Sí, difícilmente habrá otro Brujo. En el área y fuera. Me explico. Estos días se recordaron mil cosas de Quini, una que hasta la llegada de Cristiano y Messi fue el jugador que más goles había metido en las ligas profesionales españolas. Esto es, Primera y Segunda pues en ambas jugó: 281 tantos. Un delantero así… Difícil repetirlo.
Y está lo personal. Quini fue, es y será inmenso. Eso se lleva desde la cuna. Fue cosa de su madre. Y de su padre. Pero su figura ayudó a agigantarla el Periodismo. El roce con el periodista. El día a día. El saber de él, de su vida y milagros, de sus alegrías y sufrimientos. El compartirlo. El contar lo que se podía. El callar lo que no era conveniente. El guiño en la cola de un avión. Decenas de horas de aeropuertos. De entrenamientos a puerta abierta. El vente cuando puedas que te espero. La complicidad.
Mucho de lo que fue Quini, y mira que fue grande, lo supo el pueblo porque un periodista lo contó. Quini no tuvo representante/comisario político. Ni personal ni en el club. En lo personal se apañaba solo. En el club lo tutelaba —es un decir— Ricard Maxenchs, primer jefe de prensa del Barça y del fútbol español. Un amigo que se sintió siempre periodista. Es la diferencia con lo de ahora. Mayormente. Trabajaba para su club, ¡pues claro! Y te pedía calla esto, explica esto otro. Pero no recuerdo qué día vetó Maxenchs a alguien. Ni qué delantero de entonces metía tres goles y mandaba a atender a la prensa, luego a la gente, al lateral derecho… En aquel Barça, en aquel Sporting, en cualquier club de entonces, el conocimiento del ídolo era fácil: reinaba la normalidad. Quini o sea. Por eso los minutos de silencio en su memoria están siendo clamorosos. Porque la gente sabe a quién nos referimos.
Es probable que en el futbol de hoy haya más de un proyecto de Quini. El quid es la transparencia. Quini era transparente, lo de hoy tiene la transparencia de un muro de hormigón armado. Lo de hoy… Puede que haya más de un Quini, sí. Difícilmente lo sabremos. Ninguno tendrá una despedida como la tuvo el Brujo. Una lástima: lo que hay.
Y MBappé, otro goleador. Y algo del PSG-Real Madrid hay que decir. El Madrid, con 3-1 y su ropaje europeo, es el favorito de la eliminatoria. Parte con 3-1: obvio. Le espera el PSG que le metió cuatro al Barça más Alves y sobre todo, MBappé. Luego la eliminatoria no esta cerrada. ¿Obvio también? Pues claro. Con su gracia final: Di María, el que hará de Neymar, es ahora una mezcla de Neymar, Messi, Cristiano y Pelé según voy escuchando. El fútbol… Me gustaba más cuando Quini.