“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿Vale?”. Esto le decía Will Smith en la película “En búsqueda de la felicidad” a su hijo. Porque los sueños se cumplen, tan solo hay que pelearlos y trabajarlos. Luego todo acaba llegando, es cuestión de constancia y decisión.
En Mayo de 2013, un joven chico de 23 años estaba finalizando su etapa universitaria; no sabía cuál iba a ser su futuro, pero en ese momento tenía su primera entrevista de trabajo. Patterson Dental, una empresa de venta de equipos dentales, era la entrevista a la que Adam Thielen se encaminaba. El encuentro fue bastante bueno, pero siempre recordará una de las últimas preguntas que le hicieron. Ese tipo de preguntas cliché que suelen aparecer en estos momentos. «Si pudieras elegir cualquier trabajo en el mundo, ¿Cuál sería?» Thielen sabía que si le respondía “Vender equipos dentales” el mismo entrevistador sabría que le estaba mintiendo. Su respuesta fue sincera: «Jugar en la NFL».
El dueño de Patterson Dental levantó la cabeza y le dijo que le había visto en algunos partidos de la universidad. Y que si su sueño era ser jugador de la NFL, tenía que perseguirlo. Thielen había estudiado en la universidad con una beca de football de 500$. No era mucho, pero era bastante para un chico que jugaba en una segunda división de universidades. Con la respuesta del entrevistador, Adam Thielem lo tenía claro: iba a intentar ser jugador de fútbol americano y si no le salía todavía era joven para trabajar en cualquier lugar.
Mientras crecía en Detroit Lakes (Minnesota) Thielen siempre apoyó a los Vikings. En el jardín de su casa jugaba pensando que era Cris Carter o Randy Moss. Recuerdos como estos le hicieron ser más fuerte para perseguir su sueño. Junto a un compañero de la Universidad, Thielen se puso a buscar maneras para aparecer en los radares de los equipos de la NFL.
Se apuntó a una especie de Combine (pruebas físicas) donde no había ojeadores, pero los números que hiciesen durante los ejercicios se enviarían a los 32 equipos profesionales de la NFL. Para participar tenía que abonar la inscripción de 275$. No lo dudó, los pagó y junto a unos amigos se montó en una camioneta dirección Chicago para perseguir su sueño. Correr 40 yardas, saltar, un circuito y levantar peso, eran las pruebas que tuvo que realizar. Cuando terminó, le dieron una clave para entrar en una dirección web donde subirían los resultados.
Se pasó toda la noche mirando a la pantalla del ordenador, actualizando constantemente la página para ver si salían los primeros resultados. A media noche los resultados se publicaron. Los números obtenidos eran los que esperaba y junto a sus amigos saltaron, cantaron y lo celebraron. Ahora tocaba volver a Minnesota y esperar: con un poco de suerte llegaría su oportunidad.
A las pocas semanas, el joven de Minnesota recibió dos ofertas para acudir a los Tranning camps. La primera era de Carolina Panthers, la segunda era de sus amados vikingos. No se lo podía creer, tenía una invitación para el tranning camp de los Minnesota Vikings. Llamó a su familia, a su pareja, amigos y al dueño de Patterson Dental. Se lo contó a todo el mundo.
Eran muchos los jóvenes que formarían aquel primer roster veraniego de los Vikings. Sabía que era casi imposible, pero el estar ahí era una oportunidad. Los equipos de la NFL, para las pretemporadas cuentan con todos los jugadores seleccionados y los agentes libres seleccionados que aún no han firmado. Además de los 30 o 40 jóvenes que son invitados. Estaba luchando contra jugadores experimentados que se querían quedar en el equipo y con otros que ya estaban dentro de el. Tenía que esforzarse y trabajar, sabía que llamando la atención podía surgir su oportunidad. La primera noche Thielen se aprendió todo el libro de jugadas.
El entrenamiento tenía cinco prácticas diarias. Estaba teniendo oportunidades de enfrentarse a jugadores que en unos años serían de los mejores de la NFL. Tras la primera semana de entrenamientos, los Vikings hacían sus primeros descartes. Pensó que había hecho lo suficiente, pero el equipo de Minnesota tenía un roster muy completo y las posibilidades de quedarse eran muy bajas. Así que ese mismo día, tras acabar los entrenamientos, Thielen se marchó a su habitación a recoger todas sus cosas para marcharse a casa. En ese momento el entrenador le llamó para que acudiese a su oficina. Este le dijo que le gustaba lo que había visto en él, pero que la listaba estaba ya cerrada. Aún así, le firmaban.
Habían cortado a otro receptor, a uno por el que habían pagado un bono, y le despedían para hacer espacio para él. Esa temporada se la pasaría en el equipo de prácticas, pero daba igual, tenía un contrato como jugador de la NFL.
Seguramente, en la semana 1 de la siguiente temporada (año 2014), Thielen se acordase de sus entrenamientos, el viaje a Chicago, la noche delante del ordenador o el rápido estudio del libro de jugadas. Ese día se convirtió en futbolista de la NFL debutando con los Vikings ante los St. Louis Rams. Más tarde, en la semana 5, consiguió recepcionar 100 yardas y anotar su primer touchdown. Su trabajo le sirvió para conseguir el sueño que tenía de niño, cuando jugaba en su jardín. Ahora su nueva meta es conseguir lo que ni Randy Moss ni Cris Carter consiguieron: conseguir la Superbowl con los Vikings.
[…] no sea uno de los mejores de la liga, pero la conexión que puede formar junto a Diggs y Thielem puede ser temible. Dos jugadores que suman 155 recepciones y 12 touchdowns en la pasada temporada. […]