El cineasta Nacho Vigalondo (Colossal) dijo en una ocasión que le molaría más el cine español si en medio de una escena dramática de una película de Isabel Coixet, por ejemplo, bajara de repente un ovni del cielo. Quizá fue eso lo que pretendía hacer en su marciana comedia Extraterrestre. Es cierto que el cine de la catalana, desde su excelente aproximación al indie americano en Cosas que nunca te dije, a la gélida, en todos los sentidos, Nadie quiere la noche, puede ser de difícil digestión para los acostumbrados al fast food cinematográfico de Hollywood o a los costumbristas pinchos de tortilla que aún se producen como churros en nuestro país.
Título original: The Bookshop.
Dirección: Isabel Coixet.
Reparto: Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Bill Nighy, Honor Kneafsey, James Lance.
Duración: 115 min.
Con su nuevo filme, La Librería, basado en la novela homónima que Penelope Fitzgerald publicó en 1978, y que abrió con éxito la pasada Seminci de Valladolid, Coixet nos sitúa en una librería de lo más cuqui-hipster en medio de la Inglaterra profunda, donde los paisanos sostienen humeantes tazas de té con el meñique estirado mientras despellejan al vecino de enfrente entre los más exquisitos modales de internado inglés. La Librería nos cuenta la historia de Florence Green (Emily Mortimer), una mujer valiente —como muchas otras que aparecen en el cine de Coixet— empeñada en abrir una librería en un pequeño pueblo inglés, de esos en los que barrió el ‘sí’ al Brexit, a finales de los años 50. Pero frente a Florence se alzará la mezquindad de una señorona muy british, la bruja Mrs. Violet Ganart (Patricia Clarkson), que inopinadamente se opone al espíritu emprendedor de la joven londinense. En esta lucha de la literatura contra la ignorancia, la librera contará con la ayuda del misterioso Mr. Brundish (Bill Nighy), una singular pareja que consigue convertir esa pequeña librería en un espacio donde dar rienda suelta al amor por la literatura rindiendo homenaje a míticas obras como Lolita de Vladimir Nabokov o Farhrenheit 451 y Crónicas Marcianas de Ray Bradbury. Coixet nos entrega así una peli conmovedora, delicada y melancólica —aunque remonta con un luminoso final—, que es una declaración de amor a la literatura. Al menos, como dice la directora, “muchas personas que no leen, igual ven la película y deciden leer, y ya sería un triunfo”.
CERVEZA RECOMENDADA
Lancaster Bomber, una pinta y una castaña. Alcohol: 4,4% vol. Amargor: IBU no facilitado.
Tras pasear por la campiña inglesa, con sus verdes praderas, sus plomizas nubes y el delicado aroma a té con pastas, uno siente la necesidad de coronar la tarde con una cerveza inglesa en un viejo pub de madera quejumbrosa y olor a cerveza revenida. Por eso, tras la ración de cine y literatura que nos ofrece La Librería, os proponemos un baño de espíritu british con una pinta de esta English Pale Ale, la clásica Lancaster Bomber, que le debe su nombre al famoso bombardero de la Segunda Guerra Mundial.
Esta multipremiada cerveza inglesa se caracteriza por su inconfundible color castaño y su ligera espuma blancuzca. Como todas las birras de su estilo, en nariz desprende aromas muy pronunciados a malta, en su caso de las variedades Pale Ale y Crystal, otorgándole perfumes tostados y a galleta. En boca, posee eso que los ingleses llaman drinkability, vamos, que se deja beber con facilidad gracias a su moderado nivel de alcohol y al amargor bien balanceado que le aporta su mezcla de cuatro lúpulos ingleses, lejos del potente amargor cítrico de sus hiperlupuladas hermanas americanas. Una auténtica bomba de cerveza.