sábado, enero 25, 2025
Google search engine
InicioDeporte USALa dinastía del puente de la Bahía

La dinastía del puente de la Bahía

Saliendo a la parte sur de la isla de Alcatraz, entre la casa derruida del alcaide y el faro, con la lúgubre y cinematográfica prisión a nuestras espaldas, podemos ver, si la recurrente niebla nos lo permite, una de las vistas más clarificadoras de la Bahía de San Francisco. A nuestra derecha, la ciudad que da nombre a dicha bahía. A nuestra izquierda, Oakland. En medio, la isla de Yerba Buena y la isla Treasure. Y, conectando todos esos lugares, el Bay Bridge, el puente de la Bahía, más de 7.200 metros de acero con dos tramos bien diferenciados sobre aguas gélidas y peligrosas corrientes por culpa de un viento traicionero. Lo sabían bien los 36 presos que participaron en los 14 intentos de huida que hubo en las tres décadas de historia de La Roca. Lo sabían bien los hermanos Anglin y aquel Frank Morris inmortalizado en el celuloide con las facciones de Clint Eastwood. Lo sabía bien Al Capone, el famoso preso número 85 de Alcatraz.

Aunque apenas hay un par de kilómetros de distancia hasta la orilla más cercana, nadie sale de la isla de Alcatraz a nado.

Porque la mejor forma de desplazarse sin temor a ahogarse en esa bahía es el Bay Bridge.

El grisáceo puente de la Bahía que luce, coloreado de amarillo, en el escudo de los Golden State Warriors desde el año 2010.

II. El recorrido del puente de la Bahía explica también la trayectoria de los Golden State Warriors, un club que llegó de la mano de Franklin Mieuli a San Francisco en los años 60 después de 16 primeros años de historia en Philadelphia y que, tras no alcanzar con el ayuntamiento sanfranciscano un acuerdo para la construcción de un nuevo pabellón, cruzó el Bay Bridge apenas una década después para instalarse en el lado este de la Bahía, en Oakland. El Coliseum Arena, ahora Oracle Arena, ha sido el hogar más longevo de unos Warriors que, tras casi 50 años, cruzarán de nuevo el puente de la Bahía para regresar otra vez a San Francisco. Un regreso al futuro que ya tiene fecha: la temporada 2019/2020.

Por el contrario, el pasado de la franquicia es la citada Oakland, la mediática ciudad de los rankings de peligrosidad, del consumo de crack generalizado, de los tiroteos en sus aceras, del desmoronamiento industrial (automovilística y armamentística, sobre todo), de las bandas callejeras, del paro y de intentar vivir la vida por el camino más difícil.

La ciudad que, en la actualidad, trata de olvidar ese duro y reciente pasado que sofocó a buena parte de Estados Unidos, blanca y acomodada, en los años 80 (como ejemplo, aquel funeral multitudinario con el ataúd del narcotraficante afroamericano Felix Mitchell Junior, el líder de la organización criminal 69 Mob, dentro de una urna de cristal en un carruaje tirado por dos caballos y con 14 limusinas Rolls Royce de acompañamiento como cortejo fúnebre). Oakland combate ahora esos recuerdos con turismo, cultura, buen tiempo, viviendas modernas, nuevos y jóvenes habitantes y unos índices de delincuencia que decrecen año tras año desde hace más de un lustro.

La ciudad, también, orgullosa de sus equipos deportivos, los Athletics, los Raiders y los Warriors, pero que ha perdido en los años más recientes a los dos últimos (y, tal vez, en el futuro próximo también al primero de ellos), camino de Las Vegas y de San Francisco en busca de una mayor exposición y de mejorar su posicionamiento en el mercado global publicitario de hoy en día.

Se trata de un duro palo para esa recuperación que Oakland ha iniciado, para que Oakland pueda mirar de tú a tú a la rica San Francisco, pero son otros tiempos para el deporte.

Supongo que algunos pensarán que son tiempos peores, ajenos a la parte sentimental. Otros, en cambio, dirán que no lo son, que tampoco es para tanto, que el mundo evoluciona, se modifica y hay que saber amoldarse a él. Otros, sencillamente, no dirán nada.

Pero lo que sí que es indudable es que, lo diga el que lo diga o calle el que quiera callar, estos son tiempos diferentes.

III. Los Warriors van a abandonar Oakland dentro de poco más de un año, pero no el puente de la Bahía. El Chase Center, su nuevo, moderno y lujoso pabellón con capacidad para 18.000 personas formará parte de un complejo de ocio de más de cuatro hectáreas situado en la acomodada zona de Mission Bay en San Francisco. Apenas unos metros más al norte del nuevo polideportivo de los Warriors, todavía en construcción, se sitúa el AT&T Park, el icónico estadio de los San Francisco Giants, que pone fin a The Embarcadero, el coqueto paseo portuario que se llena de ciclistas, corredores y paseantes. Un poco más arriba está el Ferry Building Marketplace, la renovada terminal de ferris que ahora acoge también un mercado de alimentación plagado de puestos y de gente. Y, entre medias de ambos edificios, está el final del segmento occidental del citado Bay Bridge, que seguirá mirando a los Warriors, aunque ahora lo hará desde su otra orilla.

AT&T Park, San Francisco.
AT&T Park, San Francisco.

Un cambio horizontal en el mapa que esconde también un salto argumental en el guión de la franquicia: el hype de los últimos años de los Warriors de Durant y los Splash Brothers ha derrotado a la idiosincrasia tradicional del club, al pasado que no siempre pervive. Los turistas japoneses se sientan en las butacas del Oracle Arena; hace dos miércoles, tres días antes del sexto partido entre los Warriors y los Rockets, la entrada más barata para presenciar ese encuentro costaba más de 250 dólares en Gametime, una conocida aplicación móvil de entradas para eventos en Estados Unidos. Los nuevos ricos de Silicon Valley reemplazan a los trabajadores de las antiguas fábricas de Oakland en las localidades de abonados. Jay-Z y Beyoncé son fotografiados en la primera fila. En definitiva, San Francisco ama de nuevo a sus Warriors, mientras estos se alejan definitivamente de su Oakland.

Aunque no fue siempre así.

En el año 1962, Franklin Mieuli pagó 850.000 dólares para comprar los Warriors y poder trasladarlos de Philadelphia a San Francisco. Sin embargo, el público sanfranciscano no respondió al sueño de aquel legendario propietario: poco más de 5.000 aficionados presenciaron el primer partido del equipo en su nueva ciudad y la temporada inaugural se cerró con una media de alrededor de 2.000 espectadores por partido.

Visto en perspectiva, ahora en la actualidad, con el bombo que se le da a estos Warriors en San Francisco y en todas partes del globo terráqueo, esos datos del pasado resultan realmente increíbles.

IV. Según los últimos estudios estadísticos, San Francisco ya ha superado a Nueva York y se ha convertido en la ciudad más cara para vivir en todos los Estados Unidos. El precio de la vivienda, por ejemplo, aupado por el interés de los nuevos ricos de la industria tecnológica del cercano Silicon Valley, es prohibitivo para casi todo el mundo: más de 2.000 dólares de alquiler mensual vale un apartamento de una única habitación, mientras que el precio medio para comprar una casa se sitúa en 1.3 millones de dólares. Y esos dos no son los únicos indicadores de la riqueza actual de una ciudad que, por el contrario, también cuenta de forma visible para el turista con el reverso de esa situación. Los medios de comunicación estadounidenses lo llaman “San Francisco’s Homeless Crisis”: más de 7.000 personas sin hogar, muchas de ellas con problemas mentales o drogodependientes, viven y duermen en sus calles más céntricas. Las consecuencias de esa crisis, además, son palpables: San Francisco ya tiene uno de los mayores índices de crímenes contra la propiedad en la lista de las cincuenta principales ciudades del país estadounidense.

Esa situación, triste y que necesita una solución inmediata, sonroja a los habitantes de una ciudad que se considera a sí misma como activista, progresista, liberal y demócrata (no hay un alcalde republicano desde 1964) y, a su vez, les recuerda su fracaso en la lucha contra la pobreza mientras no para de llegar el dinero de los nuevos ricos de Silicon Valley. Alcanzado este punto, seguro que alguno de ustedes ha pensado que lo que acabo de contar sirve para describir lo que está pasando en el mundo actual, pero les aseguro que he querido remitirme a lo que está sucediendo en apenas 600 kilómetros cuadrados, de ellos únicamente 121 kilómetros de tierra. El resto de kilómetros cuadrados lo forman la fría agua de la Bahía.

Aunque, en el fondo, la “San Francisco’s Homeless Crisis” posiblemente no sea más que otra de las decenas de aristas que tiene una ciudad poliédrica y tremendamente complicada de definir, por lo menos para mí.

Porque San Francisco es la ciudad de las cuestas (en la memoria, Steve McQueen conduciendo su Ford Mustang en Bullitt), los tranvías y las postales con fotografías de las Painted Ladies y de Lombard Street. Y también la ciudad en la que Hitchcock puso a pasear a James Stewart (alrededor del lago del Palace of Fine Arts, en Vértigo) y a Tippi Hedren (cruzando un paso de peatones en una esquina de Union Square, en Los Pájaros). Y la ciudad de entrada a Estados Unidos de la inmigración asiática con los barrios de Chinatown y Japantown. Y la ciudad en el camino de la Generación Beat, con Kerouac, Ginsberg y compañía entre libros en la mítica City Lights Bookstore y cócteles en el adyacente bar Vesuvio Cafe. Y la ciudad de Castro, el barrio en el que los gais estadounidenses abanderaron la lucha por la igualdad. Y la ciudad del Mission Dolores Park, el parque preferido de los sanfranciscanos para relajarse mientras el atardecer llega a sus calles. Y la ciudad de Haight-Ashbury, el barrio jipi en el que comenzó el “Verano del amor”. Y la ciudad del precioso Golden Gate Park, que se alarga en forma de caminata placentera hasta alcanzar la inmensidad del océano Pacífico en la Ocean Beach Fire. Y la ciudad del olor a salitre del Marina Boulevard. Y la ciudad de los coches frenéticos que superan los límites permitidos de velocidad. Y la ciudad en la que los frikis nos fotografiamos en la Fuente de Yoda, a las puertas del edificio que alberga la sede central de Lucasfilm, la productora fundada por George Lucas. Y la ciudad que es muchas ciudades más en cada uno de los escondites que oculta.

Fuente de Yoda, edificio Lucas Films en San Francisco.
Fuente de Yoda, edificio Lucas Films en San Francisco.

Y, también, una vez más, previo el enésimo paso por el puente de la Bahía, San Francisco es la ciudad de los Warriors.

V. Posiblemente la camiseta retro más demandada de la NBA sirva también para explicar el futuro de los Golden State Warriors. En ella, aparece la silueta del famoso puente Golden Gate y las palabras “The City” (“La ciudad”). Hay que retroceder hasta 1966 para encontrar su origen: fue el propio Franklin Mieuli el que la diseñó para tratar de conseguir que los habitantes sanfranciscanos conectaran de una vez por todas con su nuevo equipo. Se basó en el círculo de un sello del club de Micky Mouse, le añadió los dos símbolos más reconocibles de la ciudad (el citado Golden Gate Bridge y un tranvía) y completó el logo con las palabras “The City” porque le recordaba a su infancia en San José, situada 50 millas al sur: cuando iba con su familia a San Francisco, la gran ciudad de la Bahía, siempre se referían a ella como “The City”.

Ahora, muchos años después, ya fallecido, Mieuli ha adelantado, sin quererlo, el futuro de la franquicia de la que fue dueño.

Porque el futuro de los Golden State Warriors ha cambiado de puente (del Bay Bridge al Golden Gate) y ha virado hacia el noroeste, al menos en cuanto al público al que parece destinada su nueva etapa, la de los éxitos, el juego atractivo y la continua exposición publicitaria. De las industrias grises de Oakland, del cemento de sus carreteras y de su dureza vital, a las verdes praderas del Presidio Real de San Francisco que te llevan hasta el imponente y atrayente Golden Gate. Y, cruzándolo, hasta el Marin County, el condado que bordea la parte norte de la Bahía con casas de lujo que miran al mar. Y, después, seguro que todavía hay tiempo para pasar el día en la preciosa Sausalito, tararear (Sittin’ on) The dock of the Bay en el muelle (Otis Redding compuso esa canción en 1967 mientras estaba en una casa flotante en Waldo Point, una zona de dicha localidad) y regresar a San Francisco bebiendo una cerveza en el ferri cuando el sol empieza a caer.

Quizá me esté equivocando al dibujar ese futuro para los Golden State Warriors, pero hay una simple cosa en la que seguro que no me estoy equivocando: al norte, al sur (los estudiantes de Stanford creando empresas en Palo Alto y haciéndose extremadamente ricos) o en la dirección que sea, Oakland, la ciudad que representa al este de la Bahía, queda ya demasiado lejos de estos Warriors que miran hacia la lujosa San Francisco.

Palace of Fine Arts
Palace of Fine Arts

VI. Porque, en cualquier caso, al final, da igual la calle por la que caminen en San Francisco. Durante estos días, en todos los sitios verán la misma imagen. Aunque estén paseando por Market Street. O por Powell Street. O por Post Street. O por Hyde Street. O por la calle que sea. Da igual, insisto. En todas ellas siempre habrá una tienda de deportes con la misma imagen en su escaparate: un maniquí de espaldas a usted que lleva puesta la camiseta azul y dorada de los Golden State Warriors. En la camiseta hay un número, el 18. Y también hay una palabra escrita en mayúsculas en el lugar correspondiente al nombre del jugador en cuestión, DYNASTY.

Dinastía.

Eso es lo que persiguen los Warriors ante los Cleveland Cavaliers en la final de la NBA que empieza esta noche.

Ganar su tercer título en cuatro años.

Pasar a la historia.

Convertirse en una dinastía.

Ser la dinastía del puente de la Bahía. Salida: Oakland. Destino: San Francisco.

 

RELATED ARTICLES

10 COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -
Google search engine

Most Popular

Recent Comments

Perikorro en Con contundencia
Alberto Patiño Varela en Los antimadridistas
Xavi Verger en Vinicius saca el cañón
Perikorro en Vivos con Fati-ga
Diego en Los sufridores
Diego en Viva el rey
Juan De Dios Luna Cijanes en La posesión y los tulipanes
Perikorro en Minority Report
Dr en Las viudas
Diego en Las viudas
Perikorro en Las viudas
Perikorro en Gaspartismo Reloaded
Diego en Viva la Vuelta
Dr en Viva Irlanda
Diego en Viva Irlanda
Diego en Decíamos ayer
Diego en Paz y amor
Dr en Paz y amor
Diego en Paz y amor
Diego en Vuela Supermán
Diego en Vuela Supermán
Diego en El trampolín
Perikorro en Salvar a Barrabás
Coral en Truman
Jose Avellaneda Perez en Los ídolos
María en Calles vacías
Amiguel en El pendejo de turno
Silvia Nebreda en Palabras y lágrimas
Manitu69 en This is Atleti
Alejandro Rincón Rubio en ¿Es Jovic un mediapunta?
Diego A. en Elogio de la locura
Juan De Dios Luna Cijanes en Efectividad máxima
Alfrez en Oda al populismo
Alfrez en Oda al populismo
Diego en Oda al populismo
Manitu69 en Oda al populismo
Fiodor Dostoievski en ¿Suerte o talento?
EUGENIO JORDAN en El cisne blanco
Frank Terraces en Historia del segundo Atleti
Hassandudeim en Historia del segundo Atleti
Perikorro en Aquí un Zidanista
Hassansudeim en Fichar a Descartes
Frank Terraces en Fichar a Descartes
Michael en Nacho y la tristeza
Irene García en Entre cero y nada
Roberto Gómez González en Entre cero y nada
Hassansudeim en Primeras impresiones
Rafael Sánchez Sánchez en Correa, Oblak y feliz año nuevo
Juanma Jiménez en Sólo fútbol
Jules en Sólo fútbol
Che en Trigo limpio
Gracias Faubert en Trigo limpio
Hassansudeim en Trigo limpio
Xabier en Trigo limpio
Juan carlos en Trigo limpio
Óscar Laguna en Ansiedad
Juan De Dios Luna Cijanes en El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos
Joan Del Valle en El tamaño importa (y mucho)
Jose Carlos Torrenova Lozano en Mucho más importante que todo eso
Pascual Vicente Martínez Gimeno en Dos años A La Contra
Vicente Martin-Pozuelo Cantos en Good Bye, Lenin!
yerry en Don Cenizo
IGWT en Relatividad
Manitu69 en Hacerse viejo
Tony en Don Cenizo
Juan De Dios Luna Cijanes en Grandes éxitos de ayer y hoy
Esuardo en Don Cenizo
Juan De Dios Luna Cijanes en Victoria sin identidad
Frank Terraces en Bendita normalidad
Francisco en Victoria sin identidad
Julián Martín Fernández en Rodrygo hace viejo a Vinicius
J. J. Creamer en Los héroes de Bowie
Joselito en Éxito sin cimientos
Juan de Dios Luna Cijanes en Ansufatización
Juan De Dios Luna Cijanes en El ciclismo se ablanda
Frank Terraces en Desapego
Juan De Dios Luna Cijanes en Movistar no se rinde
Juan de Dios Luna Cijanes en Queremos tanto a Roglic
Frank Terraces en Hace dos meses
Juan De Dios Luna Cijanes en Nada por aquí, Neymar por allá
Juan De Dios Luna Cijanes en Hoy me he acordado de Lucho Herrera
Juan De Dios Luna Cijanes en Un colombiano en la luna
Juan De Dios Luna Cijanes en El Tour se achica ante Bernal
Juan de Dios Luna Cijanes en Bernal rompe el cielo
Juan De Dios Luna Cijanes en Bernal quiere el Tour
Eberhard Torres Calderón en Cuarenta años de La vida de Brian
Juan De Dios Luna Cijanes en Pinot quiere el Tour y Mikel Landa no se rinde
Frank Terraces en El Atlético más merengue
Juan De Dios Luna Cijanes en La suerte dispara contra Landa
Diego en El fugitivo
Diego en Sopor de France
Juan De Dios Luna Cijanes en El Talento Desperdiciado I: George Best
Juan De Dios Luna Cijanes en Friedenreich: Pelé antes de Pelé
Frank Terraces en La Feria de la Carne
Frank Terraces en El altar de Pérgamo
Juan De Dios Luna Cijanes en Ni cinco de bola
José Antonio Gutiérrez en No cambies tus sueños, cambia el mundo
Antonio Lopez Lobeto en Los doce trabajos de Hércules
Francisco Pedrajas Raya en Ramos-Florentino: Pimpinela en el Madrid
Antonio Lopez Lobeto en Mi pájaro es mejor que el tuyo
Stockton en Bon voyage
Juan De Dios Luna Cijanes en El problema del Barça es el relato
Perikorro en Tantas mareas, marean
Perikorro en No me gusta el cricket
Carmelo en La venda ya cayó
Antonio Jesús Zarza Moreno en ¿Marino o submarino?
Lorenzo Dominguez Sanchez en Gracias, Florentino
Joaquín en Camino a Vitoria
Robert Lee en El que se va, ya no es
victor martín marron en Quiten de ahí a esa loca
Martín Vallejo platero en El borde de la piscina
Diego en Gracias, Johan
jose antonio medrano en Gracias, Johan
Jorge Florido en Gracias, Johan
Javier en Gracias, Johan
Esteban en Gracias, Johan
Fran en Gracias, Johan
5contraelcalvo en Esperando a Zidane
Perikorro en Esperando a Zidane
Elaine Cristina en Casillas, el homenaje pendiente
Tomás Luis de Victoria en No, lo ponemos todo al centro
Tomás Luís de Victoria en Casillas, el homenaje pendiente
Lucas en Benzema FC
Carlos Antonio Suárez fornelino en Jugarse «nada»
Antonio Lopez Lobeto en Siete equipos para tres descensos
Víctor Raúl Valladares en El Real Madrid se queda solo
IÑAKI ASENSIO CALATAYUD en Ter Stegen, el portero de la T-10
José Ramón García en Ilusión en el nuevo White Hart Lane
JOSE ANTONIO FERNANDEZ PLAZA en Héctor del Mar, tal como éramos
Lucas en Oh, capitán
José Luis Heras en Usted tiene el faro roto
Juan J Rodriguez en Usted tiene el faro roto
Jairo Castillo en El Madrid de la triste figura
Rod en Au revoir
Cristian Galván en Motociclismo e hipocresía
Hassansudeim en La trampa perfecta
Juan De Dios Luna Cijanes en La trampa perfecta
Antonio Lopez Lobeto en Cuestión de fe
Martín Vallejo platero en Marcó Isco, ganó Zidane
Eliseo en Vuelve Zidane
Juan De Dios Luna Cijanes en La esperanza
Juan de Dios Luna Cijanes en La muerte del emperador
Maria Jose en Tropismo
María Jesús en Tropismo
Antonio Lopez Lobeto en El amor no siempre gana
SanEmeterio For Atle en Bienvenidos al espectáculo de minstrel
Elaine Cristina en El empate perfecto
Sergio Alberruche en Bienvenidos al mágico mundo de Oz
Sergio Alberruche en Bienvenidos al mágico mundo de Oz
Sergio Alberruche en La revancha perpetua
Antonio Lopez Lobeto en Al límite de la filosofía
Juan de Dios Luna Cijanes en La ley del mínimo esfuerzo
Antonio Lopez Lobeto en Milagro Kvitova
Carlos Leo Castellanos en Cristiano ya no va de farol
Marcos Da Silva en El tamaño importa (y mucho)
Antonio Lopez Lobeto en Promesas que todavía lo son
Gustavo Del río manzano en Quince años sin el mejor: Chava Jiménez
ROSA MARIA cuesta guerrero en A propósito de Laura
Irene García en Vidrio roto
AA - Rod en Vidrio roto
Juan Luna Cijanes en Solari y la teoría del melón
Antonio Lopez Lobeto en El valor de las palabras
Raúl Ávila en El traje de toda la vida
Miguel Morán en Godín es El Cid Campeador
Ricardo Moreno Castillo en La adolescencia duele
Aminie Filippi en La adolescencia duele
Miguel Angel Hidalgo Mena en Historia de un superviviente
Alfrez en Por los cojones
Paulino en Por los cojones
ROSA MARIA cuesta guerrero en La adolescencia duele
Luis Miguel en Y el presidente, ¿qué?
Oscar Redondo Callado en Tour 2019: Un espanto de recorrido
Santiago Peraza en A LA CONTRA, primer aniversario
Teddy Sagarrasantos@hotmail.com en Bienvenidos al mágico mundo de Oz
Conchita Minguez en Cinco apuntes para seis carreras