Si Diego Costa antes de ir a Rusia a jugar el Mundial con España se hubiera hecho una foto con Michel Temer, presidente de Brasil, hubiera sido una anécdota sin más. Lo más probable es que no hubiera levantado tantas ampollas como si lo hiciera la, ya famosa, foto de Özil y Gundogán con Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. La tensión entre ambos países, o mejor dicho, entre ambos presidentes, es tal, que subirla a las redes sociales puede generar una polémica con catastróficos resultados. Es decir, que uno de tus jugadores franquicia acabe renunciando a la selección. En Alemania se consideró que ambos integrantes de la plantilla apoyan la campaña de reelección del presidente turco, aspecto que en algunos sectores no sentó del todo bien.
La situación ha llegado al límite. Özil, que siente que le han faltado al respeto y que hay racismo en el fútbol alemán, ha renunciado a ello y, en consecuencia, a vestir de nuevo la camiseta de Alemania. El fútbol ha sido el mejor arma para defender una sociedad germano-turca que convive en armonía, pero este episodio pone de nuevo el grito en el cielo para defender las desigualdades que se viven en Alemania si eres de descendencia turca. El centrocampista del Arsenal declaraba que «en los ojos de Grindes y sus defensores soy alemán, si ganamos. Si perdemos, no soy más que un inmigrante«. Palabras que no han sentado del todo bien en la Federación Alemana de Fútbol, que ya ha contestado: «Rechazamos totalmente que la DFB esté relacionada con el racismo. La DFB ha estado involucrada en el trabajo de integración en Alemania. Ha integrado a decenas de miles de refugiados en el fútbol”
Como no podía ser de otra manera, la decisión fue anunciada a través de una red social. Twitter fue el método elegido por el jugador de 29 años para explicar sus polémicos motivos. Alemania pierde de esta manera a uno de los jugadores que formara la plantilla que ganó la Copa del Mundo de 2014 en Brasil. Además, el momento no podía ser más crítico, ya que se une a la rueda de descontentos que emergió tras la mala actuación de los bávaros en el Mundial de Rusia, donde quedaron eliminados a las primeras de cambio.
El exjugador del Real Madrid está muy enfadado con la DFB al no sentirse respaldado en ningún momento tras las numerosas críticas que recibieron ambos jugadores después de la foto. Incluso la canciller Angela Merkel salió en su defensa al pedir que cesaran los pitos que recibían los jugadores y, ahora, también ha pedido respeto para la decisión de abandonar la Mannschaft. Tampoco ha pasado por alto la acusación de racismo, declarando que Alemania «es un país abierto y la integración de personas con orígenes en la inmigración es una tarea clave del Gobierno». Y es que Özil se siente dolido por situaciones que cambian depende de tu país de origen. Declara que sus compañeros y amigos Podolski y Klose nunca han sido calificados como germanos-polacos y él si tiene que recibir la etiqueta de turco dentro de su país de nacimiento.
El que no ha querido apaciguar las aguas es el presidente del Bayern de Munich, Uli Hoeness. Celebró la renuncia y afirmó, sin ponerse ningún filtro, que Özil ha aprovechado la situación para esconder su rendimiento «de mierda» con Alemania desde que ganaran el Mundial en Brasil. Palabras que entorpecen la recuperación del fútbol alemán para beneficio de todos. Y, sobre todo, del propio fútbol.
Una pataleta absurda de un jugador que sabe que no iba a seguir con Alemania porque se le ha pasado ya el arroz y hace la patochada para llamar la atención.
[…] de Phillip Lahm, el último alemán en levantar una Copa del Mundo. La afirmación es anterior a la reciente renuncia del mediapunta alemán a la Mannschaft, en los días en los que la tetracampeona del mundo era alabada por todos, cuando […]
[…] disfraz de Rafinha activó todas las conexiones. También se recordó el caso Ozil. Hace tres meses, el jugador del Arsenal renunció a la selección alemana por sentirse víctima del […]