Empiezo por aquí, no soy del Atleti, más bien todo lo contrario, creo que es importante resaltarlo, no sé si estoy siendo un inconsciente, pero…
Pero es que, en estas últimas fechas, me han llamado la atención las campañas que se han creado en redes sociales bajo los hashtag #QueVuelvaNuestroEscudo o #EsteEsNuestroEscudo para que se recupere el escudo anterior del Atlético de Madrid. Más de 21.000 personas han firmado ya una petición para que esto ocurra, una locura que está generando cierta polémica entre los propios aficionados, jugadores, directivos y sí, también entre muchos periodistas.
El lío es importante, la polémica garantizada y la discusión atractiva. Es el momento de criticar al del marketing por su falta de sensibilidad, por su poca empatía con el aficionado, por su fijación por convertir el deporte en algo mercantilista… no sé, es un tema interesante, con opiniones para todos los gustos, muy del fútbol.
Yo, la verdad, es que no entiendo tanta polémica, ¿qué hay de malo en avanzar con la marca? A mí me gusta, y mucho. Respeta el anterior, sus valores y su seña de identidad. Es más sencillo, claro y perceptible por parte de los aficionados. Es un gran trabajo, cuidado y con poco protagonismo para sus creadores. No han intentado meter nada nuevo, nada rimbombante y excéntrico — véase el cambio del escudo de la Juventus— simplemente se ha modernizado y adaptado el escudo —su marca— a otra realidad, como el propio Atleti año tras año, partido a partido. El fútbol cambia, las tácticas cambian, la preparación física cambia, los jugadores cambian…
El escudo del Atleti ha evolucionado a lo largo de su centenaria historia hasta en 11 ocasiones. Desde ese primer escudo del Athletic Club de Madrid en 1903, fundado por estudiantes vascos y con un emblema muy similar al del Athletic de Bilbao, pasando por el de 1917, en el que aparece un escudo muy parecido al actual con la incorporación del oso y el madroño y la rayas rojas y blancas. Así se fue evolucionando hasta el actual.
Hay una frase que me gusta mucho de Albert Einstein, que dice algo así como “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Los clubes quieren crecer, es normal, y para ello deben de intentar llegar a más aficionados y para ello deben de hacer nuevas cosas.
Creo que el equipo de marketing del Atlético de Madrid lo está haciendo francamente bien. Está claro que el club ha cambiado mucho estos años, y no sólo gracias a sus buenos resultados deportivos.
Desde el punto de vista del marketing han hecho mucho y muy bien. Desde esas extraordinarias campañas de publicidad como “Papá, ¿por qué somos del Atleti?”, o esa otra —quizá mi preferida— que, en el entorno de la Guerra Civil española, unía a un soldado republicano y a otro franquista a través de su pasión por el Atleti.
No creo, de verdad, que modernizar el escudo haga cambiar en algo la pasión de sus aficionados por su equipo. No creo que esto haga que se sientan menos vinculados ni que se diluya su identidad, recuerdo que hasta en 11 ocasiones ha cambiado.
Me parece que evolucionar y querer llegar a más aficionados, ya sean del barrio de Chamberí o de Honolulu, no es malo. Cuanto más, mejor, sean de donde sean, siempre y cuando disfruten y defiendan sus colores.
Claros ejemplos son los equipos de la NBA. No creo que los gestores de los Cleveland Cavaliers o de los Chicago Bulls quieran que su mercado se quede solo en EEUU. Cuanto más, mejor. Más gargantas para gritar, más personas para animar y empujar, y sí, más negocio. Negocio que, bien gestionado, hará crecer al club, y con ello, la pasión y sentimiento de sus aficionados.