Antes de que el balón empiece a botar y ponga a cada equipo en su lugar, hay en los análisis previos pocas certezas tan claras como que los Boston Celtics parten como favoritos absolutos en la Conferencia Este (si acaso, se podría nombrar también el favoritismo general un año más de los Golden State Warriors para alzarse con el título como la otra gran certeza). Los motivos para dicha afirmación son tan claros o más que la propia certeza. Por un lado, LeBron James ha dejado de ser el rey del Este tras emigrar a Los Ángeles. Por otro lado, Kyrie Irving y Gordon Hayward regresan al equipo titular bostoniano tras las lesiones de gravedad que sufrieron el pasado curso.
Pese a tener únicamente 41 años, Brad Stevens ya ha demostrado ser un magnífico técnico en los seis años que lleva entrenando en la NBA, especialmente en la última campaña: perdió por lesión a sus dos grandes estrellas (Hayward, en el primer partido, e Irving, en el mes de marzo) y llevó a un equipo joven e inexperto hasta las 55 victorias en la liga regular y, ya en playoffs, hasta el último partido de la final de la Conferencia Este. E, incluso, todos esos logros supieron realmente a poco en Boston: los Celtics llegaron a comandar la final de su conferencia por 3-2 y tan sólo un nombre, el que siempre aparece en la última década en el Este, LeBron James, pudo dejarles con sus milagros sin pelear por el título NBA. Pero ahora LeBron James viste la camiseta de su históricamente máximo rival (sí, esos Los Angeles Lakers a los que en el TD Garden se les recibe cantando “Beat LA”) y el sol del Oeste norteamericano queda muy lejos de una Conferencia Este que debe ser gobernada desde esta temporada y, si la plantilla se mantiene, en el siguiente lustro con mano de hierro por los Celtics, el eterno campeón que una vez más está de regreso. Únicamente los renacidos 76ers que creyeron en el Proceso (¿Y los Raptors de Kawhi Leonard, tal vez?) aparecen como contrapunto necesario para un equipo, el de Boston, que debe estar un poco (bastante) por encima del resto. Por lo menos esta temporada. Porque Irving y Hayward están de vuelta. Y Al Horford seguirá siendo un jugador determinante. Y Jaylen Brown progresa exponencial y adecuadamente. Y Jayson Tatum va camino de convertirse en uno de los mejores baloncestistas de la competición. Y ninguna plantilla de la NBA tiene una rotación tan profunda como los Celtics, con jugadores como Marcus Smart, Terry Rozier, Marcus Morris o Aron Baynes (atención, también, a la explosividad del rookie Robert Williams, ex de Texas A & M). Y Stevens contará con multitud de variantes para seguir sentando cátedra (quintetos con tres aleros, cambios de posiciones, etc). Y, claro, LeBron James ya no es el rey del Este. Porque ahora el trono tiene que ser los Celtics.
- Entrenador: Brad Stevens (6ª temporada).
- Jugador estrella: Kyrie Irving.
- Otros jugadores determinantes: Gordon Hayward, Al Horford, Jaylen Brown, Jayson Tatum.
- Balance 2017/2018: 55 victorias y 27 derrotas, finalista Conferencia Este.
- Objetivo 2018/2019: Ganar la NBA.
- El pronóstico de Luis Bustos: Subcampeón de la NBA.
- El pronóstico de Sergio Alberruche: Campeón de la NBA.
[…] Desde que jugaba Iverson en los 76ers, los habitantes de Philadelphia no disfrutaban tanto con su equipo de baloncesto como ahora. Esa ilusión se ha recuperado con un proyecto joven, que se ha ido formando los últimos años y que la temporada pasada ya dio los primeros resultados. Si la juventud demuestra que ha madurado, si las lesiones le respetan y si Brett Brown da con la clave para hacer seguir creciendo a todos estos talentos, este equipo esta llamado a llegar muy lejos, y quién sabe, incluso a llegar a destronar a los favoritos en el Este: los Boston Celtics. […]
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