Hubo un tiempo en que Antonio de la Torre (Málaga, 1968) soñó muy fuerte que quería ser futbolista, pero “era muy malo”, alguien descoordinado. Pero si lo fuera, «sería Luis Rubiales», ahora presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Por eso, antes de convertirse en un referente del cine español (11 nominaciones a los Premios Goya), encaminó, casi sin esperarlo, su vida al periodismo deportivo. Le dio “pena” haber perdido hace solo un par de años su excedencia de Canal Sur. Sus peores recuerdos como aficionado al fútbol han sido las eliminaciones de España en la Copa del Mundo del 82 y la del Málaga en cuartos de final de Champions, su equipo junto con el Real Madrid de Juanito, porque el club que preside Florentino Pérez: «No representa mis valores» y «no compite en las mismas condiciones». Pero no todas las lágrimas son amargas, también hay emociones dulces. Vivió en primera persona, junto con su hermano, el gol de Iniesta en Sudáfrica 2010. Ahora que el Mundial de Rusia está a la vuelta de la esquina, charla con A LA CONTRA sobre fútbol y cine, sus valores, la victoria y la derrota, su ‘9’ favorito para la Selección y otros nombres como Màxim Huerta, el ya exministro de Cultura y Deporte.
—En su etapa como periodista deportivo en Canal Sur, ¿tenía algún topo en algún vestuario?
—(Risas) No, no, no. He hecho amistad con algunos futbolistas, pero desgraciadamente para mi currículo profesional, en mi época de periodista, no era especialista en sacar primicias.
—¿Qué es eso de que empezó a ejercer el periodismo deportivo cuando ya pensaba que no iba a ejercerlo?
—Cuando era adolescente, quería ser periodista deportivo, era muy admirador de José María García, pero cuando fui a Madrid, en la Facultad, empecé a descubrir cosas nuevas y me empezó a interesar otro tipo de periodismo. De hecho, no solo me empezó a interesar otro tipo de periodismo, sino que me empezó a interesar la interpretación. Después de la primera etapa trabajando como periodista, de información general digamos, en un medio andaluz, empecé a desarrollar una carrera de actor. Pensé que me iba a ir muy bien y que todo iba a ir muy rápido, pero la vida tiene bastantes puertos de montaña. A los 30 años, tuve una crisis personal y profesional. Volví al periodismo. Cuando no lo esperaba, me cogieron en Deportes de Canal Sur. Llevaba una trayectoria profesional que se había alejado del periodismo, pero la vida da vueltas y he estado trabajando 10 años de periodista deportivo.
—¿Conserva la excedencia de Canal Sur?
—No, la perdí. Hace un par de años que me enviaron una carta diciéndome amablemente que mi vinculación con la empresa se había terminado. Me dio un poco de pena, pero, por otro lado, era lógico.
—Es periodista y ha ejercido, es actor y está ejerciendo. ¿Le hubiese gustado ser futbolista?
—Me hubiese encantado. Tenía esa ilusión, pero, por suerte para mí, no duró mucho. Era muy malo. Tenía mucha voluntad, buen fondo, muchas ganas, pero… Kiki Carvajal, que es amigo mío, un futbolista del Sevilla de los años 80, que ahora es fisioterapeuta, un día me estaba revisando una cosa y me pidió que realizara un movimiento. Lo hice fatal. Me dijo que como futbolista tenía que ser muy malo porque soy muy descoordinado. Rápidamente, vi que no tenía muchas opciones. De todas formas, me lo pasaba muy bien jugando al fútbol. Eso no te lo quita nadie. Pero vi claro que era mejor marcharme a Madrid a estudiar Periodismo. Entre los 15 y 17 me dio por pensar que podía tener alguna opción.
—Si Antonio de la Torre fuese futbolista, ¿quién sería?
—Hostia, tío. Yo qué sé… Sería Rubiales. Me veo como Rubiales, un futbolista con pundonor, un tío que lo que se propone lo consigue.
—¿Qué actores serían Messi y Cristiano?
—Cristiano sería un Daniel Day-Lewis o un Christian Bale. Un tío que se cuida y se lo curra mucho. Messi, un Philip Seymour Hoffman, que tenía un talento para la interpretación fascinante, o Marlon Brando.
—¿Por qué nos gusta tanto el fútbol?
—Porque tiene algo de sentimiento colectivo. El fútbol es ese gol en el minuto 93. Yo lo viví con el Málaga. Estábamos en el minuto 90, nos sobraba incluso un gol para ser el primer equipo andaluz de la historia en llegar a las semifinales de la Champions, y en tres minutos nos echaron fuera. Puede ser épico y trágico. Supongo que es algo que solo puedes entender si de niño lo has mamado y has jugado mucho, como ha sido mi caso.
—¿Ese partido es su peor momento como aficionado al fútbol?
—Ese fue muy jodido. También recuerdo especialmente cuando nos ganó Alemania en el Mundial 82. Me puse a llorar. Tenía todas las ilusiones puestas, pero es así…
—Pero su equipo no es solo el Málaga, también es del Real Madrid.
—Mi padre era del Madrid y mis hermanos también. Eso en Málaga pasa mucho, imagino que como en muchas ciudades de España. Eres del Madrid o del Barça para poder tener vidilla en la Champions y en los grandes torneos. A mí me identificaba el Madrid de los 80, con Juanito, Santillana… Había algo más reconocible, más obrero. Pero se ha convertido en un club multinacional, con este poderío económico… Este Madrid galáctico, capitalista, no representa mis valores. Por mucho que se llenen la boca, no compite en las mismas condiciones. Tiene mucho más dinero, muchos más recursos. Me apasiona, tanto en el deporte como en la vida, cuando el resultado se decide por detalles que tienen que ver más con el factor humano, es decir, con la voluntad, el esfuerzo, la imaginación, el riesgo, no por un simple y claro poderío mercantil.
—¿Entonces no se puede ser del Real Madrid o de cualquier otro gran club teniendo conciencia social?
—No, hombre. Decir eso sería un poco demagogo por mi parte. Que sea uno de quien le dé la gana. Contra el Barça quiero que gane el Madrid (risas). Le reservo ese huequillo de aficionado, quiero que gane el Clásico. Pero es natural, siempre vas con el débil. Cuando el Dépor o un equipo así jugaba en Europa, me generaba una simpatía especial. Es el sentimiento humano, hay una adhesión al débil. Es uno de los valores bonitos del fútbol.
—¿Hay que saber aceptar la derrota, o la derrota no se acepta?
—Tanto el éxito como el fracaso son dos grandes embusteros, mentirosos, impostores. La victoria y la derrota forman parte de la vida.
—¿En qué sentido el fútbol ha marcado su carácter?
—En el espíritu de lucha. Recuerdo jugar mucho al fútbol de una manera voluntariosa. Era muy tenaz, tenía afán de superación.
—¿Le gustaría reencarnar en el cine a algún futbolista en especial?
—Me encantaría hacer un biopic de Juanito, pero se me pasa la edad, soy mayor. Creo que Juanito tiene una gran película y que la gran película de fútbol está por hacerse. Evasión o victoria es una película que, en su momento, me hacía gracia, pero a medida que pasa el tiempo no te crees a Michael Cane de futbolista ni harto de vino. Sylvester Stallone de portero tiene lo que yo de Pedro Duque.
—¿Por qué Evasión o vitoria sigue siendo la mejor película de fútbol, por qué no se hace una mejor?
—Porque la mejor ya existe: las retrasmisiones. No sé. Los americanos suelen hacer buenas películas de boxeo… Es una buena pregunta, pero no te sabría decir. Algunas vidas de algunos futbolistas son realmente apasionantes. Maradona seguro que tiene un gran biopic y Juanito también.
—Antes, comentaba que lloró en un partido en que Alemania eliminó a España, ¿cuál es el recuerdo más emocionante que tiene de la Selección?
—Recuerdo mucha, mucha emoción cuando Fábregas marca el gol de penalti contra Italia y, por fin, pasamos de cuartos. ¡Por fin, por fin y por fin! Me volví loco. Recuerdo también la final del Mundial porque estuve en Sudáfrica, en el Soccer City, viéndola. Fue muy emocionante, muy especial. Fuimos mi hermano y yo, tenemos una foto inolvidable.

—¿Este Mundial va a poder verlo, va a poder compaginarlo con los rodajes?
—Ahora, tengo una especie de parón porque en mi siguiente película tengo un cambio físico. Veré por la tele lo que pueda, pero no creo que viaje como otras veces. Tengo dos niños pequeños y me requieren mucho tiempo. Afortunadamente, en el plano profesional y, desafortunadamente, en el personal, tengo que pasar tanto tiempo fuera por trabajo que intento estar con ellos cuando no es así.
—¿Qué tal ve a la Selección para este Mundial?
—La Selección está en un momento fantástico. Ha dado la vuelta a la tortilla. Ahora, siempre se la espera. Pero puede pasar cualquier cosa. Son 90 minutos, un detalle o un mal día te deja fuera. España ganó un Mundial arrancando con dudas ante Suiza y, sin embargo, tiró para adelante. El modelo es bueno, pero en los cruces, te sale un partido malo y te vas para casa. Yo la espero arriba, pero también la esperaba arriba en Brasil y en la Eurocopa y no salió. Ya la espero arriba siempre.
—¿Qué ocurrió en Brasil?
—Xavi Alonso atinó bastante bien. Hay una cosa que es humana: es difícil encontrar siempre las ganas, el hambre. Por eso lo de Nadal es muy envidiable. Después de once Roland Garros sigue compitiendo. Es muy complicado. De repente, tiene que llegar la derrota. Él lo dijo con mucha naturalidad y le dieron caña. Somos un país demasiado apasionado. No sabemos reflexionar. Yo, el primero, soy un bocachancla. Pero creo que fue eso. Había un cierto agotamiento, ya está. Se pierde, no pasa nada. Uno se cae, se levanta y vuelve a competir. Así mientras estemos vivos.
—¿Usted tiene dudas con el 9 de España?
—Siento por un lado como si la Selección tuviera una especie de deuda con Diego Costa. También la siento como aficionado, como el entrenador que llevo dentro. Fue a Brasil, ha pasado una época mala de reconversión… Pero el fútbol es el aquí y ahora. Si Aspas es el que está marcando más, a lo mejor debería jugar él. Me gusta. En general, me gustan los futbolistas que hablan como Iago Aspas, que el otro día dijo que nos teníamos que poner las pilas porque si no, nos íbamos para casa. Me gusta la gente que no se autoengaña y que habla sin miedo y, por extensión, que juega sin miedo al qué pasará. Iniesta es muy así, por eso tuvo el cuajo de marcar el gol. Iniesta da un pase de tacón en el minuto 116 porque es un futbolista que entiende el fútbol así. Es extraordinario, el mejor de la historia. Es una pena que no tenga un Balón de Oro.
—Iniesta no tiene un Balón de Oro, pero Messi, sí, tiene cinco. ¿Se merece un Mundial?
—Es que el fútbol es un deporte de equipo. Si no se lo merece Argentina, es que no se lo merece Messi.
—¿Quiénes son sus favoritas?
—¡España, España, España, Españaaa!
—¿A quién nombraría usted como presidente del Consejo Superior de Deportes?
—Joe, me falta información para eso.
—¿Qué figura podría representarnos bien?
—Es una buena pregunta, pero, honestamente, diría cualquier carajotada. Antes de estar contigo, estaba leyendo en un periódico una serie de mujeres con un perfil de gestión en el deporte, algunas antiguas deportistas de élite… Un puesto femenino siempre sería bienvenido. Pero si te dijera un nombre, sería chalaura. Estaría hablando por hablar.
—Esto sí lo sabe. ¿Qué le parece el nuevo ministro de Cultura y Deporte? (En el momento de la entrevista, todavía no se había producido la dimisión de Màxim Huerta)
—Con el escándalo de la Gürtel, me parece muy bien que este país tenga mecanismos y resortes para que un gobierno que, claramente, estaba hasta arriba de corrupción dé paso a otro. Hay que darle la oportunidad. A ver cómo lo hace. Las referencias que tengo de Màxim Huerta, de algún amigo en común, es de que es una bellísima persona, un hombre dialogante. Ojalá tenga suerte en el Ministerio. Y que sea valiente también, que entienda que no va a contentar a todos. Decidir es equivocarse.
—Sin embargo, está siendo muy criticado por no conocer el deporte.
—Con todos los respetos, no me imagino al señor Méndez de Vigo subiendo el Tourmalet. Vamos a cuestionar a un ministro por la gestión que haga al frente del Ministerio para fomentar la cultura y el deporte. Nadal es un magnífico tenista, pero no necesariamente sería un gran presidente de la Federación Española de Tenis. No es lo mismo ser deportista que gestor. Démosle tiempo.
—¿Por qué parece que el fútbol u otros deportistas de alto nivel nos representan con orgullo fuera de España y el cine no?
—No lo creo. Desde que Garci ganó su primer Oscar, luego Trueba, Almodóvar, Javier Bardem, Penélope Cruz… ¿Estará en deuda la Marca España con un señor como Almodóvar que nos ha puesto en el mapa? Estoy convencido, más allá de determinados posicionamientos políticos, que a cualquiera le enorgullece que un compatriota destaque a nivel mundial porque demuestra que en ese país hay cosas que se hacen bien.
—En una balanza, por un lado, tenemos a los Penélope Cruz y Javier Bardem y por otro, a los Rafa Nadal y Fernando Alonso, ¿está equilibrada?
—Qué pregunta. No sé si hay más éxitos en el deporte o en el cine. No me parece comparable. Cuando Usain Bolt gana los 100 metros y lo hace en 9.58, es incuestionable, nadie corre más rápido que él. Ahora, si yo he hecho mejor un papel que otro es más difícil evaluarlo. Es una cosa subjetiva. No se puede comparar ganar un torneo con recibir un reconocimiento a nivel artístico. Me parece una competición falsa. Es un orgullo de las dos formas. Pero lo importante no es solo la excelencia, sino sentar las bases. Es muy de agradecer un Rafa Nadal, pero lo realmente necesario es sentar una base para crear a muchos Rafas Nadal, para que un país esté potenciado en la cultura y el deporte.
Bravo Marcos!
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