No ha habido ningún acuerdo». Las palabras de Alfonso Reyes, presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) retumbaron en la sede del Consejo Superior de Deportes. Los jugadores van a la huelga, convocada a partir del día 14, lo que deja en suspenso la Copa del Rey (15-18 febrero) a no ser que se produzca un acuerdo contrarreloj.
Con José Ramón Lete como testigo, la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) y el sindicato de jugadores (ABP) abandonaron la sede del Consejo Superior de Deportes sin haber alcanzado un acuerdo y con la peor noticia de todas, un paro a partir del día 14 y las negociaciones rotas.
La fecha de comienzo del paro no es un asunto banal, obviamente. La celebración de la Copa del Rey en Canarias, que debe celebrarse entre el 15 y el 18 de febrero, queda en suspenso y a la espera de que llegue un acuerdo contrarreloj entre las partes. Difícil. Si se mantiene la situación actual no se jugaría la Copa con todo el desastre económico y de imagen que eso supone para el baloncesto español.
“Es una cuestión filosófica y de principios”, apuntó tras la reunión el presidente del sindicato, Alfonso Reyes. «Los jugadores piden que se les respete, que no se les engañe y que puedan mantener su asociación. En esta reunión no se han alcanzado esos objetivos y siguiendo el dictado de nuestros asociados, ejercemos nuestro derecho a la huelga, que es constitucional. La ACB no nos ha dado otra opción», insistió.
Reyes abundó en el asunto y no se mordió la lengua: «Españoles, comunitarios y extracomunitarios nos han mostrado su apoyo y su aliento, y eso es lo que nos da la fuerza para tomar esta decisión. Los jugadores han dicho que ya está bien, es un mensaje a la ACB pero también a otros organismos que creen que los jugadores no tienen derechos. Pero ahora son ellos los que demandan que se les tenga en consideración de una vez. Son los principales protagonistas de este espectáculo. No sé si el seguimiento será del 100%, pero sí que tenemos el apoyo de los jugadores de todos los equipos«.
El punto clave de la negociación y el que ha provocado la ruptura total de las negociaciones es el fondo social. Este fondo, cuya cuantía aportan íntegramente los clubes, es el que sostiene económicamente a la ABP. «Sin fondo no hay sindicato. Los jugadores no quieren que se acabe con su asociación porque el dinero emana de ellos aunque se articule a través de la ACB. El fondo social sale de un porcentaje de lo que ellos generan. La propuesta de la ACB reduce en un tercio una cantidad que ya se recortó un 36% en el anterior convenio. Esto no es un capricho, es la voluntad de los jugadores», explicó Alfonso Reyes.
Esther Queraltó, secretaria general de la ACB, cree que una negociación laboral no debería alterar en ningún caso la competición, como se está haciendo con la Copa del Rey. «Haremos lo posible para que no se celebre la huelga ante la magnitud del perjuicio que poría suponer para la competición. No creo que una diferencia en las cantidades a abonar al sindicato sea motivo para llegar a una huelga y romper el desarrollo de una competición como la Copa».
Queraltó aseguró que sí había habido acuerdo en otros puntos importantes: un incremento del 10% en el salario mínimo; un aumento del fondo especial de garantía salarial: de un máximo de 120.000 a 150.000 por jugador, de 400.000 a 500.000 por club y de 1.400.000 a 1.800.000 en el total de la Liga.