Quincy Jones, 84 años, ganador de 28 Grammys y coproductor de Michael Jackson. Entre otra infinidad de méritos. El músico y productor musical más influyente de los últimos 50 años concedió una entrevista a David Marquese para Vulture que recoge dos conversaciones. Tuvieron lugar en su mansión de Bel Air y no tienen desperdicio. «Todo lo que he hecho es decir la verdad. No tengo nada de lo que tener miedo, amigo». Lo que sigue es una transcripción resumida.
—¿Qué es lo que la gente no entiende de Michael Jackson?
—Lamento darle publicidad a esto, pero Michael robó mucho material. Él robó muchas canciones. State of Independence (Donna Summer) y Billie Jean. Las notas no mienten, él era tan maquiavélico como podía. Avaricioso, era avaricioso.
—¿Cómo era Michael al margen de la música?
—Yo solía matarle con eso de la cirugía plástica, pero siempre se justificaba diciendo que lo hacía porque tenía una enfermedad. Tonterías. Él tenía un problema con su aspecto porque su padre abusó de él y le decía que era feo. Al final, el problema de Michael fue el Propofol (un sedante al que el cantante llamaba «leche» y con el que combatía el insomnio). Y ese problema puede afectar a todo el mundo, seas o no famoso. Las grandes farmacéuticas fabrican OxyContin y toda esa mierda. Es una cosa seria. Yo estuve cerca de la Casa Blanca durante ocho años con los Clinton y aprendí mucho sobre la influencia de la industria farmacéutica. No es broma. ¿Cuál es tu signo del zodiaco?
—Piscis.
—Yo también, es un gran signo.
—Menciona a los Clinton, que eran amigos suyos. ¿Por qué generan ese desagrado visceral? La gente no ve en Hillary Clinton lo que usted ve…
—Es porque hay una faceta de ella… cuando guardas secretos, te pueden acabar quemando.
—¿Qué tipo de secretos?
—Eso es algo de lo que prefiero no hablar.
—Usted debe saber muchas cosas… ¿Qué sabe que no le hubiera gustado saber?
—Quien mató a Kennedy.
—¿Quién lo hizo?
—Sam Giancana. La conexión que había entre Sinatra, la Mafia y Kennedy. Joe Kennedy, que era un hombre malo, le pidió a Frank que Giancana le consiguiera votos.
—He escuchado esa teoría antes, que la Mafia ayudó a Kennedy a ganar Illinois en 1960.
—No deberíamos hablar de esto. ¿De dónde es usted?
(…)
—¿Qué pensó la primera vez que escuchó música rock?
—El rock no es más que una versión blanca del rhythm & blues, hijo de puta (motherfucker). Mira, yo conocí a Paul McCartney cuando tenía 21 años.
—¿Cuáles fueron sus primeras impresiones sobre los Beatles?
—Que eran los peores músicos del mundo. No sabían tocar los hijos de puta. Paul era el peor bajista que yo haya escuchado. ¿Y Ringo? No hablemos de esto. Recuerdo que una vez estábamos en el estudio con George Martin y nos había llevado tres horas hacer unos arreglos con la batería. Él no podía hacerlos. Yo le dije: colega, por qué no te bebes una cerveza con lima, te comes un pastel de carne y te tomas una hora y media de relax. Lo hizo, llamamos a Ronnie Verrel, un batería de jazz. Ronnie lo sacó adelante en quince minutos. Ringo volvió y dijo: «George, ¿me lo podrías dejar escuchar una vez más?». George lo hizo y Ringo replicó: «No suena tan mal». Yo contesté: «Claro, hijo de puta, porque no eres tú». Gran chico, a pesar de todo.
—¿Hay otros músicos de rock que considerase buenos?
—Me gustaba la banda de Eric Clapton. ¿Cómo se llamaban?
—Cream.
—Sí, ellos sabían tocar. Por cierto, ¿sabe quien cantaba y tocaba como Jimmy Hendrix?
—¿Quién?
—Paul Allen.
—¿El de Microsoft?
—Sí, hombre. Estuve en su yate y él tenía a David Crosby, Joe Walsh, Sean Lennon, todos esos hijos de puta. Entonces, en los últimos dos días, Stevie Wonder vino con su banda e hicieron que Paul tocara con ellos. Es bueno, tío.
—Usted ha pasado mucho tiempo con las élites sociales, pero se ha preocupado por los de abajo, ¿ha sentido esa misma preocupación entre los más ricos?
—No. Los ricos no hacen lo suficiente. No les importa un carajo. Yo vengo de la calle, y me preocupan los chicos que no tienen lo bastante, porque me siento uno de ellos. Esa otra gente no sabe lo que se siente siendo pobre, y por eso no les importa.
—¿Estamos en un mejor país que cuando comenzó a hacer trabajos humanitarios hace 50 años?
—No. Estamos peor que nunca, pero hay gente que intenta arreglarlo. Feminismo: mujeres que están diciendo que no van a aguantar más. Racismo: gente que está luchando. Dios nos está poniendo a los malos delante para que volvamos a luchar.
—Hemos aprendido tarde lo corrosiva que puede ser la industria del entretenimiento para las mujeres. Para alguien que ha trabajado durante tantos años al más alto nivel, ¿le resulta sorprendente todo esto?
—No, hombre. Las mujeres siempre han tenido que soportar esta mierda. Mujeres y hermanos, nosotros siempre hemos tenido un techo de cristal.
—¿Qué opina del comportamiento de su amigo Bill Cosby?
—Eran todos ellos. Brett Ratner. Weinstein. Weinstein es un hijo de puta. No me devolvió mis cinco llamadas. Un matón.
—¿Y Cosby?
—¿Qué pasa con él?
—¿Le sorprendieron las acusaciones?
—No podemos hablar de esto en público.
—Si pudiera chascar los dedos y solucionar un problema en el país, ¿cuál arreglaría?
—El racismo. Lo he visto durante mucho tiempo. De los años 30 hasta ahora. Tenemos todavía un largo camino. El racismo en el Sur nos ha jodido siempre, pero sabíamos lo que había. El racismo en el Norte está disfrazado. No sabes a lo que atenerte. Por eso es bueno lo que está pasando, porque la gente está diciendo que es racista y antes no solía decirlo. Ahora lo sabemos.
—¿Se debe todo a Trump?
—A Trump y a las clases reaccionarias y sin educación del Sur («rednecks»). Trump les está diciendo lo que quieren oír. Solía pasar ratos con él. Es un loco hijo de puta. Limitado mentalmente, un megalomaníaco, un narcisista. No puedo soportarlo. No sé si sabe que yo me citaba con Ivanka.
—¿De verdad?
—Sí, señor. Hace doce años. Tommy Hilfiger, que estaba trabajando con mi hija Kidada, me dijo: «Ivanka quiere cenar contigo». Menuda cabrona. Tenía las piernas más bonitas que he visto en mi vida. El padre equivocado, sin embargo.
—¿Sería su amiga Oprah una buena presidenta?
—No creo que se debiera presentar. No tiene el cuajo para eso. Si no has sido gobernador de un estado o CEO de una compañía, o general del ejército, no sabes cómo dirigir a la gente.
—Ella es CEO de una compañía…
—Un director de orquesta sabe más de cómo liderar que la mayoría de los hombres de negocios, incluido Trump. Alguien que supiera lo que es el liderato no tendría a tanta gente en su contra. Es un puto idiota.
—¿Es Hollywood tan racista como el resto del país?
—Todavía da por saco. En 1964, cuando estuve en Las Vegas, había sitios donde se supone que no podías entrar porque eras negro, pero Frank Sinatra lo arregló para mí. Hay que hacer esfuerzos individuales para arreglar las cosas. Tiene que ser la gente blanca la que se pregunte si realmente quiere vivir como un racista. Pero cada lugar es diferente. Cuando estuve en Dublin, Bono hizo que me quedara en su castillo porque Irlanda es muy racista. Bono es mi hermano, amigo. Puso a su hijo mi nombre.
—¿Todavía hace U2 buena música?
—(Niega con la cabeza). No, y no sé por qué. Amo a Bono con todo mi corazón, pero hay demasiada presión sobre la banda (…).
—Desde la perspectiva musical, ¿qué le hace sentir más orgulloso?
—Cualquier cosa que puedo sentir, la puedo notar musicalmente. No mucha gente puede hacerlo. Puedo conseguir que una banda toque como un cantante canta. (…) ¿Le digo uno de los grandes momentos de mi vida? Fue cuando celebramos el cumpleaños del Doctor King en Washington DC, Stevie Wonder estaba a cargo y me preguntó si quería ser el director musical. Después de la actuación dimos una recepción y aparecieron tres mujeres: la mayor traía Sinatra at the Sands, producido por mí; su hija venía con mi álbum The Dude; y la nieta traía Thriller. Tres generaciones de mujeres que me dijeron que esos eran sus discos favoritos. Eso me tocó mucho.
—¿Quién está haciendo buen pop?
—Bruno Mars. Chance the Rapper. Kendrick Lamar. Me gusta el punto de Kendrick, tiene fundamento. También Chance. Y el disco de Ed Sheeran es estupendo. Sam Smith, es tan abierto sobre ser gay… Le adoro. Mark Ronson es alguien que sabe lo que produce.
—¿No cree que le puede la melancolía por la música de su época?
—Hay principios en la música. Los músicos de hoy no pueden abarcar la música porque no han hecho sus deberes con la parte izquierda de sus cerebros. La música es emoción y ciencia. Tú no puedes practicar la emoción porque eso brota naturalmente. La técnica es diferente. (…) Los músicos se limitan a sí mismos. ¿Saben estos músicos tango, machaba, yoruba, samba, bossa nova, salsa, cha-cha-cha?
—Puede que no sepan cha-cha-cha…
—Marlon Brando solía bailar cha-cha-cha con nosotros. Era el cabrón más encantador que he conocido. Se podía follar cualquier cosa. ¡Cualquiera! Un buzón de correos, James Baldwin, Richard Pryor, Marvin Gaye.
—¿De verdad, se acostó con ellos?
—Vamos, hombre. ¿Le gusta la música brasileña?
(…)