En Japón existe un mercado de casas estigmatizadas que se conoce por el nombre de Jiko bukken, literalmente “propiedades accidentadas”. Se trata de viviendas que han sido escenarios de asesinatos, suicidios o muertes violentas, por lo que son muy difíciles de vender o alquilar, constituyendo así auténticos chollos dentro del carísimo mercado inmobiliario japonés. De hecho, la agencia SUUMO, algo así como el portal Idealista.com en versión nipona, tiene en su catálogo una sección especial de casas estigmatizadas con el lema “vive con un fantasma”, y que suelen habitar extranjeros residentes en ese país, debido a que entre los japoneses son muy populares las creencias en las historias de fantasmas. Bueno, pues parece que en Estados Unidos no escarmientan e inocentes familias se empeñan en habitar casas malditas, gracias a lo que existe ya todo un subgénero cinematográfico que si nos despistamos puede dar lugar a una auténtica burbuja inmobiliaria de propiedades demoníacas.
Título: Amityville: el despertar
Dirección: Franck Khalfoun.
Reparto: Bella Thorne, Cameron Monaghan, Mckenna Grace, Jennifer Jason Leigh, Jennifer Morrison, Taylor Spreitler, Thomas Mann.
País: Estados Unidos.
Duración: 85 min.
En el 112 de Ocean Avenue del pueblo de Amityville (Nueva York), el 13 de noviembre de 1974 un joven de 23 años llamado Ronald DeFeo Jr. cogió en plena madrugada una escopeta de gran calibre y asesinó a sus padres y a sus cuatro hermanos pequeños. A todos los disparó por la espalda, menos a su madre, a la que le voló la cabeza de frente, y los cuerpos fueron encontrado yaciendo boca abajo, con las cabezas apoyadas sobre los brazos cruzados, como si estuvieran durmiendo. El angelito Ronnie, que tras la matanza se fue a tomar algo a un bar cercano antes de llamar a la policía, alegó que unas voces le habían obligado a hacerlo, pero fue sentenciado a cadena perpetua. Dos años después, los miembros de la familia que habitaron la famosa casa de las ventanas con forma de ojos demoníacos —el matrimonio George y Kathy Lutz, su hijita Katty y su perro Harry—, empezaron a sufrir los consabidos poltergeists: frío extremo, olores desagradables, ruidos extraños y plagas de insectos.
Así, unos años después Hollywood rescató esta historia para rodar la mítica película Terror en Amityville (Stuart Rosenberg, 1979), a la que siguieron alrededor de 15 secuelas e incluso series de televisión. Ahora, el director Franck Khalfoun (Maniac, A un paso de la muerte) resucita la saga para entregarnos las dosis justas de ‘más de lo mismo’, pero con un innegable oficio para agradar a los tifosi de las historias de casas encantadas.
Este Despertar nos cuenta la historia de la joven Belle (Bella Thorne) y su familia, que se mudan a la terrible casita con el fin de ahorrar dinero ya que el hermano gemelo de la chica está en coma y necesita costosos tratamientos, sin duda, la novedad más notable de la cinta junto con el perfil retorcidamente religioso del maligno personaje de la madre (Jennifer Jason Leigh). La familia, entonces, empieza a experimentar las consabidas pesadillas y fenómenos extraños, lo que lleva a la chica a sospechar para pronto darse cuenta de que la casa a la que se han mudado es la mítica residencia de Amityville. La historia así da lugar a algunos interesantes juegos de metaficción —cuando se ponen a ver la película de la saga La morada del miedo—, de los que sin duda se podría haber sacado más provecho.
Con todos esos ingredientes y un gran talento para el reciclaje, la peli resulta ser un compendio de terror claustrofóbico, sustos a tutiplén subrayados por estridentes estallidos sonoros, atmósferas gélidas y malolientes, misteriosas habitaciones ocultas, apariciones escalofriantes, niños indefensos frente al Mal, angustiosos momentos de lograda tensión, estimulantes planos de la actriz Bella Thorne paseándose en ropa interior por la casa y una producción sofisticada que recuerda a las entregas de Expediente Warren o Insidious firmadas por James Wan, siendo quizás la mejor entrega desde Amityville II: La posesión (Damiano Damiani, 1982). El resultado, una hora y media justita que se pasa volando, que hoy día es mucho más de lo que uno encuentra en algunas salas de cine copadas con películas de duraciones inhumanas.
CERVEZA RECOMENDADA
Diablesa 666 Blonde. Alcohol: 7,3 %
La cervecera belga Van Steenberge cuenta entre sus creaciones con esta birra que llama la atención por su potente presentación con el “número de la bestia” 666 bien visible en rojo en su etiqueta. El interior de la botella nos depara una cerveza de estilo Belgian Tripel de color dorado ámbar y duradera espuma blanca. En nariz se aprecia un agradable aroma agridulce que nos va preparando para las sensaciones que aportará en el momento de trasegarla.
El 7,3% de alcohol de esta Diablesa 666 Blonde supone un buen conjuro para enfrentarse a casas malditas y espíritus malignos varios. Al atacar la copa percibimos en boca unas iniciales notas agridulces que a medida que avanzan hacia el gaznate se transforman en un sabor amargo, ligeramente ácido y contundente, gracias a haber sido bendecida por las cualidades del lúpulo, reforzado por su elevada graduación. Este gusto será agradablemente duradero, como esa especie de cosquilleo malsano que te deja una peli de terror cuando, después de verla llegas a casa y apagas la luz con la intención de dormir, o no.