El mejor cine clásico de Hollywood se construyó a base de comedias románticas y melodramas escritos con sangre. Utilizando la canción de Silvio Rodríguez, un viaje “entre el espanto y la ternura” cuyo destino era un “The End” en el que escondías el rostro para que nadie te viera llorar, unas veces de tristeza, otras de alegría.
Recuerdo a las actrices llenando la pantalla con sus melenas de un rubio auténtico, recitando frases que te encendían por dentro: “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”.
Las mejores tramas eran aquellas en las que se simbolizaba la tensión entre el amor y la virtud, como sucedía en Casablanca. Rick, su antihéroe, se enfrentaba al dilema moral de hacer lo correcto. Debía elegir entre dos opuestos: recuperar a su amada o dejarla escapar junto a su esposo para que continuaran la lucha contra los nazis.
Cuando piensas en el presente, hacer lo correcto es casi siempre lo más doloroso. Lo hablaba esta semana con uno de mis cuñados, esta temporada del Madrid cada vez se parece más a cuando sabes que tu matrimonio no tiene arreglo y decides tener un hijo. Pasadas unas semanas sales a cenar con unos amigos que están al tanto del mal rollo y les cuentas que estás esperando un bebé. Casi nadie tiene claro si en estos casos hay que dar aplausos o bofetadas.
El embarazo, en estos casos límite, actúa como una especie de sistema inmunológico en las parejas. Cuando se detectan factores externos dañinos actúan los anticuerpos para defenderse y … ¡milagro! Se crea una solución ficticia con forma de embrión humano.
Llegados a este punto es igual ganar o perder, ya nada tiene sentido en el Campeonato Nacional de Liga. Lo mismo da si es el Getafe, el Español o el Alavés, todo es miseria. El desconcierto lo inunda todo, nadie sabe explicar qué está ocurriendo aunque sea innegable que el Titanic se está hundiendo. La elevada edad de los jugadores son los trozos de iceberg sobre la cubierta: Cristiano, Modric, Ramos, Benzema … todos ellos son figuras clave sobre las que se construye el equipo. Sobrepasar el límite de los 30 años, si no juegas bajo palos, equivale a superar la talla 34 cuando te ganas la vida como modelo de pasarela.
“El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”, podrán decir quienes viajen hoy a París. Si el triunfo en el Bernabéu frente al Getafe hace que alguien saque pecho es porque no ha entendido aún lo que significa pertenecer a este equipo. Es precisamente el espejismo de poder pasar del número 12 al 13 lo que puede nublar el juicio de quien tenga que tomar la decisión más crucial del año, la que resuelva el dilema moral del Real Madrid. Elegir entre el amor o la virtud … me refiero a eso que de solo pensarlo causa un dolor profundísimo en la grada: empezar la renovación de la plantilla con la despedida de Cristiano Ronaldo. Cada gol suyo otorga al dilema moral una mayor envergadura.
Las palabras que más daño causan son las correctas, esas que te hacen sentir el desgarro al pronunciarlas en voz alta.
—Rick: «Si ese avión despega y no estás con él lo lamentarás. Tal vez no ahora. Tal vez ni hoy ni mañana. Pero más tarde. Toda la vida…».
—Ilsa: ¿Nuestro amor no importa?
—Rick: Siempre tendremos París.