Fue en 2001 cuando un grupo de voluntarios internacionales decidieron dar voz a través del deporte a la situación que vive el pueblo saharaui desde hace 42 años. Así se creó el Sáhara Marathon, un acontecimiento que reúne a corredores de todo el mundo para disfrutar de cuatro etapas diferentes —42 km, 21km, 10km y 5 km— a lo largo del desierto del Sáhara, enlazando los campamentos de refugiados de Tindouf (El Aaiún, Auserd y Smara).
Esta carrera solidaria tiene como principal objetivo sensibilizar a la sociedad sobre la realidad que viven los cerca de 200.000 saharauis refugiados en campamentos desde hace más de cuatro décadas. Es una prueba en la que se recaudan fondos destinados a potenciar y poner en marcha diferentes proyectos para refugiados e intentar conseguir para ellos esperanzas de un futuro mejor.
El 26 de febrero tuvo lugar la 18ª edición de un maratón que es mucho más que eso. La competición estuvo marcada por el fuerte viento y las complicadas dunas a partir del kilómetro 21. Lehsen Sidihamd, con una marca de 2:59:47, e Inma Zanoguera, 3:48:11, conquistaron la carrera de los 42 km, en la que los españoles Juan Carlos Salvador y Sonia Tripodi fueron segundos.
Sin duda, el Sáhara Marathon despierta el interés de corredores de todo el mundo año tras año y no sólo por la aventura que supone recorrer el sórdido desierto, sino por vivir una experiencia solidaria, intercultural y muy emotiva en convivencia con los habitantes de los campamentos.
Más de 500 participantes, de 23 nacionalidades diferentes, llenaron las arenas del desierto en la 18ª edición de la competición, recibiendo la hospitalidad y generosidad de los saharauis.
Fueron dos los aspectos destacados que hicieron de la jornada un día inolvidable. Por un lado, las historias de los héroes anónimos que participaron en la carrera, donde destacan, por ejemplo, la de Daniel Deckerrs, de 82 años, que ha participado en más de diez ediciones y completó la media maratón; o la de uno de los participantes llegados desde Croacia que sufre de diabetes, pero que no frenó su idea de completar los 42 km. Y, por otro —mucho más importante—, la convivencia con el pueblo saharaui. Vivir en su propia piel la irregular situación de aquellos que no pueden escapar de unos campamentos en medio del desierto. Porque los sentimientos y experiencias que se llevan en sus maletas de vuelta a casa los corredores son tan grandes y contradictorios que, realmente, les cambia la vida.
La última edición del Sáhara Marathon, además de batir récords, fue la más especial de todas. Y es que los dos ganadores de la prueba reina de 42 km fueron, por primera vez en la historia, saharauis.
Emocionante es la historia de la triunfadora en categoría femenina, Inma Zanoguera, mallorquina con raíces saharauis. Zanoguera, que además es campeona de Europa con la Selección española sub-20 de baloncesto, fue adoptada con tres años por una familia española y hace tan sólo dos años, con 22, descubrió que su familia biológica es saharaui. Por ello, no se pensó dos veces viajar para conocer de cerca sus raíces y apuntarse al maratón que, finalmente, logró conquistar. “No sabía nada del pueblo saharaui, y ahora tengo un cúmulo de sentimientos que no sabría explicar”, contaba Inma.
Por su parte, Lehsen Sidihamd, campeón en la categoría masculina, también vive y trabaja en España, pero su caso es diferente. De niño fue acogido por el Programa Vacaciones de Paz que se realiza en nuestro país y tras pasar varios veranos en España, su familia de acogida logró ayudarle para tener un futuro aquí. Tras finalizar cuarto el pasado año, en esta edición pudo cumplir su sueño de vencer en casa: “Ojalá ser el primer saharaui de la historia en ganar el Sáhara Marathon sirva para darle voz a este pueblo”.
Enhorabuena Barbara, gran artículo