Nacido en Madrid en el invierno de 1954, hijo de emigrantes manchegos, Rosendo Mercado creció en los barrios de Lavapiés y Carabanchel, donde aún reside. Con tan solo 18 años dio sus primeros pasos como guitarrista en Fresa, el grupo que, tras la incorporación del cantante José Carlos Molina (otro grande del Rock en español) pasó a llamarse Ñu. En aquella época, en la que compagina el servicio militar obligatorio con la música, el joven Rosendo comenzó a escuchar al que sería una de sus grandes influencias, Rory Gallagher.
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Las desavenencias con Molina, quien aseguraba que las canciones de Rosendo “eran un leño”, dieron paso a una de las bandas clave del Rock patrio, Leño, con la que grabaría tres álbumes imprescindibles, tres discos capitales que han servido de faro e influencia para decenas de grupos y artistas de varias generaciones y que dejaron una huella imborrable en todos aquellos que pudieron disfrutar de sus directos: Leño (1979), Más Madera (1980) y ¡Corre, corre! (1982).
Tras la separación de Leño, el virtuoso guitarrista, y brillantísimo letrista, comenzó una prolífica y exitosa carrera en solitario en la que ha grabado dieciséis discos largos y multitud de colaboraciones, y que aún sigue vigente tanto en el estudio (publicó el álbum De Escalde y Trinchera en 2017) como sobre las tablas. Aunque tiene una calle con su nombre en la madrileña localidad de Leganés, hace un par de años que el inconfundible y emblemático rockero se opuso a que levantaran una estatua en su honor en su querido barrio de Carabanchel.