Son muchos los kilómetros que separan a España de Irán. Por supuesto que hay diferencias, sobre todo en los aspectos individuales de la vida, en los puntos de vista de según qué asuntos sociales y algunos tratos no son iguales. Pero, sorprendentemente o no, en el fondo, son más las similitudes que las desavenencias. Así lo confiesan desde el Centro Persépolis, que se encarga de traer un pedacito de la cultura milenaria de Irán y Asia central a Madrid. “Un iraní en Noruega se distingue, pero en España no tanto. Por aspecto no somos muy diferentes. Aquí, no nos sentimos muy extraños”, explica Ahmad Taheri, promotor y director de la asociación intercultural que lleva activa desde hace 12 años.
Los españoles, en general, somos personas receptivas, nos comunicamos rápido. Otro punto en común es que la gente iraní tiene un sentido del humor muy similar. “En otras partes del mundo, cuentas un chiste y ni siquiera lo entienden. Somos muy irónicos y aquí también. Es la parte de Europa más cercana a nuestra cultura. Amigos que vienen a España de otras partes dicen que aquí se sienten mucho más cercanos”. Persépolis incluso organiza viajes de españoles a Irán. “La gente que vuelve dice lo mismo, que han encontrado un pueblo bastante cercano”.
El deporte en Irán no forma parte de la cultura, como sí la configuran la literatura, la música o la danza. Por lo menos, no el deporte que ahora conocemos. El fútbol, que se ha convertido en un negocio poco a poco, en este sentido, se ha alejado del apartado social, aunque es el principal deporte que se practica. La comunidad iraní es muy pequeña en España, en otros países europeos es mucho mayor. No hay grandes reuniones de aficionados para ver los partidos, pero sí se juntan 6, 7 u 8 amigos en diferentes sitios. “Se vive igual que aquí. Hay mucha pasión por el fútbol. Es una locura. En Irán, se juntan 100.000 personas en un estadio para ver un derbi como el Barça–Madrid”. Campos en los que, por orden del régimen teocrático gobernante, las mujeres no pueden entrar. Antes, sí que iban a los estadios, pero desde hace un par de décadas no. “Es una imposición estatal que, prácticamente, está rechazada por toda la sociedad. Pronto va a desaparecer porque no tiene sentido ninguno”.
En Irán, el fútbol forma parte de la vida de los jóvenes, pero la educación futbolística no está muy extendida. No ocurre como en España, que los niños juegan desde muy pequeños y van avanzando. Este es uno de los aspectos por los que siempre ha mostrado preocupación Javad Nekounam, exfutbolista de Osasuna y jugador con más internacionalidades en la historia de la Selección de Irán (151). Ahmad Taheri confirma esta teoría. “Los que tienen talento son conocidos por casualidad. Hay equipos de todas las edades, pero disciplinados no. No lo toman muy en serio. No trabajan el talento, no lo educan y se acaba perdiendo. Si buscas en YouTube, ves cosas extraordinarias, pero muchos de ellos luego se pierden. La educación física y la alimentación no se cuidan”.
Contra Marruecos, con un gol en propia puerta, Irán consiguió una victoria histórica para el país, la segunda en los Mundiales. La primera fue hace casi 20 años, el 21 de julio de 1998, durante la Copa del Mundo de Francia, cuando se impuso por 2 a 1 a Estados Unidos en la fase de grupos. Desde su primera aparición, en Argentina 1978, acumula dos triunfos, tres empates y ocho derrotas en citas mundialistas. Este miércoles, sueña con seguir haciendo historia contra España.
Los países árabes, en general, tienen un fútbol muy lento, pero lo que más les gusta a los iranís es un juego dinámico. Por eso, y a pesar de lo que dice la historia, su mayor rivalidad no es con Arabia Saudí, sino con Corea del Sur. Irán ha sido el primer equipo asiático que, en las últimas ediciones, se ha clasificado para la fase final del Mundial. Su punto fuerte es el balón parado y el juego aéreo. “La gente es consciente de la capacidad de su equipo. Lo que más gustaría es que jueguen bien. No tienen mucha expectativa en que puedan superar a Portugal o a España. Lo desean, pero saben el nivel que tienen. Lo que más le importa a la gente iraní, lógicamente, es ganar, pero lo que quieren es que no hagan el ridículo, como hizo Arabia Saudí (en el partido inaugural). Que juegue bien, como hizo hace unos años ante Argentina, que estuvo a punto de ganarla”.
Es innegable que Irán juega su Mundial particular porque, en pocas palabras, cada uno es uno y sus circunstancias. ¿Pero cuántas diferencias puede haber en 6.400 kilómetros de distancia? Como decía Jorge Luis Borges, todos somos iguales hasta en la manía de creernos diferentes. Pero, en esencia, lo queramos ver o no, no lo somos tanto. Y cuando hay un balón de por medio, todavía menos. El fútbol es sentimiento que se suele decir. Y se vive, con mayor o menor intensidad, en Moscú, en Madrid o en Teherán.
Marcos continúas haciendo muy bien tus cometidos.Eres claro,conciso y veraz.Ademas,cuando leemos tus escritos suscitas interés para seguir leyendo.Esto es primordial para un buen periodista.Seguro que destacaras.
Muy interesante…
Tus artículos enganchan,ya espero el siguiente.
[…] por toda la sociedad. Pronto va a desaparecer porque no tiene sentido ninguno”, reconocía en una entrevista a A La Contra, antes del enfrentamiento entre España e Irán del Mundial de Rusia, Ahmad Taheri, promotor y […]