El director de las premiadas I’m Not There (2007) y Carol (2015) se adentra ahora en el universo infantil con esta peculiar película que son tres. Las dos primeras son las historias paralelas de sendos niños que habitan espacios y épocas diferentes: se trata de Rose, una niña sorda de nacimiento que vive en Hoboken, Nueva Jersey, en los años 20 y está obsesionada con una actriz de cine mudo; y Ben, un niño nacido en un pueblo de la América profunda en Minnesota en los años 70, que también se queda sordo, pierde a su madre en un accidente e intenta descubrir la identidad de su padre siguiendo las pistas que encuentra en un viejo libro.
La primera historia está rodada en blanco y negro y es muda, describiendo el viaje iniciático de la pequeña a Nueva York en busca de la actriz; la segunda historia transcurre con música funk de fondo entre los estridentes colores y la sucia decadencia de los años 70 en Nueva York, ciudad en la que ambas historias acaban convergiendo, concretamente en la sala de los dioramas del Museo de Historia Natural. Y hay una tercera película, el desenlace final, donde la cinta sufre una mutación formal para convertirse en una delicada obra de artesanía en la que el director sustituye los actores de carne y hueso por muñecos, y la ciudad de Nueva York por una gran maqueta de la urbe, The Panorama of New York, situada en el Museo de Arte de Queens.
Dirección: Todd Hayness.
Reparto: Oakes Fegley, Julianne Moore, Michelle Williams, Amy Hargreaves, Cory Michael Smith, Marko Caka.
País: Estados Unidos.
Duración: 120 min.
Con esta construcción paralela tan deshilvanada formalmente, y con la conexión que se revela finalmente entre las dos historias de los niños, la película resulta como un puzle en el que algunas fichas encajan a la fuerza y se notan demasiado las arbitrarias costuras con que el director teje su narración. Es verdad que hay cierto aire poético que por momentos pretende seducir al espectador entre bonitos cielos estrellados y las notas del Space Oddity de David Bowie, pero el conjunto resulta desconcertante, irregular y finalmente sensiblero, aunque Hayness se empeña en trasladarnos a ese mundo en miniatura que crea al final del último acto rodando su historia sobre una maqueta con pequeños muñecos —lo cual no sorprende tanto, teniendo en cuenta que grabó su primera película con Barbies—. Quizá lo que más relevante de esta adaptación de la novela de Brian Selznick (La invención de Hugo) sean los recursos formales que emplea el director para poner en pantalla esta historia y la siempre impagable aparición de Julianne Moore, aunque nos deje con ganas de profundizar más en su enigmático personaje.
CERVEZA RECOMENDADA
Revontulet. Alcohol: 6,7% vol. Amargor: 26 IBU.
Esta originalísima cerveza de Nómada Brewing es toda una obra de artesanía cervecera en la que incluyen la frambuesa en su receta. Su nombre, Revontulet, significa literalmente en finés fuego de zorro, y es con ese metafórico apelativo como nombran en Finlandia a las auroras boreales. En cuanto al estilo, se trata de una Raspberry Sour Ale, donde la presencia de la fruta destaca tanto en el color como en el aroma y, por supuesto, en el sabor.
Esta Revontulet es un brebaje de color rosado teñido por la presencia de la frambuesa, que se corona en el vaso con una persistente espuma blanca. Al olerla, si uno cierra los ojos, puede pensar que tiene delante una tarta de frambuesa. Al llevarla a la boca, destaca su acidez, aunque de forma moderada, y sorprende por lo fácil que entra, dejando un ligero amargor al paso por la garganta, lo que te anima a dar el siguiente trago. Todo un homenaje a los bosques de Finlandia con la característica chispa de los hiperactivos creadores de Nómada.