La maldición de Casillas sigue viva. Primero se vino abajo el fichaje de Kepa Arrizabalaga, frustrado por las declaraciones en sala de prensa de Zidane advirtiendo que no necesitaba el fichaje de un portero en el mercado de enero. Aquello hizo que el portero vasco se replantease la situación y terminase renovando por el Athletic. Para disgusto de un Florentino que no ve en Keylor Navas a un portero a la altura del Real Madrid.
Después de la espantada de Kepa, Florentino insistió una vez más con David de Gea. Se intentó vender la versión de que el portero de Illescas mostraba predisposición para abrir la puerta al Real Madrid, pero la realidad es muy distinta. De Gea está feliz en Manchester, donde defiende la portería de un club histórico en el que se siente bien tratado por la directiva y la afición. Y a esto se suma que es titular indiscutible, lo que le permite mantener esa misma condición en la selección española. Así que la respuesta volvió a ser la misma: «Gracias, pero estoy feliz en Manchester. No puedo pedir más: soy portero del Manchester United y de España». Para más inri, el United ha tasado al portero en 120 millones de euros.
Desechada la opción de De Gea, el siguiente en la lista era otro portero con pasado atlético: Thibaut Courtois. El belga tiene a sus hijos viviendo en Madrid con su madre, lo que parecía una buena excusa para traerlo al Real Madrid. Sin embargo, Courtois, con contrato con el Chelsea hasta junio de 2019, ha cerrado la puerta a su marcha de Stamford Bridge en una entrevista concedida a Sport Foot Magazine. «Acordé reunirme con la directiva en febrero porque en enero el club tenía asuntos más urgentes que tratar. No hay prisa, tengo contrato hasta 2019. Lo normal es que no haya problema, voy a renovar. Estoy feliz aquí y veo al club en la dirección de querer ganar muchos títulos», apuntó el portero.
Florentino ya suma tres intentos fallidos en el fichaje de un portero. Kepa, De Gea y Courtois. Zidane insiste en que su portero es Keylor Navas, pero el presidente y diector deportivo, obstinado como es, sigue buscando un portero que sea capaz de hacer olvidar la figura de Iker Casillas. Una maldición que le persigue desde que el hombre que levantó la copa de campeón del mundo en Sudáfrica abandonó el Bernabéu por la puerta en 2015 denostado por la directiva y por parte de la afición. ¿Quién será el próximo? ¿Donnarumma?