Empecemos por el principio ¿Qué es una Batalla de Gallos? Se trata, de forma resumida, de una competición de hip-hop en la que dos raperos deben derrotar a su oponente a través del ingenio, producto de unas rimas improvisadas en el momento. Así, lo de los «gallos» no es algo literal, como le expliqué a mi asustada madre hace muchos años, cuando dije que me iba a ver una. Nadie se da picotazos; ni siquiera hay animales y toda la fuerza se va por la boca.
De hecho, la mayoría de jóvenes que las practican —el hip-hop llegó a España en los 90 y las batallas de gallos al calor de la película 8 millas (2002)— son amigos que llevan años compitiendo los unos contra los otros o son chavales del mismo barrio (o ciudad) que bajan cada fin de semana al parque para pasar un buen rato. Y muchos con un segundo objetivo: ir subiendo escalafones, acercarse a competiciones como Red Bull y convertirse en uno de sus ídolos a los que ve por Youtube y, poco a poco, en los medios de comunicación. Ejem, ejem. Porque este mercado está empezando a profesionalizarse y ya tiene a sus estrellas que han dado el salto al mainstream, como son los casos de Rayden o Arkano.
De arriba-abajo: Red Bull como germen del movimiento batallero
Además de aquella película en la que Eminem era el protagonista, la marca de la bebida energética ha tenido un papel determinante en la expansión del fenómeno de las batallas de gallos en España.
En el ya lejano 2005, la Sala Caracol de Madrid albergó la primera final nacional bajo esa denominación. Un DJ soltó la base, el speaker animó el cotarro —Mbaka, tras 13 años, sigue incombustible—, un círculo asemejando una gallera y dos MC’s dispuestos a ridiculizar a su contrincante. Puede imaginarse como símil la arena de los gladiadores, el ring de un combate de boxeo o dos tiradores de esgrima con sus espadas. Aunque hay una particularidad muy importante, de hecho: el contacto físico está prohibido. La victoria ha de producirse como consecuencia de una mayor habilidad mental y mejor estilo rapeando. El rapero, como el gimnasta, realiza su ejercicio —improvisado aquí— con el fin de convencer al jurado, quien con su voto decide el ganador de la batalla, y entusiasmar al público.
Al igual que sucede en otros deportes, cada gallo reúne una serie de características y en ellas tendrá puntos más fuertes y más débiles. En las batallas debemos fijarnos en habilidades como el ingenio, que se premia más que el insulto fácil; la capacidad de respuesta, la cual sirve para demostrar que es pura invención al momento; la puesta en escena o el flow, es decir, la suerte de fluir por la base. En aquella edición de 2005 no ganó un cualquiera. Zatu, miembro del histórico grupo de hip-hop sevillano SFDK, se alzó con la victoria. En el mismo año en el que Youtube veía la luz como plataforma, una batalla de esa Red Bull nacional se hacía viral. Se trata de este Zatu vs Bha, que tiene más de 3 millones de reproducciones y que muchos de los batalleros –y seguidores- citan como la primera batalla que vieron y les enganchó a este mundo.
Ese doble componente de Red Bull e Internet hizo que las batallas en España fueran proliferando y haciéndose más grandes. El ADSL en las casas y grabaciones amateurs con cámaras digitales dieron paso a la fibra óptica, los smartphones, las redes sociales y producciones audiovisuales más trabajadas. Los parques eran —y son— los campos de entrenamiento y las batallas grabadas los tutoriales para hacer mejorar a los principiantes y a uno mismo. Esta realidad aumentada conectó el mundo físico con el virtual, provocando la expansión y las posibilidades de negocio. Así, una red a lo «Club de la Lucha» —las batallas eran marginales, minoritarias, dentro incluso del propio rap— empezó a tejerse en España y llenar el vacío entre la cúspide, llamada Red Bull, y la base, esos parques o las habitaciones donde los chavales practicaban solos. Algunos veinteañeros que se abrieron canales en Youtube para subir batallas de parque (FullRap es un buen ejemplo) o para reaccionar a batallas (Estrimo) se han convertido hoy en productores u organizadores de eventos que viven (o casi) de este trabajo.
La profesionalización
¿Y los MC’s? Pues un poco igual. Los que comenzaron en esto por amor al arte pasaron del que batallar les podía costar dinero si tenían que desplazarse a empezar a obtener beneficios, primero modestos y después algo más importantes. En los casos de la élite en España, y también en países como Argentina, México y Chile —los cuatro top de habla hispana— llegaron incluso a medio vivir bien de esto, en un compendio entre competiciones, acuerdos publicitarios y oportunidades en otros ámbitos fuera de las batallas.
Puede apetecer desdeñar esto, sobre todo desde el público adulto que no comprende parte de la realidad del entretenimiento del siglo XXI. Esos que abren Youtube solo para escuchar música y les suena a chino lo de los E-Sports. Pregunten a sus hijos por El Rubius, Lolito Fernández o DJ Mario. Pues a esa ola —no tan grande, es cierto— se le pueden sumar nombres de algunos gallos, auténticos referentes de las nuevas generaciones. Si bien Rayden representa un caso diferente –ser campeón de Red Bull le dio para conocerse e iniciar su carrera como rapero, dejando de lado en la actualidad el freestyle— los últimos tres vencedores de “la madre de las batallas”, como la denomina Queen Mary, la otra speaker que estará el 13 de octubre sobre el escenario del Wizink Center, sí tienen como profesión actual ser freestylero o batallero y ejemplifican este fenómeno. Ellos son Arkano, Skone y Chuty, que además serán jurado este sábado.
Arkano es el niño prodigio de las batallas de gallos en España. Con quince años ganó su primera nacional (2009) y con veintiuno se proclamó bicampeón español y vencedor de la internacional de 2015. Su figura trascendió más allá del mundo del hip-hop tras lograr en 2016 el récord guiness de improvisación continuada. Y es que el alicantino estuvo más de un día rimando sin parar en un cubículo ubicado en la Puerta del Sol. Esto, unido a su compromiso social y su discurso firme, ha hecho que se le abran —o ha abierto él, como prefieran— las puertas de grandes medios como Los 40 Principales, se hagan improvisaciones en entregas de premios de cine o dirija programas de TV como «Ritmo urbano», que ya puede verse en La 2. Precisamente aquí ha sustituido a Chojín, el que podría ser considerado su padre en el hip-hop por su lucha por llevar esta cultura a otros círculos, con un mensaje de respeto, tolerancia e igualdad.
Skone, por su parte, es el premio a la constancia. Junto a Invert, es el gallo más destacado que empezó antes del parón y continúa en la élite, si bien el año pasado se retiró de Red Bull, donde fue campeón nacional e internacional en 2016. Su ejemplo, aparte de la perseverancia, es el de la lucha contra los elementos, ya que no partía de favorito en ninguna de las dos competiciones y venció a participantes locales muy apoyados por su público. Como ejemplo sirva la final internacional de 2016, disputada en Lima, contra el rapero peruano Jota.
De Chuty, el tercero en nuestra lista, se dice que es el mejor gallo de la historia junto al mexicano Aczino, actual vencedor de Red Bull Internacional. Bicampeón en España, tiene el hándicap Messi: fuera de nuestro país baja su nivel y no muestra su dominio aplastante. Nunca ha llegado a la final de la final Internacional —no sin polémica porque en un par de ocasiones se ha cuestionado muy severamente las decisiones del jurado—. Es el ganador de la primera edición de la Freestyle Masters Series (FMS), una competición paralela a la Red Bull en la que participan los mejores raperos en España en formatos como jornadas de liga: cinco largas y completas batallas de uno contra otro por fecha. Aquí puedes ver la última jornada, que tuvo lugar en Murcia hace quince días.
La FMS, en la que están también Arkano y Skone, ha supuesto un espaldarazo definitivo para que estos gallos tengan unos ingresos mensuales fijos y puedan dedicar su tiempo a entrenar. La prueba de la expansión y la rentabilidad es el continuo trasvase transatlántico de raperos de España y América cambiando de continente para competir o la celebración de mundiales en categoría individual y por países. Este calificativo oficioso (la competición se llama God Level Fest) dejó a Skone y a Chile vencedores, tras derrotar a España en la final.
Toda esta evolución provoca, por supuesto, que estemos en el mejor momento de la historia del freestyle en nuestro país —y a nivel latinoamericano igual, el crecimiento es contagioso— ya que los mejores se dedican (casi) en exclusiva a esto y hay más cantera que nunca. Como riesgos aparecen la saturación de las batallas –muchas fechas, muchas batallas, élite reducida que se enfrenta con frecuencia—, la polarización de un público muy joven y bufandero, que defiende a su MC favorito como a su equipo de fútbol y a la separación de las batallas del propio hip-hop; antes el gallo entraba a las batallas a través del rap y ahora se produce mucho el camino inverso.
Y ahora, puestos en contexto, ya podemos hablar de la Red Bull Nacional Batalla de los Gallos. Lo haremos, en el post de al lado. Pero, antes, os animamos a ver la promoción de esta Red Bull 2018, realizado por el jugador del Real Madrid de baloncesto, Sergio Llull, y Arkano. Porque los gallos son mitad deporte y mitad música.
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[…] otro de los sub-23 pero con mucha experiencia ya encima, le cuestionamos por cómo explicaría lo que es una batalla a alguien que no haya visto ninguna: “Lo tiene que mirar con los mismos ojos que cuando va al cine o al teatro: es un arte […]
[…] Los pronósticos que se hacían, la final en general más deseada, fue la que se dio. La que tuviese lugar en 2017. Aczino y Wos, Wos y Aczino, se vieron las caras el año pasado en México D.F. y este domingo 9 de diciembre, el día del Superclásico, lo han hecho en Buenos Aires. En ambos casos la victoria se la ha llevado el MC local, una tónica que se repite y que da muestra de la importancia de lo que supone el apoyo de tu propio público en una competición de esta índole. […]