Hace unas horas que se ha hecho público que Anna Montañana se integrará en el cuerpo técnico del Montakit Fuenlabrada de baloncesto. La que fuera pívot internacional con la Selección española sigue el ejemplo de la estadounidense Becky Hammon, actualmente ayudante del entrenador de los San Antonio Spurs, Gregg Popovich. A la Contra ha querido conocer la opinión de una de las personas que mejor conoce a ambas, alguien que ha compartido vestuario y viajes con las dos exjugadoras y hoy entrenadoras, Amaya Valdemoro. Las tres formaron parte de la plantilla del Ros Casares que ganó la Liga en la temporada 2009-2010. Valdemoro no esconde su entusiasmo por el nuevo desafío que acomete su amiga Anna.
—¿Qué es lo primero que ha pensado cuando recibió la noticia de que Anna Montañana se incorporaba al cuerpo técnico del Fuenlabrada?
—¡Ya era hora! Por fin se le da una oportunidad a una mujer.
—Hay mucha sensibilidad con este tema ahora…
—Parece que estamos en un momento clave. Se habla mucho de la igualdad y de que hay muchas mujeres trabajando desde el feminismo para dar el sitio que merece a la mujer en la sociedad. Pero creo que debemos tener claro que el cambio solo puede venir de la mano de los hombres, porque aún son ellos los que toman las decisiones en los puestos directivos. Ellos deben abrir la mano para que se produzca el cambio.
—¿Cómo es Anna Montañana?
—Conozco a Anna desde hace muchos años y reúne el mejor perfil posible. Una jugadora que ha actuado al máximo nivel tanto aquí como en la WNBA. Una mujer que ha estudiado en la prestigiosa Universidad George Washington y, sobre todo, una ganadora. ¡Y suma a eso que le encanta lo que hace!
—¿Qué virtud destacaría de Anna de cara a la nueva etapa que comienza?
—Estoy seguro que Anna habrá celebrado las reuniones pertinentes para que valorasen su valía personal y profesional a la hora de incorporarla al cuerpo técnico del Fuenlabrada. Es una persona con mucho carácter, una persona que te respeta y que se hace respetar. Y eso va a ser muy importante en esta nueva etapa con los jugadores. Estoy segura de que no va a tener ningún problema porque es una persona dialogante que sabe escuchar a todos.
—Usted ha vivido con ella varias etapas como jugadoras.
—Hemos jugado mucho tiempo juntas. Anna era una 4 con una visión de juego espectacular. Muy técnica y por encima de todo muy ganadora. Cuando compartíamos vestuario recuerdo que nos mandábamos a tomar viento porque las dos queríamos ganar siempre, pero luego se pasaba el enfado rápido. Éramos muy parecidas en eso. Fuera de la pista Anna es una persona a la que no le cuesta hacer amigos. Tengo buenos recuerdos de todo lo que hemos compartido. Me lo he pasado bien dentro y fuera de la pista con ella.
—Anna debe ser la primera de muchas.
—Así lo espero. Siempre he reivindicado que una mujer puede tener el mismo conocimiento que un hombre. Tengo claro que el Fuenlabrada no la ha elegido por ser mujer, si no por su talento y conocimiento. Yo reivindico un sitio para la mujer porque está preparada, no por el hecho de ser mujer. Seguro que Néstor acogerá a Anna y la enseñará porque es un hombre valiente. Aíto ha tenido muchos discípulos que luego han llegado a ser grandes entrenadores. Estoy segura que Anna crecerá mucho con Néstor y que la ha elegido porque comparten una visión parecida del baloncesto.
—El precedente en Estados Unidos es otra buena amiga suya, Becky Hammon…
—Sí, también fui compañera de Becky Hammon.
—De hecho, si no me equivoco, llegaron a jugar las tres juntas…
—Es cierto. ¡No me acordaba! Coincidí con Montañana y con Becky Hammon a la vez en el Ros Casares. ¡Qué casualidad! El caso de Becky es muy particular. Ella jugaba en los Spurs de la WNBA y sufrió una lesión. Durante su recuperación coincidía a menudo con el equipo de chicos y conversaba mucho con Popovich, con quien compartía una visión particular del baloncesto. Al entrenador de San Antonio le gustó cómo entendía el juego Becky y le ofreció integrarse en su cuerpo técnico.
—Hammon es todo un ejemplo en su país.
—En Estados Unidos es muy diferente. Becky protagoniza dos o tres campañas publicitarias al año y ahora ya no es la única entrenadora en la NBA. La antigua entrenadora de Seattle en la WNBA —Jenny Boucek— creo que está trabajando con los Kings de Sacramento . Y diría que hay alguna más. Al final eso es lo importante, que poco a poco la mujer va ganando protagonismo.
—Usted, a su manera, en la comunicación del baloncesto, también está dando visibilidad a la mujer.
—Se trata un poco de eso. El baloncesto es el baloncesto. Y si juegas o diriges a un equipo debes tener conocimiento sobre el juego. Mi tarea ahora, cosa que nunca pensé que pudiera pasar, es comunicar y transmitir mis conocimientos en las retransmisiones y tratar de hacerlo con la mayor naturalidad posible. Mi padre, que me ha visto jugar durante años, no sabe lo que es un pick & roll. Así que intento ser lo más clara y didáctica posible a la hora de contar lo que veo y explicarme sin muchos tecnicismos.
—¿Se encuentra cómoda en su rol de comentarista?.
—Síííí… A mí me dieron la oportunidad en su día y lo agradezco. Pero, sobre todo, agradezco la continuidad de la que disfruto porque me lo paso pipa. Y esa es la clave.
—¿Veremos a Amaya Valdemoro seguir los pasos de Becky y Anna Montañana en los banquillos?
—Uffff. En los dos últimos años como jugadora pasé mucho tiempo lesionada, con los fisios. Ahí me di cuenta de que veía más baloncesto del que yo pensaba, porque ellos me lo decían. Como jugadora lo tenía asimilado como algo natural, pero a la hora de contarlo me decían que veía bien el juego. Para ser entrenadora hay que dejar que el cuerpo y la mente se convenzan de que ya no eres jugadora. No digo que piense que aún lo soy, pero aún no ha llegado mi momento para sentarme en un banquillo. Aún no me veo con la maleta a cuestas de una ciudad a otra. Era una de las cosas más duras que recuerdo, un año aquí y otro allí.
—Muchas gracias y si quiere decirle algo a Anna…
—No hay nada que decirle. Que disfrute, que estoy segura que lo hará. Felicidades y gracias a vosotros.