Cuál fue el pecado del Madrid? El primero fue no salir al campo con la temperatura adecuada. Suponer que era un partido cualquiera. Tener poca memoria. No era una noche para repasar sistemas, sino para recitar afrentas, para hurgar en las heridas recientes y regarlas con sal. Para respirar gasolina. El Sevilla repasó todos los pleitos y saltó al césped con el punto de ebullición requerido. No hubo más diferencia que el fuego. Y a partir del incendio sucedió lo demás. Un equipo ardiente y otro abrasado.
En el minuto 20, el Madrid ya perdía 2-0. Las puñaladas eran idénticas en la trayectoria y en la profundidad: Navas ejerció como el extremo que fue y André Silva como el nueve que puede llegar a ser. Las jugadas señalaban cruelmente a Marcelo porque eran las flores de su jardín las pisoteadas. Hace mil años, otra mal noche en el Pizjuán le puso en duda antes de ser estrella. Hay lugares donde no te quieren, aunque te hayan querido (en 2007, Monchi porfió por su fichaje). Para completar el mal fario, Marcelo se lesionó en el minuto 72, cuando el Madrid ya había hecho los tres cambios; lo más probable es que no llegue al derbi del sábado.
Bale contestó al penoso arranque con un tiro al palo, pero fue una respuesta individual. La circulación del balón era lenta y el pulso tampoco se aceleraba lo suficiente, como si costara entender tanta animadversión. Banega, entretanto, disfrutaba de esos momentos de iluminación que lo elevan de vez en cuando, justo antes del próximo apagón. Bajo su dirección, el Sevilla dio otro paso adelante. Ben Yedder marcó el tercero y demostró que es el delantero que se busca desde hace años.
Pudo recortar el Madrid en una reacción de orgullo, aunque también estuvo cerca el cuarto del Sevilla. Así se pasaron muchos minutos a la vuelta del descanso, tan cerca en las intenciones y tan lejos en el resultado.
Modric marcó hasta que el VAR dijo lo contrario. El gol había sido espléndido, pero el mejor jugador del año recibió la pelota ligeramente adelantado. Por allí se esfumó la última esperanza de la remontada. El Madrid siguió peleando y se agradece porque el partido nunca dejó de ser extraordinario. En el 59, Mariano entró por Benzema y Lucas por Nacho. Las miradas ya estaban puestas en Lopetegui, en su capacidad para virar el rumbo. El siguiente cambio, Ceballos por Modric, le puede haber hecho tanto daño como el resultado. Lo sabremos pronto.
No cambió el marcador, ni la sensación general, ni el hundimiento, ni la exhibición. El combate terminó como más duele cuando eres toro, con olés. El Madrid se ha estrellado donde es posible estrellarse, pero hay modos de caer y formas de deshacerse. El Sevilla renace y el campeón de Europa se evapora a tres días de un derbi. La preocupación sevillista era falsa (dos derrotas y un empate). También la paz del Madrid. El mundo feliz era un diente de león y alguien lo ha soplado.
[…] cuando una hace el ridículo. De eso se trata el aprendizaje y la experiencia. Los que sufrimos el partido del Real Madrid lo hicimos, pero me queda una ligera duda con los jugadores que ayer fueron a Sevilla a disfrutar […]
Muy bien escrita la crónica
Que placer volver a leer tus crónicas. Dejé de comprar el As cuando lo dejaste. Mantienes el mismo nivel. Bravo.
[…] Dijo Simeone en rueda de prensa que el derbi será “un partido de hombres, de emociones”. Más allá del debate de si es o no un oximorón, lo cierto es que mañana en el Bernabéu se verá una batalla en lo emocional. Porque el partido no puede llegar en un momento de más contraposiciones para unos y otros. Ilusión en el lado colchonero, depresión en el merengue. El mal arranque superado de los primeros, las dudas que generan los segundos cuando han tenido partidos grandes en esta temporada. […]
[…] de eso. No podemos buscar excusas porque el calendario es así. Fue un partido exigente el del Sevilla, pero la energía y la motivación tienen que estar por […]
[…] reconoció Lopetegui. Y concluyó:“Sabemos que hicimos un buen partido ante la Roma y un mal primer tiempo ante el Sevilla. Venimos de hacer un partido muy bueno ante el Atlético. Queremos darle […]