Queríamos llegar a la final y dimos lo mejor de nosotros. Pero luego tuve ese error innecesario. No puedo explicarlo. Lo siento… por mi equipo y por nuestros aficionados”, escribió el portero Ulreich en su cuenta de Instagram esta mañana recibiendo la siguiente contestación de Javi Martínez: “Tú nos salvaste el culo muchas veces, Ulle!”. Mientras, a Marcelo no le hizo falta que pasara la noche para reflexionar y reconocer que, efectivamente, lo suyo fue penalti y en la zona mixta del Santiago Bernabéu afirmó: “Es mano, me da en la mano y es penalti. Si digo que no me da estoy mintiendo, pero el fútbol es así. Yo no hablo de los árbitros pero está claro que a veces se equivocan a nuestro favor y otras veces en contra”. Los profesionales, los jugadores, hablaron de fútbol, unos para lamerse las heridas y pedir perdón y los madridistas para celebrar su tercera final consecutiva admitiendo el sufrimiento y que el árbitro pudo pitar penalti porque lo fue. ¿Y los culés? Su triplete sería golear al Madrid el próximo domingo en el Clásico. Tal cual.
Ni el FC Barcelona, ni los jugadores, han utilizado las redes sociales para hacer un solo comentario al respecto. La respuesta a la final del Real Madrid es el silencio. Al menos por ahora. Los medios de comunicación, sin embargo, clamaron contra la actuación del colegiado turco Cuneyt Çakir. “Así, así, así, se clasifica el Real Madrid”, titulaba el Sport, mientras que Mundo Deportivo lo hacía con un irónico “Un clásico” y un destacado: “Clamoroso penalti de Marcelo no pitado, pifia épica del portero Ulreich, Keylor de salvavidas y sufrimiento al límite”. En las horas previas al partido, en Rac1, la emisora más escuchada en Catalunya, decían: “No negaremos que una eliminación del Madrid sería casi como un título más para el Barça”. Los medios se dirigen hacia un público específico y es de ingenuos pensar que el acento no se pondría en el error arbitral de Çakir o que no expresarían en voz alta el sentimiento generalizado del barcelonismo; que no era otro que el de que el máximo rival no llegara a Kiev. No resulta edificante, pero esto es lo que hay. Si el fútbol es pasión y se alimenta de emociones ahora no es cuestión de negarlas y rasgarnos muy dignos las vestiduras clamando al cielo. A todos nos gustaría pensar que somos mejores de lo que en realidad somos, algunos incluso llegan a creérselo… pobres. Y el debate sobre el papel de los medios de comunicación ya lo dejamos para otro día.
La duda de Iniesta
Ahora el asunto es que el domingo se disputa en el Camp Nou un Clásico en teoría sin chicha. El Barça ya es campeón de Liga y el Real Madrid de aquí al 26 de mayo sólo pensará en Kiev. Pero si ya antes de la clasificación había ganas entre los culés de ajusticiar a los blancos, el hambre se ha multiplicado por mil después de la amenaza de la decimotercera. La final que le queda al conjunto azulgrana es la del domingo. Y la intención es la de humillar y cuantos más goles, mejor.
El estigma, el dolor, de haber caído contra la Roma en cuartos de la Champions sólo puede aliviarse con una goleada frente al Madrid y en la plantilla lo tienen muy presente. Está por ver qué hará Zidane —la lógica indica que reservará a titulares porque la Liga ya ni fú, ni fá— pero no hay dudas para Valverde excepto la de Iniesta. Según adelantó el Diario As el manchego tiene una lesión en el sóleo que le viene dando guerra toda la temporada y se agravó tras su exhibición en la final de Copa. Su participación en su último Clásico está por lo tanto en el aire y hasta que mañana, cuando el equipo vuelve a entrenarse después de celebrar el lunes el doblete por las calles de Barcelona, no habrá más pistas sobre el estado físico del jugador.
El triplete ahora para el Barça pasa por borrar sobre el terreno de juego al Madrid el domingo. Nada mejor que canalizar las frustraciones con un objetivo, una meta. Que los blancos vayan a jugar su cuarta final en los últimos cinco años en la era Messi genera una rabia comprensible, lógica, entre los azulgranas —club, plantilla, aficionados y medios incluido— así que más allá de continuar con el récord (el Barça no ha perdido ni un solo partido esta Liga) lo único que le queda al equipo catalán es el quién manda aquí. Y el colmillo está más afilado que nunca.
¿Ah, pero ese partido le interesa a alguien? Yo no pienso ni molestarme en verlo. Mis pensamientos están en otro que sí es importante.
Estaría bien que lo jugase el castilla