Tal vez sea una buena elección, esa cuestión merece otro debate, pero el momento elegido para anunciarla es tan inconveniente que hicieron falta unos minutos para comprobar que no se trataba de una broma o de un fake. A dos días del comienzo del Mundial, el Real Madrid comunica que Julen Lopetegui será su próximo entrenador. Hay que suponer que el anuncio se ha hecho con el consentimiento del interesado, lo que deja peor al todavía seleccionador. Parece de ética dudosa negociar un contrato durante la concentración de España para el Mundial, cuando el técnico debería estar concentrado en el campeonato, 21 días después de haber renovado su compromiso con la Selección hasta 2020.
Todo lo anterior es de un pésimo gusto, pero comunicarlo en vísperas del torneo resulta una torpeza inconmensurable que no solo atañe a la ética y a la estética, sino que también afecta a la Selección española. No se me ocurre una distracción mayor para el equipo y el entorno, provocada, precisamente, por quien debería evitar las distracciones. Quiero suponer que los plazos se adelantaron por temor a que la notica fuera filtrada, pero eso no exime de responsabilidad a los participantes, especialmente a Lopetegui. Quien tiene la habilidad de firmar un contrato a espaldas de la prensa, debería tener la misma capacidad para cerrar la boca cuando la tiene delante.
Comprendo la oferta del Real Madrid y sus urgencias por cerrar el casting. Tampoco cuesta trabajo entender lo que significa para un entrenador de fútbol que un club así llame a la puerta. Pero de la misma manera que Pochettino o Klopp se han sentido obligados con sus proyectos y sus contratos, Lopetegui hubiera hecho bien en declinar la invitación, o, al menos, en posponer las reuniones para el 15 de julio. A los 51 años las prisas no deberían ser una variable, quiero pensar.
Imagino que los madridistas (algunos, quizá muchos) verán al asunto con indulgencia. No es tan importante, pensarán. Pero la cosa es grave. Cualquier decisión que tome Lopetegui durante el Mundial será considerada desde su próxima filiación. Y si algo había conseguido la Selección en los últimos años es que todos estuviéramos a una. No había disidencias (más que las políticas), ni voces disonantes, tampoco había equipos; todos éramos del mismo. Pues se acabó. Ahora habrá culés que desconfíen, porque no hablarán del seleccionador español, sino del próximo entrenador del Real Madrid, y no faltarán los atléticos o valencianistas que piensen lo mismo. Los jugadores no merecen eso y tampoco nosotros.
Según escribo oigo voces que piden la destitución del seleccionador, nunca falta quien se pone dramático. No arreglaría nada. Lo que toca ahora es convivir con el ruido y esperar que esto sea lo que despierte al equipo. En el fútbol, y sospecho que en la vida, el éxito se escribe muchas veces a partir de renglones torcidos. Y en esta historia sobran.
Creo que es la primera vez que tengo un punto de vista diferente desde que leo (degusto) tus artículos.
Si el Real Madrid hubiese fichado a Low, no creo que hubiese generado tanto ruido; si un equipo ficha jugadores en el previo o pleno mundial (Hazard, Alisson, …Griezmann?), nadie piensa que haya un efecto distorsionador que repercuta en sus capacidades ni genere una dramática bajada de atención del equipo que sea causante de futuras desgracias.
El fútbol es hoy lo que es; no se para, ni con mundial, ni con europeo de petanca.
En cuanto a la ética de un contrato o compromiso previo.. ¿acaso no lo tiene Pochettino? Lo tenían Modric, Bale..lo tiene Lewandoski, y a nadie le preocupa eso.
Tal vez podamos hablar, efectivamente, de lo elegante o pulcro que hubiese sido dejarlo para dentro de un mes, pero ¿no sería peor tener los rumores cada vez más confirmados a mediados de mundial, cuando nos estemos jugando pasar a octavos o algo más?
Teniendo en cuenta lo que podría haber sido, mejor que sea cuanto antes. O en todo caso, culpemos a Pochettino! (o al Levy!).
Magnífico artículo,señor Trueba (como siempre, por otra parte). A mí la selección me provoca indiferencia, pero está claro que no ha sido el mejor momento, ni por parte del Real Madrid, ni por parte de Lopetegui, para decirlo. ¿Dónde tendrá la mente ahora el seleccionador? ¿Sabrán convivir los jugadores con una situación tan anómala? ¿Qué pasará si la Roja hace un mal mundial: se retractará Florentino de la contratación? Muchos interrogantes que resolver… Veremos.