Sergi Bruguera fue, si la memoria no me falla, el primer español después de los míticos Manolo Santana o Andrés Gimeno, en ganar Roland Garros, el oficioso campeonato del mundo de tenis sobre tierra batida que se disputa en París a primeros del mes de junio. Se trata de uno de los cuatro torneos del Grand Slam, que son los que más fama y prestigio otorgan a sus vencedores. Jugó tres finales y ganó dos, la primera ante el norteamericano Jim Courrier en 1993 y al año siguiente repitió con otro español como rival, Alberto Berasategui. La que perdió llegaría tres años después frente al brasileño Gustavo Kuerten.
Bruguera fue uno de los grandes del tenis mundial de aquellos años, y desde luego nuestro tenista número uno, pero como a otros muchos le penó no ganar una competición tan emblemática como la Copa Davis, la famosa ensaladera de plata. Seguramente a Bruguera le pasó lo que a la Quinta del Buitre con la entonces Copa de Europa. El Real Madrid de aquellos años ganó cinco Ligas seguidas, dos Copas de la UEFA y seguro que otras muchas competiciones que ahora no recuerdo, pero le faltó lo que todos los grandes jugadores de los mejores equipos quieren obtener, la Copa de Europa. Y eso, llevado a las pistas de tenis, equivalía a ganar la Copa Davis.
Afortunadamente para el deporte español no tardaríamos mucho en lograr el famoso torneo de la mano, y obviamente, de la raqueta de figuras como Juan Carlos Ferrero, Carlos Moyá, Alex Corretja, Fernando Verdasco, Feliciano López o el mismísimo Rafa Nadal.
Sergi Bruguera se quedó sin esa recompensa y quizás en el olvido de muchos aficionados y personajes ligados al mundo de la raqueta… hasta que hace pocas fechas reapareció como capitán no jugador del equipo español de Copa Davis. 17 años después de su retirada como jugador en activo, la Federación Española de tenis decidió poner en sus manos los destinos de nuestro tenis para esa mítica competición. La prueba de fuego, o sea, su debut, llegó con la eliminatoria de 1/16 de final del Grupo Mundial ante Gran Bretaña, en Marbella. Por cierto, no voy a entrar en el acierto o el error de llevar esta eliminatoria ante los ingleses a uno de los lugares donde más ciudadanos de aquel país se dan cita en España como es la localidad marbellí, pero sea como fuere a Sergi Bruguera le tocó lidiar en esa plaza. Era su primera eliminatoria en el banquillo de España y la verdad es que la experiencia finalizó con acierto. Victoria por 3-1 ante los ingleses y ahora nos espera Alemania. Como jugador no tuvo la suerte que él deseó y no le ha dolido en prendas en señalar que no haber ganado la Copa Davis es una espina que tiene clavada. Pero si como jugador no pudo lograrlo, ahora como capitán del equipo tiene la posibilidad de intentarlo. Es como una segunda oportunidad que le da la vida para cerrar ese capítulo, aunque tampoco piensa perseverar hasta conseguirlo. Bruguera piensa que es mejor ir cambiando de entrenadores porque hay muchísima gente capacitada para llevar al equipo; un premio para todos los jugadores que han sido importantes en el tenis español y, evidentemente, él lo ha sido.
Solo falta desear que en el próximo reto ante Alemania, a los responsables del tenis español no se les ocurra llevar la eliminatoria a Alcudia, que me perdonen los mallorquines, pero si hay un lugar donde los alemanes campan por sus respetos es en la isla de Mallorca. Solo faltaría que a nuestros jugadores, además de pelear con sus rivales, tuvieran que vérselas además con todos esos aficionados que a buen seguro van a apoyar de lo lindo a los suyos. No se lo merece el tenis español ni tampoco Bruguera. Hay que hacer todo lo posible para que se saque la espina.