Pasamos mucho tiempo ganándonos la vida, pero no el suficiente tiempo viviéndola.” Teresa de Calcuta
A estas alturas no sorprendo a nadie si digo que soy un enamorado de las marcas. Creo firmemente en la necesidad de invertir sobre ellas, acercarlas al consumidor generando contenidos de una manera emocional y cercana, conectándolo a los negocios con sentido. La publicidad creativa y bien orientada, los patrocinios o el trabajo alrededor de los que se hacen llamar RSC son herramientas fundamentales para que los negocios crezcan y tengan éxito.
Precisamente esto último me llama hoy la atención, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), un concepto transversal que afecta a distintos ámbitos de gestión de la empresa, y que sirve para mejorar el impacto de las compañías en la sociedad.
El consumidor de hoy en día valora muchas más cosas que el precio a la hora de decantarse por un producto u otro, y una de ellas, sin lugar a dudas, y que está cobrando especial relevancia en estos últimos años, es el ámbito reputacional de las empresas y su compromiso real hacia la sociedad. Esto no es un asunto menor, ya que el oportunismo, la búsqueda del beneficio cortoplacista, es fácilmente detectable y extraordinariamente castigable por el consumidor.
Yo he tenido la suerte de trabajar más de 12 años en Pelayo, una empresa donde las políticas de RSC y de marketing han estado muy unidas. Pelayo es una empresa que se esfuerza —a pesar de sus escasos recursos— en que su marca sea percibida como relevante y prestigiosa, y para ello, están permanentemente buscando oportunidades de comunicación. Fruto de esto, han puesto en marcha una de las iniciativas más bonitas, sinceras y humanas que existen, el #RetoPelayoVida.
El objetivo #RetoPelayoVida es transmitir un mensaje de esperanza y lucha a todas aquellas personas que han padecido cáncer o están actualmente en tratamiento contra la enfermedad. A cinco valientes mujeres que lo han superado, se les plantea un reto ambicioso, difícil y valiente, que se convierte en un maravilloso símil del enorme reto que significa sobreponerse al cáncer.
El #RetoPelayoVida es simple, pero es probable que esa simpleza sea la que le permite llegar de una manera tan excepcional a las personas. Subir al Kilimanjaro, cruzar a vela el Atlántico o caminar a -30 grados por el desierto helado del Ártico han sido los retos superados por quince excepcionales mujeres, heroínas, luchadoras, guerreras que nos sirven como ejemplo de superación, haciendo que uno entienda que las cosas se pueden complicar en un momento y que, a pesar de las dificultades, siempre hay esperanza… siempre hay vida.
Hace unos días tuve la suerte de ser invitado al preestreno del documental de la tercera edición, 51 minutos sencillamente extraordinarios, donde a través de Ana, Esther, Micaela, Encarnación y Lorena se nos muestran unas historias conmovedoras, de lucha, pasión, amistad y superación de dos retos superados, de dos retos de vida…
El trabajo alrededor de las marcas y el RSC, si es sincero, es una oportunidad para las empresas de estar aún más cerca de la gente, permitiéndoles trasladar un discurso lleno de valores, en un entorno real, social y relevante que además ayuda a comunicar más y mejor.
Os recomiendo seguir el #RetoPelayoVida en las redes sociales, tendrá cuarta edición, y comprobar como ayuda a una empresa a ser más conocida, pero también, más cercana y accesible al consumidor.
Lo mejor del reto Pelayo Vida es que cuanto más lo conoces, cuanto más de cerca vives lo que estas mujeres pasan, más consciente eres de lo intensa que es la pelea por curarse ¡y de las cicatrices en el cuerpo y en el alma que deja la enfermedad! En el reto Pelayo son cinco mujeres, pero nuestro entorno está lleno de hombres y mujeres -niños, jóvenes y adultos- que lo pelean: pueden ganar y alguno pierde, pero a todos nos enseñan. Son, al fin y al cabo, historias de vida que están ahí y que Trex y Pelayo nos traen para inspirarnos y darnos un enfoque que nos sirva para afrontar un cáncer, una enfermedad o cualquier contratiempo en la vida con la relatividad necesaria y con la entereza que estas mujeres demuestran. Saberlo traer al mundo de la comunicación corporativa es un elegante ejercicio de delicadeza. Enhorabuena a Pelayo y a Eric Frattini