Han pasado 22 años desde que apareciera el primer videojuego de Tomb Raider (Core Design, 1996), que con diez secuelas aceleradas y otras dos extraordinarias a cargo de Crystal Dynamics convirtió a Lara Croft en un icono pop, y 17 años desde que la actriz Angelina Jolie encarnara a la sexy aventurera en la primera entrega de la saga, Lara Croft: Tomb Raider (Simon West, 2001). En estos años mucho ha cambiado en estas dos industrias tan masculinizadas como son la de los videojuegos y la del cine. En el año del #MeToo y las manifestaciones masivas del 8-M, ha sido la ganadora de un Oscar por La chica danesa (2015), la actriz sueca Alicia Vikander, la elegida para meterse en la piel digital de una Lara Croft millennial mucho menos sexualizada que su predecesora y con un perfil más feminista, como se ha encargado de remarcar la actriz en la promoción de la cinta.
Título: Tomb Raider
Dirección: Roar Uthaug.
Reparto: Alicia Vikander, Daniel Wu, Dominic West, Walton Goggins, Kristin Scott Thomas, Alexandre Willaume, Adrian Collins.
País: Estados Unidos.
Duración: 122 min.
Es cierto que la primera Lara Croft, tanto en su versión videojuego como en la encarnación de Jolie, era de una voluptuosidad exagerada y recibió muchas críticas por ese físico hipersexualizado que no tenían otros héroes del cine de aventuras como Indiana Jones, sin duda su referente masculino. Alicia Vikander, que cuenta que de pequeña pasaba horas en la consola jugando con el videojuego de Lara Croft, afirma que esta nueva encarnación de la heroína está más adaptada a la nueva mentalidad de su generación, chicas a las que ya no sorprende tanto ver a mujeres en roles principales de películas de acción, género habitualmente reservado a los hombres, y cuando más machotes mejor.
En esta nueva versión del director noruego Roar Uthaug (La Ola, 2015), Lara Croft es una joven de 21 años hija de un excéntrico aventurero que se gana la vida con la economía colaborativa, es decir, repartiendo comida rápida en bicicleta por Londres a cambio de un sueldo precario. Un buen día, aconsejada por su tutora Kristin Scott Thomas, decide coger el testigo de su padre y lanzarse a la búsqueda de una mítica tumba en una remota isla cerca de Japón.
En Tomb Raider vemos a una pluscuamperfecta Alicia Vikander con menos perfil de pin-up que su antecesora Jolie, que destaca por sus dotes para resolver enigmas y puzles, su puntería con el arco y las flechas, sus cualidades para el kick-boxing más callejero y lo mejor que ha aportado la actriz al personaje, una fragilidad y humanidad que no tenía la pixelizada Angelina. Aquí Alicia Vikander suda su camiseta de tirantes, grita, suspira y gime en cada escena de acción, en las que recibe hostias a tutiplén y siempre consigue levantarse —nunca debemos olvidar de que en el fondo se trata de un videojuego—, y se zafa de sus enemigos en divertidísimas persecuciones ya sea en bici por las calles de Londres, por el puerto de Hong Kong o saltando en la selva por árboles y ríos. Sin duda, estamos ante una nueva Lara Croft, algo más terrenal y menos erotizada, en cierto sentido más cercana a Indiana Jones, que además evita ese exceso de escenas generadas por ordenador que tanta credibilidad le resta al cine de aventuras del siglo XXI. ¡Desde ya esperamos que haya pronto una secuela!
CERVEZA RECOMENDADA
Bustar Pale Ale. Alcohol: 6%. Amargor: 60 IBU.

Si nos ponemos a hablar de aventureras del siglo XXI, no pueden faltar aquí estas tres mujeres emprendedoras —Ana Lázaro, Sara Muñoz y Clara Aguayo—, que comenzaron en 2015 su andadura en el mundo tradicionalmente masculino de la elaboración de cerveza desde su ‘micro’ de Bustarviejo, en la Sierra Norte de Madrid. Bailandera es una cooperativa horizontal formada por estas tres chicas que elaboran cervezas artesanales y ecocógicas cumpliendo con las exigencias de la responsabilidad social coorporativa.
Esta Bustar Pale Ale es una de sus primeras creaciones elaborada con maltas (Pale Ale, Múnich y Trigo) y lúpulos (Chinook, Amarillo y Citra) de cultivo ecológico. Se trata de una American Pale Ale de color dorado y espuma blanca y ligera; una cerveza refrescante en la que, sobre su suave fondo maltoso, destacan los aromas frutales y cítricos de sus lúpulos americanos. En boca es toda una explosión de notas afrutadas culminadas por un amargor notable y un final seco que te invita a seguir bebiendo. Una birra para las amantes de la aventura.