Está de enhorabuena La Vuelta a España y esa es la primera gran conclusión que tenemos que remarcar. Después de un triste Tour de Francia gobernado y tiranizado por el equipo Sky con Geraint Thomas y Chris Froome a la cabeza, la ronda española ha vuelto a devolvernos la ilusión por este deporte. Hemos visto persecuciones, ataques, contraataques, grandes crisis, remontadas… Ha tenido de casi todo y eso que el recorrido se ha vuelto a destapar como muy mejorable, con un escaso número de etapas contra el reloj y un sinfín de llegadas en alto, de las que me gusta llamar cuestas de cabra y que no aportan casi nada a la carrera, más allá de ver a los grandes del pelotón dar chepazos y arrastrarse por pendientes imposibles. Para disfrutar del ciclismo y ver diferencias hacen falta más etapas como las de Andorra o Los Lagos. Esperemos que poco a poco se vaya reconduciendo.
??? Señoras y señores… | Ladies & Gentlemen… ???
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— La Vuelta (@lavuelta) 16 de septiembre de 2018
Enric Mas y Alejandro Valverde
No me extenderé demasiado en Enric Mas, pues hemos hablado en A La Contra largo y tendido sobre su figura, sobre su futuro, tan prometedor como incierto, y sobre el testigo que coge como nuevo estandarte del ciclismo español en Grandes Vueltas. En el otro lado de la balanza está Alejandro Valverde, quien es posible que haya hecho vibrar al aficionado por última vez en una carrera de tres semanas. Su talento y su calidad siguen innatos en su eterna juventud, pero le empieza a pasar factura la edad en los últimos coletazos. Será fundamental para él asumir esto, tener la ayuda de su equipo y afrontar la recta final de su trayectoria centrada en las Clásicas del mes de abril y en ese apasionante final de año con los Mundiales y Lombardía, dos plazas por conquistar.
Sobre Valverde y Movistar toca hablar largo y tendido. La primera reflexión es que la temporada ha sido un fracaso rotundo en las tres grandes. El mejor vueltómano del equipo ha resultado ser el ecuatoriano Richard Carapaz con su cuarto puesto en el Giro de Italia, pero a partir de ahí no ha salido absolutamente nada. Mikel Landa y Nairo Quintana fracasaron estrepitósamente en el Tour de Francia, amén de correr realmente mal como equipo, y el propio colombiano junto a Alejandro Valverde, esta vez corriendo y compitiendo bastante bien, tampoco encontraron premio alguno: ni victoria ni podio. Tendrán que replantearse muchas cosas de cara a un 2019 en el que están obligados a dar un paso adelante.
De La Vuelta también sale fortalecido el colombiano Miguel Ángel López, que se va de 2018 con dos podios en Giro y Vuelta y que se asienta como un pilar seguro y fiable para este tipo de carreras. Seguramente 2019 será el primer año en el que afronte el Tour de Francia con intenciones perversas de ganarlo. Otro que acaba la prueba crecido es el sprinter italiano Elia Viviani, cuyo dominio en Italia y España lo disparan como el gran velocista de la temporada, incluso por delante de Fernando Gaviria, Peter Sagan o Dylan Groenewegen.
Indecente Vuelta de Porte
En el lado opuesto de la balanza aparecen Richie Porte y Fabio Aru. El primero se ha marcado una carrera indecente, impropia de un ciclista de sus capacidades y viniendo de su enésima caída en el Tour. Tuvo tiempo de recuperar y no quiso y además se borró de la general en la segunda etapa, primera en línea. El caso del escalador italiano es totalmente diferente. Algo ha pasado en su cambio de Astana a Emirates porque su 2018 no es normal. Fuera de forma en el Giro y en La Vuelta y eso que lo ha intentando en ambas. Algo no sabemos sobre él, pero alguna cosa ajena a la propia competición debe estar pasando.
Y en un terreno de nadie nos toca dejar a Vincenzo Nibali, que quiso y no pudo tras su grave caída camino de Alpe d’Huez en el Tour, y a Thibaut Pinot, ganador de dos etapas formidables pero incapaz en la general. Igual debería replantear su carrera e ir pensando en actuar más de ejecutor que de resistente. Y lo mismo ocurre con Rigoberto Urán, Wilco Kelderman o Ión Izagirre, tres corredores que aparentaron una cosa y terminaron ofreciendo otra. En cualquier caso, poco se puede criticar a quien pone toda la intención, todas sus fuerzas y toda su pasión. Más corredores así.