Así se autodefine la entrenadora del Real Betis Féminas: «Soy una entrenadora constante, muy exigente y cabezona». Esta personalidad le ha llevado no solo a dirigir al equipo sevillano en su tercera temporada en la Liga Iberdrola, sino a abrirle un hueco importante al Real Betis Féminas dentro del fútbol femenino español. El trabajo de María no ha pasado desapercibido. «Considero que tengo claro mis objetivos y cuál es mi camino a seguir», un camino y unos objetivos que no pasan por empeorar los resultados de la anterior campaña, donde quedaron en sexta posición. María es, sobre todo, ambiciosa. «No solemos conformarnos con nada y nos planteamos mejorar. Todos ponemos de nuestra parte para que, como mínimo, obtengamos los resultados deportivos del año pasado y así seguir creciendo».
Guardiola y Mourinho se han convertido en dos de los referentes más laureados de los últimos años en el fútbol masculino, aun así, María reconoce que prefiere quedarse con Quique Setién. «Afortunadamente tenemos en el club un cuerpo técnico que trabaja muy bien y nos movemos de manera muy similar a ellos por el buen clima que hay en el vestuario». El fútbol femenino, por su parte, está creciendo a pasos agigantados y los referentes claros, como no ocurre en el masculino, aun escasean, por lo que María Pry, la única entrenadora junto a Irene Ferreras en la Liga Iberdrola, podría convertirse en un espejo en el cual las futuras generaciones puedan mirarse. «No me tomo como referente, y no sé si el día de mañana lo seré. No me lo planteo, trabajo para conseguir mejores resultados. Al igual que pasó con Laura Torvisco y con Mila del Fundación Albacete, trabajamos para que el día de mañana las entrenadoras no tengan que romper tantas barreras como consideramos que estamos rompiendo ahora».
La situación que tuvo que vivir Laura Torvisco, compaginando su trabajo como entrenadora del Rayo Vallecano en la temporada 2013/14 con el de profesora en un colegio, debido a que los ingresos en la parcela deportiva no eran suficientes para poder vivir, todavía es lo habitual, por eso María se considera afortunada. «Yo tengo la suerte de poder disfrutar de este trabajo a jornada completa con el Betis. Estoy muy agradecida al club por haber apostado por mí desde hace siete años. Creo que todo ha ido evolucionando, todo es más profesional. Laura, con trabajo, antiguamente rompió muchísimas barreras para que entrenadoras que hemos llegado posteriormente pudiéramos disfrutar de las cosas que, personas como ella, consiguieron.”
En su día, Laura Torvisco era la única entrenadora que ejercía el cargo en la Primera División. Ahora, cinco años después, el número solo ha crecido en uno. Ya que, junto a la propia María Pry, es Irene Ferreras la que hace lo propio en el Rayo Vallecano de Madrid. Una falta de oportunidades que no se debe, ni mucho menos, a una preparación inferior por parte de las mujeres. «No es una cuestión de género. Debemos quitarnos la etiqueta de mujer u hombre ya que somos profesionales. Estamos igual de preparados ya que recibimos la misma formación». En cuanto a la respuesta al por qué son tan pocas mujeres las que dirigen un equipo en la Liga Iberdrola o en la Liga Santander, María tiene claro quien debería responder a esa pregunta. «Es para los responsables de los clubes que toman las decisiones de incorporar a una entrenadora, de porque prefieren a uno u otro, y qué perfiles buscan». En su caso, recalca que para llegar a dirigir el primer equipo del Real Betis Balompié femenino «no he tenido ningún problema por ser mujer».
Los éxitos que están cosechando las categorías inferiores de la Selección Española solo certifican el crecimiento y el desarrollo que están teniendo las jóvenes que se decantan por el deporte rey. Desde la base, hacer las cosas bien es primordial para que sigamos creciendo como lo estamos haciendo hasta ahora. María, en este sentido, lo tiene claro. «Nosotros dimos un paso importante al inscribir al equipo Alevín femenino en una liga de chicos. Creo que en la base, en igualdad de condiciones físicas, debería ser mixto ya que podemos competir sin ningún tipo de problemas. Después es evidente que no se puede por el desarrollo físico, ahí si se debería separar como ya se hace. Pero en las categorías inferiores creo que compiten en ligas más prolongadas y se les exigen más a las jugadoras. En mi opinión la base es un medio bueno para educar en valores de igualdad y respeto, y esto se puede conseguir gracias a la competición mixta».
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