La única vez que fui a los Estados Unidos, a Nueva York, fue un viaje familiar, pero la verdadera ilusión que tenía por aquella aventura era que allí me compraría mi primera camiseta de la NFL. Aquel año, la Superbowl (la segunda que veía) la disputaron Steelers contra Packers. Una de las mejores finales que he visto, no porque fuese un partido muy emocionante, de hecho hay otros partidos por el título que han sido bastante mejores, pero aquel año fue una final redonda, incluyendo el espectáculo de intermedio que lo ofrecieron Black Eyes Peas, uno de los mejores intermedios que he disfrutado.
En Times Square, la zona más céntrica de la gran manzana, descubrí una enorme tienda de camisetas deportivas. En la segunda planta, estaban las de la NFL y cuando entré me quedé impactado al ver tantas camisetas colgadas por la paredes. Mi padre me había prometido que me compraría la camiseta que quisiera y rápidamente me fui a buscar la de Aaron Rodgers, pero cuando la vio me dijo “No voy a pagar 80 dólares por algo tan feo” (Lo siento por los aficionados queseros). Mi padre giró la cabeza echando una mirada a todas las camisetas hasta que la encontró. Levantó su brazo, señaló y dijo: “Solo te compro esa, es por la única por la que voy a pagar tanto dinero”. Era la camiseta de Minnesota Vikings, uno de los grandes rivales de Green Bay Packers, pero, como seguidor de How I Meet Your Mother, también era el equipo de Marshall, así qué no me importó.
A partir de aquí tenía una difícil decisión: el cuatro de Favre o el 28 de Peterson. Dudaba entre esas dos y, como novato en el mundo del fútbol americano, tuve que mirar un par de videos en youtube para decantarme. De lo poco que pude visualizar de ambos fue que el primero es uno de los mejores QB de la historia de la liga, pero Adrian Peterson era algo espectacular; me impactó, me impresionó la potencia física, la fuerza y la explosividad que tenía, era un jugador muy llamativo. Al final me decidí por el número 28 y compré su camiseta, que por aquella época era de Reebok y no de Nike como ahora.
Adrian Peterson es mucho más que potencia física, explosividad y fuerza. Muchos de los deportistas americanos más sonados salen de barrios conflictivos o duras historias de superación gracias al deporte. Peterson tampoco tuvo un camino fácil: su padre fue detenido cuando él tenía 13 años: blanqueo de capitales relacionado con el tráfico de drogas fue por lo que se le condenó y estuvo ocho años en prisión. Perdió a su hermano Brian con nueve años, cuando un conductor bajo los efectos de alcohol le atropelló mientras montaba en bicicleta. Su hermanastro también falleció tras un disparo con un arma de fuego.
Peterson empezó a evadirse de todos su problemas con el deporte. En el instituto compitió para el equipo de football, de baloncesto y de atletismo (donde consiguió más éxitos). Su entrenador de atletismo llegó a reconocer que si no se hubiese dedicado al futbol americano seguramente hubiese sido velocista olímpico. Tras sus éxitos en el instituto, muchas universidades se interesaron por el joven RB para unirlo a su equipo, pero él eligió los Sooners de la universidad de Oklahoma.
Su estancia en la universidad fue increíble y consiguió grandes logros que lo convirtieron en el jugador que es a día de hoy. En su primera temporada los Sooners consiguieron salir invictos y además Peterson fue nominado a varios premios por su gran campaña. La segunda temporada no la pudo completar debido a una lesión en el tobillo. Aún así, Peterson consiguió completar 1.108 yardas y anotar 14 touchdown. Su último año universitario fue bueno y se quedó a 74 yardas de Billy Sims (líder de la universidad en yardas recorridas). Lo tuvo muy cerca, pero el jugador había pasado lesionado media temporada, debido a una fractura de clavícula que se produjo en el primer partido en el que le veía su padre tras salir de prisión. Cuando acabó la temporada, Peterson confirmó que renunciaba a su último año de universidad para poder ser seleccionado por la NFL.
Su temprana selección generó un gran debate en los Estados Unidos, mucha gente se preguntaba cuando realmente un crío universitario estaba preparado para dar el salto a la NFL. El joven RB, para Star Tribune (el periódico más importante de Minnesota), habló de su llegada a la liga argumentando que “todos los equipos de la liga saben que mi clavícula mejorará y conocen mi potencial. Quiero ser el mejor jugador de este deporte y se que lo conseguiré”. Los primeros en arriesgarse en un talento con mucho futuro por delante fueron los Vikings, que le seleccionaron en el puesto número siete de la primera ronda del Draft de 2007.
Sus cuatro primeros años en la NFL fueron una maravilla: Peterson consiguió numerosos touchdowns y yardas recorridas. Desde su primera temporada fue seleccionado para la Probowl (partido de las estrellas). Estuvo cerca en 2009 de llegar a la Superbowl con los Vikings, pero los Saints le arrebataron dicha oportunidad. En su tercera temporada los analistas expertos de la NFL le consideraban como el mejor running back de la liga. Su quinta temporada en la liga fue una de las peores, una lesión del ligamento cruzado anterior cortó de golpe su progresión. Pero el jugador salió más fuerte de aquel imprevisto y en 2012, la temporada posterior a su lesión, fue el mejor año deportivo de Peterson, donde consiguió 2.097 yardas recorridas y 12 touchdowns. Aquel año Peterson se convirtió en el MVP de la temporada por delante de Payton Manning.
A partir de 2012 la carrera de Adrian Peterson entró en una vorágine de desgracias e inconvenientes que durante mucho tiempo le apartaron de los terrenos de juego. Primero fueron las lesiones que le alejaron de poder practicar su profesión. En 2013, su hijo menor, de tan solo dos años, fue asesinado a causa de una paliza propinada por la pareja de su ex mujer. Fue un duro golpe para Adrian Peterson del cual le costó reponerse. Además de todos estos problemas, en la temporada 2014 fue sancionado por la liga tras una sentencia por abuso de menores, lo que le supuso una sanción de un año entero sin poder competir.
Tras varios años desaparecido, la temporada pasada los Vikings decidieron venderle a Nueva Orleans Saints, quienes tampoco acabaron muy convencidos del running back y lo volvieron a traspasar a Arizona Cardinals. Este verano, con la lesión de Derrius Guice en Redskins, los de la capital decidieron darle una última oportunidad al corredor tejano. Tras las tres primeras semanas de esta temporada hay atisbos de regreso: Adrian Peterson ha sumado su touchdown número 102 y en la liga ya suma 236 yardas y 3 anotaciones.