Gerard Piqué volvió a convertirse en protagonista en el derbi. Todas las miradas estaban puestas sobre él, especialmente las de la afición españolista, que le ha convertido en el centro de su ira. Piqué anotó el gol del empate y mandó callar a la grada perica. Un gesto que justificó así en sala de prensa: «Mandar callar era lo mínimo que podía hacer. Los jugadores tenemos responsabilidad, pero también somos personas y reaccionamos según lo que pasa. Y hay un límite. Y si los que mandan no toman decisiones y no dicen nada, no nos quedaremos callados. Mando callar en general a todo el campo, y tal vez no debería, pero si el club o los propietarios no denuncian ciertas cosas…».
El internacional español se explicó más sobre este asunto: «Celebrar el gol fue especial, después de lo pasado durante la semana. Hubo una parte de la afición, que no son pocos, que se dirigieron a mí y a mi familia desde hace ya un tiempo. Conozco a muchos pericos que son buena gente, pero si los de arriba, los que mandan, no denuncian los cánticos, al final quedan todos igual. Somos personas y todo tiene un límite. Esto es un derbi y esto es así. La lluvia lo hizo todo más intenso”.
Sobre la polémica tras sus palabras respecto al Espanyol de Cornellá, apuntó: «Son de Cornellà, ya lo dije el otro día. Y además tienen un propietario chino, como muchos de sus consejeros. Tampoco hace falta que se gasten tanto dinero, que son de China, Italia, España o Tabarnia. Sé que dolió y utilicé el sarcasmo para incordiar. Las cosas han funcionado, ya que se han gastado una pasta pagando publicidad en los diarios. ¿Falta de respeto? Eso es que me denuncien por decir que son de Cornellà y no denuncien a su afición por insultar a mi familia”. Posteriormente Piqué volvió a echar gasolina sobre esta polémica al declarar: «El Espanyol está desarraigado de Barcelona y tiene un presidente chino».
Por último, se refirió a la bronca que se produjo en el túnel de vestuarios y al que al árbitro se refirió en el acta como un «tumulto» sin más. “Hubo intercambio de comentarios. Cada uno es esclavo de sus palabras, pero no ha ido más allá», declaró.