fue un verdadero socio y querido amigo. Merecía haber vivido más, pero sus contribuciones al mundo de la tecnología y la filantropía perdurarán por las generaciones venideras. Lo extrañaré muchísimo».
El citado Adam Silver hizo pública una nota con el pésame de todo el baloncesto profesional. «Paul Allen era el último pionero, en los negocios, en la filantropía y en los deportes. Fue generoso con su tiempo en el trabajo para la comisión, y su experiencia ayudó a sentar las bases para el crecimiento internacional de la liga y nuestra aceptación de las nuevas tecnologías. Era una voz valiosa que desafiaba las suposiciones y la sabiduría convencional y le extrañaremos profundamente al comenzar una nueva temporada sin él. Nuestras condolencias van para su familia, amigos y toda la organización de los Trail Blazers». Desde el equipo de Oregón aseguran que hasta el último momento estuvo implicado en las operaciones de la franquicia.
We miss you.
We thank you.
We love you. pic.twitter.com/rxkn1IjJ0R— Trail Blazers (@trailblazers) 15 de octubre de 2018
Mark Cuban, propietario de los Dallas Mavericks, también se despidió de Allen en las redes sociales: “Fuiste un buen hombre y te echaremos de menos. El rock and roll sonará mucho mejor en el cielo”. Cuban hace alusión a la pasión por la música de Allen, que se decidió a tocar la guitarra cuando a los catorce años escuchó Are You Experienced, de Jimi Hendrix. “Parecía música de otro planeta”, comentó en una entrevista. Desde ese momento, Allen tocó la guitarra hasta convertirse en un virtuoso y famosas fueron sus jam sessions en su barco Octopus.
Fruto de esa pasión, fundó el Experience Music Project en Seattle (ahora Museo de la Cultura Pop), dedicado a la historia de la música rock y a su ídolo Jimi Hendrix. El edificio fue diseñado por el arquitecto Frank Gehry (también autor del Guggenheim de Bilbao) para parecerse a una guitarra eléctrica fundida.
Roger Goodell, comisionado de la NFL, destacó que Allen fue “una fuerza impulsora que trabajó incansablemente con nuestros asesores médicos para identificar formas para hacer el juego más seguro y proteger a nuestros jugadores de riesgos innecesarios”. Los Seahawks de Allen ganaron una Superbowl y dos veces se quedaron a las puertas del título.
“As long as we work together — with both urgency and determination — there are no limits to what we can achieve.” – @PaulGAllen pic.twitter.com/kEbqETBoN3
— Seattle Seahawks (@Seahawks) 16 de octubre de 2018
Su preocupación por la salud estuvo en la base de muchas de sus actividades filantrópicas. Con una fortuna estimada de 26.000 millones de dólares, se calcula que donó 2.000 millones a obras benéficas. Entre otras muchas aportaciones, en 2012 donó 100 millones de dólares para la lucha contra el ébola y en 2014 entregó 30 millones para casas de acogida de gente sin hogar en Seattle. Vulcan era la empresa de inversiones que gestionaba todas estos proyectos y será la encargada de gestionar una herencia que irá dedicada, en su mayoría, a obras sociales.
Como no podía ser de otra forma, la innovación tecnológica fue otra de sus inquietudes. Paul Allen fue fundador de la compañía de transporte espacial Stratolaunch y del Institutuo Allen para la Inteligencia Artificial. Richard Branson, fundador de Virgin, reconoció su labor como pionero en los viajes espaciales de tipo comercial. “Compartíamos la creencia de que explorar el espacio de nuevas maneras puede mejorar la vida en la Tierra”.
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