Se habló tanto de que era una crono ideal para Alejandro Valverde que llamamos al habitual mal del comentarista, ese que provoca a un excelente lanzador de penaltis tirarlo tres metros fuera o que lleva a un experto en el tiro libre a fallar los dos de su turno. Esa es la sensación con la que termina una contrarreloj de Torrelavega en la que resuenan con fuerza tres nombres propios: el del australiano Rohan Dennis, ganador de la etapa (su segunda tras el prólogo), el del holandés Steven Kruijswijk, el mejor entre los de la general, y el del británico Simon Yates, que no solo se defendió, sino que metió tiempo a sus tres principales rivales por la general de esta Vuelta a España.
Suele pasar en las peleas contra el reloj de las terceras semanas, que las piernas no engañan y los que han flojeado en las montañas también lo hacen en estos días, por más especialistas que sean. Les pasó lo mismo a Wilco Kelderman, Ion Izagirre y Rigoberto Urán, que se dejaron más tiempo del esperado, especialmente el colombiano, a quien está torturando el paso del tiempo en la carrera. Toda la frescura que mostró en la primera semana se ha convertido en pesadez: sus piernas no van y parece que su cabeza ya ha perdido la batalla. Sigue entre los diez mejores, pero mira más hacia atrás que hacia delante.
Mal Quintana y López
También salieron derrotados de Cantabria sus compatriotas Miguel Ángel López y Nairo Quintana, que ven la victoria más lejos que nunca en estas tres semanas. Y eso que controlaron su pérdida en los kilómetros finales porque regularon mejor que Valverde o Yates, pero lo cierto es que han cedido terreno con ambos, que ya estaban por delante, y con Kruijswijk y Enric Mas, que venían por detrás. El mallorquín es una de las grandes noticias para el ciclismo español. Jovencísimo, se ha sacado una contrarreloj formidable, recuperando tiempo a casi todos y situándose quinto de la general, a minuto y medio del líder. Su presente es una realidad y su futuro una esperanza en esa búsqueda del sustituto de Alberto Contador. Paciencia y prudencia con él.
Mientras Rohan Dennis veía desde una posición privilegiada como los favoritos a la general se pegaban palos, él sonreía sabedor de que no tenía rival por la etapa. Con su mujer a punto de dar a luz, el australiano estuvo a punto de no tomar la salida, pero una vez en la rama decidió ofrecer su habitual lección, aventajando en 50 segundos a su compañero Rosskopf, el primero entre los mortales. Otros aspirantes a la etapa como Kwiatkowski o Campenaertes hicieron el intento, pero jugaban en una liga diferente a la de Dennis.
Pelea entre Yates y Valverde
Y dicho todo esto los focos quedan puestos en Simon Yates, Alejandro Valverde y Steven Kruijswijk, separados por menos de un minuto en la general. En el podio se vio a Valverde con el gesto torcido, sabedor de haber dejado pasar una buena oportunidad de dar un bocado a la carrera. Todo lo contrario que Simon Yates, que se siente líder sólido, pero tiene que afrontar los miedos por lo sucedido en la tercera semana del Giro y por las dos balas que Movistar tiene para disparar. El holandés, por su parte, parece que va a más y es posible que no se conforme con el podio. Puede ser un corredor peligrosísimo a partir de mañana mismo.
Y es que este martes la pelea sigue por todo lo alto en el País Vasco, en otra encerrona de la carrera, por carreteras complicadas, con puertos encadenados, duros y peligrosos, y un tremendo final en el Balcón de Bizkaia, en otro de esos puertos terribles, con rampas del 23% y que servirá para que los favoritos se empiecen a jugar las últimas oportunidades de ganar esta preciosa carrera, que ya está inmersa en su terrible semana final. Los cuchillos siguen perfectamente afilados.