Le consideran un dios en su profesión y en la ciudad en la que vive (Nueva Orleans). Realmente a Drew Brees tan solo le queda andar por el agua, porque casi todos los récords de la NFL los ha conseguido. La semana pasada se convirtió en el quarterback con más yardas de pase de la historia. Esta jornada ha conseguido superar los 500 pases de touchdown y entrar en el club de jugadores (junto a Favre y Peyton Manning) que han conseguido ganar a los 32 equipos que conforman la NFL.
With the @Saints‘ win over the Ravens, @drewbrees has now defeated all 32 current NFL teams!
(via @nflthrowback) pic.twitter.com/BsyLCzh7By
— NFL (@NFL) 21 de octubre de 2018
Esa gran campaña premió al joven quarterback con una beca en la Universidad de Purdue, con equipo de fútbol en la Conferencia Big Ten (una de las divisiones más importantes de la NCAA). De la Universidad de Purdue, ubicada en West Lafayette (Indiana), han salido grandes personalidades como Neil Amstrong (primer astronauta en pisar la luna), Gus Grissom (primer astronauta en viajar al espacio y volver a la tierra con éxito) o George Peppard (coprotagonista en Desayuno con diamantes). En su última temporada, condujo a los Purdue Boilermakers a la Rose Bowl, la cual perdió 34 a 24 contra Washington Huskies. Pese a su derrota, Brees ganó el premio Maxwell como mejor jugador universitario de la nación. Al final de aquella temporada los San Diego Chargers le seleccionaron en el puesto 32 de la segunda ronda del draft.
Antes de llegar a la NFL, justo con 17 años mientras daba sus primeros pasos en el fútbol universitario, Brees tuvo un contratiempo: el joven quarterback se desgarró el hombro. Drew Brees empezó a cuestionarse todo; ¿A qué se iba a dedicar ahora?, ¿servía para algo?, ¿cuál iba a ser su futuro? Y mil cuestiones más que resolvió una mañana de domingo en la iglesia. En la misa escuchó al cura decir que “Dios está buscando hombres para llevar la antorcha de la fe”. Desde aquel momento, él prometió que cumpliría con el cometido de Dios y que su vida la basaría en centrarse en una filosofía definida como las 4 Efes (fe, familia, filantropía y football).
Durante sus primeros años en San Diego Chargers, Brees registró grandes números. Consiguió 81 pases de touchdown y avanzó 12.667 yardas en un total de 60 partidos. Pero una vez más su suerte se torció. Brees se dislocó el hombro y la franquicia de San Diego empezó a apostar por Philip Rivers. Tuvo que buscar equipo y dos llamaron a su puerta. Por un lado, tenía la posibilidad de viajar a Florida para dirigir la ofensiva de los Miami Dolphins. Por el otro lado, llegó una oportunidad de Nueva Orleans.
Para entender ese endiosamiento que hay con Brees en la ciudad de Nueva Orleans hay que irse hasta el año 2005. Ese año, a finales del mes de agosto, el Golfo de México sufrió los efectos del Huracán Katrina y, concretamente, la ciudad más afectada fue Nueva Orleans. Considerado uno de los huracanes más mortíferos y costosos de la historia de los Estados Unidos, Katrina provocó grandes daños económicos (108.000 millones de dólares en pérdidas) y causó 4.078 muertos (1.833 personas en Nueva Orleans). Cuando el huracán desapareció, el 80% de la ciudad de Luisiana estaba destruida. La mayoría de la gente había sido evacuada a otros estados y el estadio de los New Orleans Saints (Superdome) se convirtió en un campo de acogida para 26.000 personas que no pudieron ser desalojadas de la ciudad.
Con ese panorama, los Saints realizaron la peor temporada de su historia registrando 3 victorias y 13 derrotas. El equipo del estado luisiano tuvo que jugar sus partidos en el AlamoDome de San Antonio y en el Tigers Stadium de la ciudad de Detroit (perteneciente a los Detroit Tigers de la MLB). Hasta llegaron a jugar en el campo de los Giants, contra ellos, siendo los Saints locales. Con la ciudad prácticamente desaparecida, el equipo haciendo aguas y a punto de trasladarse a la ciudad de Los Ángeles, la ciudad coge una bocanada de aire con la llegada de Sean Payton como entrenador.
A la llegada de Payton, el equipo estaba pasando por una reconstrucción al igual que la ciudad. La primera decisión fue intentar contratar a Drew Brees. Se reunieron en Nueva Orleans y le presentó una ciudad que daba pequeños pasos para salir hacia delante. Años más tarde, el entrenador reconoció: “El tour que le hice fue lamentable. Según iba avanzando la reunión era peor. Pensé, ‘¿cómo va a preferir esto antes que la lujosa ciudad de Miami”.
Pero no fue así. Según Drew Brees, cuando visitó la ciudad con su mujer pensó: “Esto es algo más grande que pertenecer a un equipo, es algo más grande, es la reconstrucción de una ciudad”. Muchos se sorprendieron con la decisión que el quarterback tomó, pero desde el primer día que llegó a la ciudad dijo que “Dios tiene un propósito para mí y es mucho más grande que el football”. Por mucho que Brees fuera una superestrella de la liga, él se consideraba uno de los enviados de Dios y por delante de su carrera estaba el poder ayudar a aquella gente.
“Desde la perspectiva de la situación, pensarías que la decisión era clara. Pero si profundizas un poco más en el asunto, ves el corazón de la gente y el alma de la ciudad. Ves que la gente necesitaba creer en sí misma, y aquí estaba yo, solo necesitaba que la gente creyese en mí”. Brees anunció que jugaría la temporada 2006 en los Saints, pero no solo con la idea de llevar la Superbowl a la ciudad, también con la idea de ayudar a resurgir a Nueva Orleans.
A través de su fundación, logró reconstruir gran parte de la ciudad: creó instalaciones académicas, deportivas, parques de recreo, programas extraescolares, tutorías para personas discapacitadas y rehabilitó numerosos barrios. Participó en eventos como Pro Sports Team Challenge (concursos de atletas profesionales) con el objetivo de recaudar fondos. Además, desde el primer momento, Brees compró una parcela en el centro y reformó su casa. Muchos jugadores del equipo, al ver lo que hizo, tomaron ejemplo y también se mudaron al centro de la ciudad para convertirla en una buena zona.
Con los años, Brees ha participado en muchos actos benéficos para ayudar a las personas más necesitadas. Apareció en el vídeo It Gets Better, transmitiendo un mensaje de apoyo a los jóvenes homosexuales a raíz de una ola de suicidios. Su fundación, además, se ha centrado en la ayuda contra el cáncer y la educación.
En el tema del football todo fue más fácil, porque el talento estaba en sus manos. La primera temporada que jugó consiguió meter al equipo en la postemporada, donde cayeron contra los Bears (39-14) en el NFC Championship. Pero la gran temporada fue la del año 2009. En esa temporada los Saints llegaron a la Superbowl, en la que jugaron contra los Colts y vencieron por 31 a 17. Aquella final se disputó en Miami, ¡qué cosas tiene el destino! Cuenta la gente de Nueva Orleans que el ambiente de aquel día era alegre y desbordado por las calles y que justo aquel 7 de febrero del año 2010, la música volvió a sonar por las esquinas de la ciudad. Porque Brees no sólo levantó la Superbowl y el trofeo de MVP, sino también a una ciudad que tres años antes estaba prácticamente desaparecida.
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