Nos encontramos en la trastienda de la América de colores chillones, escenarios luminosos de cartón piedra y menús XXL que representan los parques temáticos que, como Disneyworld, abundan en los alrededores de la ciudad de Orlando, en Florida. Allí, en un inhóspito motel fuera de los circuitos que pisan los turistas, sobreviven cada día los desheredados del sueño americano, aquellos que las pasan putas para pagar el alquiler cada semana y tienen que conformarse con habitar los projects (viviendas sociales) de las grandes ciudades o deambular por deprimentes tugurios que crecen como setas insalubres junto a las carreteras.
Título: The Florida Project
Dirección: Sean Baker.
Reparto: Willem Dafoe, Brooklynn Prince, Bria Vinaite, Caleb Landry Jones, Mela Murder, Valeria Cotto, Christopher Rivera, Macon Blair, Sandy Kane.
País: Estados Unidos.
Duración: 115 min.
Es en este escenario donde el director Sean Baker —especialista en retratar a los perdedores del país de Trump, como ya hizo en la magnífica Tangerine—, escoge el punto de vista de una niña de seis años para contar este drama oculto a los ojos del mágico mundo de colores. Como ya ocurre con la maravillosa niña Laia Artigas en la premiada cinta catalana Verano 1993, la extraordinaria Brooklynn Prince da toda una lección de naturalidad, control de las emociones y desbordante vitalidad interpretando a la buscavidas Moonee, una niña de seis años que pasa el día a día jugueteando con su pandilla de amigos entre paisajes desolados, edificios abandonados y luces estridentes de fondo, comiendo fast food por la cara en los buffets de los cercanos resorts y compartiendo un pequeño cuarto con su veinteañera madre Halley, una tatuadísima y deslenguada Bria Vianite que se convierte en una sensual, arrogante y chuleta Princesa del Pueblo dispuesta a todo por sacar adelante a su hija, incluso a prostituirse.
La película alcanza sus momentos más sublimes cuando la cámara decide seguir a los niños por ese panorama de pesadilla, unos chavales que parecen moverse con total libertad entre las ruinas de la sociedad convirtiendo ese triste rincón del mundo en el lugar más feliz de la Tierra. Así, asistimos a secuencias muy duras rodadas con elegancia, emoción y compromiso, donde aparece como un auténtico guardián entre el centeno el personaje de Willem Dafoe —Bobby, el encargado del motel—, un tipo que parece sacado de una película de Frank Capra y que, con una tremenda humanidad, intenta arreglar la vida de esos marginados mientras se ocupa de reparar los frecuentes cortes de luz o de cobrar cada semana el alquiler a los inquilinos.
Sean Baker, realizador indie que esta vez cuenta con una estrella en su reparto, un inmenso Willen Dafoe, y que aquí descubre a dos joyas como la niña Brooklynn Prince y la joven Bria Vinaite, consigue encontrar belleza en los lugares más desvalidos, además de retratar a unos personajes femeninos, como Halley y otras mujeres que cuidan solas a sus hijos en el motel, que normalmente son invisibles para la sociedad. The Florida Project es, sin duda, una de las grandes películas del año, un retrato de los escombros que ha dejado la crisis económica, visto a través de la luminosa mirada de una niña, y con un final que propina un puñetazo en la cara a todos los happy ends de la historia del cine. Quizás sea esta la razón, una final anti-Hollywood, de que The Florida Project haya sido tan maltratada en las nominaciones a los premios Oscar, recibiendo sólo la de Mejor Actor de Reparto para Willen Dafoe.
CERVEZA RECOMENDADA
Pelican Tsunami Stout. Alcohol: 7% Amargor: 45 IBU.

Una de las mejores cervezas del mercado para compensar ese maremoto de emociones a que nos invita la película es esta poderosa cerveza negra de nombre Tsunami, de la Pelican Brewing Company fundada en 1996 en Pacific City, una localidad asomada al Océano Pacífico en Oregón, uno de los estados cuna del nuevo movimiento craft. Este birrote, que ha recibido varias medallas por su gran calidad, es toda una explosión sensorial, desde su color negro como la medianoche más oscura hasta su poderoso y seductor aroma.
Esta cerveza Stout de alta fermentación desprende un aroma a maltas tostadas y a café torrefacto. En boca muestra su poderoso cuerpo que se redondea con su espuma cremosa. Los intensos sabores van del chocolate negro al café cappuccino, con un acabado malteado limpio, redondo y un moderado amargor y la suave calidez de su graduación alcohólica. Sin duda, una de las mejores Stout del mercado.