Lo que van a leer a continuación no es ninguna broma. Existe un club de fútbol que ha cambiado su nombre en honor a Donald Trump. Se trata de un equipo que reconoce orgulloso su vinculación con la derecha más radical de Israel, así como sus vínculos con los poderes tradicionales del país. Recientemente, con la decisión del gobierno de Estados Unidos de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, reconociendo a esta como capital israelí, la junta directiva del Beitar lanzó un comunicado en el que dejaba muy claras sus intenciones. “De ahora en adelante nos llamaremos Beitar Trump Jerusalén”.
El Beitar Trump Jerusalén ha debutado hoy en la Europa League, lo ha hecho empatando a cero ante el Chikhura FC georgiano. En las gradas del Teddy, el estadio del club, rezan pancartas con mensajes discriminatorios como “Siempre puros”. Su hinchada es, probablemente, la más racista del mundo. Son conocidos como La familia, una facción ultra con gran influencia en las decisiones del equipo.
El documental Forever Pure indaga en los orígenes sionistas del club, la simpatía pública que le procesa el actual presidente de Israel, Benjamin Netanyahu, y el conflicto brutal que se ocasionó cuando, por primera vez en la historia del Beitar, se ficharon dos futbolistas musulmanes.
Zaur Sadayev y Dzhabrail Kadiyev, de origen checheno, recibieron una campaña de acoso y derribo de unos ultras que acudían todos los días a los entrenamientos exclusivamente a insultarlos y amenazarlos de muerte. Se intentó, incluso, quemar las oficinas del club. Hay un momento del documental en el que se ve al joven Sadayev obligado a rezar sólo en el pasillo del autobús. Un gol de Kadiyev fue celebrado de forma tímida por muchos fans y otros llegaron a abandonar el estadio en señal de protesta.
Este año se cumple una década desde la última Liga del club de Jerusalén, uno de los más históricos del fútbol israelí y, desde hace muy poco, la nueva bandera del gobierno de Donald Trump.
Es lo más irónico que ha existido jamás.