La escena es la siguiente: ocho varones mayores de cuarenta años y una chica de 21, ex Miss Perú, están sentados en un set de radio en el que, en teoría, pasarán un poco más de una hora discutiendo de fútbol. Desde el arranque, que la inmensa mayoría de los integrantes del panel sean hombres es motivo suficiente para elevar, por lo menos, una válida protesta. Pero lo que vendrá es aun peor: motivo suficiente, esta vez, para apagar la televisión o cambiar de canal.
El grupo está conformado por cuatro exjugadores, dos periodistas deportivos, un periodista de espectáculos y un entrenador profesional. De los exjugadores, hay por lo menos tres cuyas habilidades de locución son paupérrimas: pronuncian mal casi todas las palabras, son incapaces de hilar dos ideas seguidas y se ahogan en lugares comunes que, a estas alturas, deberían estar bien enterrados. El periodista de espectáculos, que probablemente sabe de fútbol lo mismo que cualquier estudiante de segundo de secundaria que tenga internet, es el que dirige el programa. Uno de los periodistas deportivos es un relator que se ha pasado la vida dando alaridos en el micrófono. El otro, un tipo más bien respetable, es como una isla solitaria en un archipiélago a punto de hundirse.
Y luego está Romina Lozano. A sus 21 años, su profesión es la de modelo, y actualmente ostenta el prestigioso título de reina de belleza del Perú. El rol que cumple Lozano en el programa es el siguiente: ella lee los comentarios de la gente en Twitter —sólo cuando alguno de los ocho varones se lo autoriza—. Es algo así como “la voz del oyente”. Sus comentarios son inexistentes y su aporte al programa, más allá de una decente capacidad de lectura de párrafos de 280 caracteres, es nula. Probablemente Romina tenga algo que decir, pero, ante la mirada entre condenatoria y lujuriosa de los señores, opta por comportarse de acuerdo a lo que le han dicho. Es decir, a quedarse calladita.
Todo empeora cuando, al final del programa, el exjugador de origen brasileño es retado a bailar con la modelo. A eso, realmente, se reduce la figura de la única mujer del programa quien, además, es veinte años menor que el promedio de sus colegas de turno: a bailar, a ser piropeada de manera indecente y poco divertida —como si hubiera piropos divertidos para una mujer que no los pide— y a leer tweets. Toda una aberración, muy a la peruana.
Todo esto es, ya de por sí, un asunto bastante grave. Pero lo que lo empeora es que se trata del debut de una de las cadenas más prestigiosas de periodismo deportivo del mundo en el Perú. Con la clasificación al Mundial de la selección de fútbol, ESPN, Fox Sports y DirecTV decidieron abrir sendas “sucursales” en nuestro país, que se sumarían a las ya presentes en México, Buenos Aires y, en algunos casos, Bogotá y Santiago. En principio, una buena noticia para un país en el que el nivel del periodismo deportivo —así como el del periodismo en general— es realmente pobre.
La esperanza duró lo que dura un estornudo. Fox Sports anunció con bombos y platillos la conformación de un panel “de lujo” para el programa estrella, Fox Sports Radio, que en su versión argentina es uno de los más exitosos de la cadena. La foto principal parecía la de un campeonato senior de fútbol 7. Una mezcla entre decadencia y desgano, entre machismo y falta de respeto al público. La presencia de Mathias Brivio —periodista de chismes de la farándula local— como líder del proyecto es bastante insultante para la generación de periodistas jóvenes que tenemos algo que decir. Que no queden dudas: somos muchos y tenemos ganas de cambiar las cosas.
Pero el mensaje que recibimos, como gremio y como sociedad, es que, sin importar cuál sea la cadena que aterrice en nuestro país, ni qué tan seria sea su reputación, terminarán contratando a los mismos de siempre. Seguirán contando con los rostros que ya dijeron todo lo que tenían que decir (o lo balbucearon, en algunos casos); seguirán utilizando la figura de la mujer como un rostro bonito que repite lo que le dice una manada de machos envejecidos y seguirán repitiendo lugares comunes que no aportan nada a una sociedad que pide a gritos un cambio de referentes.
Al fin y al cabo, seguirán dándonos lo mismo que nos ha llevado al hastío y que nos ha hecho gastarnos nuestro dinero en contratar compañías de cable satelital para huir de nuestra mediocre realidad. Ahora son esas compañías las que nos persiguen con su vacío sensacionalismo, y nos ofrecen todo lo malo, junto.
Me he deleitado con este artículo. Nada más realista y genuino. Redacción deslumbrante y ortografía impecable. Te voy a seguir porque sé nada de fútbol pero quiero gritar los goles de Perú sin ignorar información importante. Y creo que tú me ‘desasnarás’ en el buen sentido de la palabra. Éxitos!
Es un análisis bastante acertado Dan, y – por más que dicen que es malo – hacer periodismo del periodismo también es una manera de especificar errores y no ser más del ‘montón’, por lo menos para mi que trabajo en Trome. Los rostros de siempre haciendo lo mismo o haciéndolo peor es un tropiezo muy común y pareciera que solo siendo «conocido» te darán una chance en un medio como estos. Felizmente, DirecTV no pasa ni las transmisiones de Fox Sports con narración y comentarios peruanos, así como tampoco eso llamado «Fox Radio Perú». Sí queda aún el propio programa de la cadena «De fútbol se habla así» (que en realidad deberían definir el «así») y el ESPN Perú que es mezcla de opiniones atolondradas. Felizmente, para evitar estos últimos, está el control remoto.
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