Otra de las señas de identidad de la Vuelta en esta última época es la de presentarnos subidas inéditas, habitualmente de estas características: puertos cortos, explosivos y con rampas absolutamente infernales. Como ya hablamos ayer sobre esto, no nos extenderemos hoy, pero las diferencias han vuelto a ser mínimas en los kilómetros finales y el mejor ciclismo del día se vio en la previa, con Bahrein rompiendo el pelotón en el descenso de la Mozqueta y destrozando a un Jesús Herrada, líder, que entró a más de 9 minutos. En la lucha por la etapa, Simon Yates fue el mejor en el arreón final, algo que le valió para ganar, inscribir su nombre en el palmarés de este puerto y ser el nuevo jersey rojo.
En la intentona de Bahrein hubo más cadáveres reseñables como George Bennett o David de la Cruz. Ambos van con la carrera cruzada, siempre mirando más hacia atrás que hacia delante y cuando eso pasa vas incómodo incluso bajando. Ese movimiento, encabezado por Vincenzo Nibali, terminó de derribar a una fuga sentenciada de salida debido a la peligrosa presencia del polaco Michal Kwiatkowski. El pelotón, encabezado siempre por Movistar y Cofidis, no permitió que la escapada cogiera más de tres minutos y medio, un claro mensaje de que no iba a consentir otra fuga como la de Herrada o la de Pinot. Sustos, a una semana de que se acabe la Vuelta, ya no más.
Otro día muy rápido
El día volvió a ser muy rápido, sin un metro de descanso para nadie. La etapa volvió a llegar con adelanto sobre el horario previsto, y eso que partió con algo de retraso por cuestiones puramente administrativas. Pero después no hubo respiro para nadie.
El final lo precipitó Bahrein con ese ataque global que destrozó a todos, incluso a su líder Ion Izagirre, cortado en el primer metro de la subida final. Ya flaqueó en La Camperona y aquí volvieron a vérsele las costuras. O no le van estos muritos del demonio o la carrera empieza a hacérsele larga. Sea como fuere, mañana Covadonga es una subida muy diferente y puede reaparecer en el foco principal. Junto a Izagirre, volvieron a quedarse Fabio Aru, otro habitual, y, sorprendentemente, Wilco Kelderman, mucho antes de lo esperado.
Primero movió el árbol el holandés Kruijswijk, aunque pronto entendió que la subida era corta pero durísima y bajó el ritmo. Los siguientes valientes fueron los colombianos Nairo Quintana y Miguel Ángel López, pero demasiado preocupados por vigilarse, el grupo de aspirantes se les echó encima con Rigoberto Urán haciendo la goma. Al tercer colombiano en cuestión también le han pesado estos dos días por Asturias y León y mañana Los Lagos lo deben poner en su sitio, que igual es más adelante o más atrás.
Los Lagos, historia de la Vuelta
Y eso será lo de mañana, la etapa que definitivamente lo pondrá todo boca arriba en la mítica ascensión a los Lagos de Covadonga, donde tantas tardes de gloria ha vivido el ciclismo mundial. Si Simon Yates es verdaderamente el mejor, deberá demostrarlo en el santuario asturiano por excelencia. Es un final que trae buenos recuerdos a Quintana, ya que en su meta empezó a cimentar el triunfo en la Vuelta 2014. Así que, con ayuda del eterno Alejandro Valverde, que ya es segundo en la general, seguro que el colombiano será uno de los que busquen dar un golpe encima de la mesa. Pero eso lo sabremos este domingo, en la tercera gran etapa de montaña consecutiva, otro factor a tener en cuenta. Las piernas cada vez pesan más.
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