No puedo colocar correctamente la pierna y noto que no está en el sitio adecuado», explicaba Rafael Nadal Parera al fisioterapeuta del Abierto australiano, el primer Grand Slam de 2018, cuando ya perdía por 1-4 en el cuarto set ante Marin Cilic, sexto tenista mundial. Con 0-2 para Cilic en el quinto set, Nadal tiró la toalla y se fue a dar la mano en señal de abandono a Eva Asderaki, que arbitraba el partido, y al propio Cilic, que casi no se creía lo que allí pasaba…. cuando menos de una hora antes estaba casi fuera del torneo, con Nadal mandando por dos sets a uno tras un angustioso tiebreak en la tercera manga (7/5, Rafa). La retirada de Nadal —que se marchó a vestuarios con cojera al apoyar— puso fin al drama que Rafa vivía en la pierna derecha. Un dato inopinado es que Cilic se trata del primer Top 20 con quien Nadal se medía en un Grand Slam… 227 días después de haber derrotado a Wawrinka en la final de 2017 en Roland Garros. La lesión ha quedado diagnosticada como una rotura de grado 1 en el importante músculo psoas-iliaco de la pierna derecha, que necesitará tres semanas de tratamiento. Es muy cerca del pubis y de los abdominales bajos. Rafa debería poder mantener su calendario primaveral sin más novedades.
El frenético, brutal castigo concluyó tras 3 horas y 46 minutos de choque de la artillería antiaérea de Cilic (1,98 de altura) contra las defensas conmovedoras —y conmovidas— de Nadal, un Soldado Ryan que tuvo que rendirse cuando cedía por 6-3, 3-6, 7-6 (5), 2-6 y 0-2 ante la lluvia de obuses (83 golpes ganadores, con 20 aces) que le caía del colosal croata, quien descargaba un diluvio de metralla como lanzado furiosamente desde el cañón de 88 mm. de un carro Tiger. En 226 minutos en pista, el plomo de gran calibre de Cilic redujo a Nadal un 32% de puntos ganados con los segundos saques del número uno: 13/41. Trece puntos con segundos servicios en 3h 46′: fatalidad e impotencia. Nadal se retiraba por segunda vez en un gran cartel en Melbourne. La otra fue ante Murray, en 2010. Aunque también acabó muy limitado (tirón lumbar) en la final de 2014, ante Wawrinka. Y también, en los cuartos de 2011: rotura de fibras, con Ferrer al otro lado de la red. «Vi que la bola salía de mis manos a más velocidad que nunca», contó Cilic.
Estos dos partidos que agruparon 7 horas 37 minutos de tormento ante Diego Rafael Schwartzman (número 26 ATP) y el propio Cilic exprimieron las no demasiadas energías de reserva con que Rafael Nadal Parera, número uno del mundo, compareció en el Australian Open 2018… sin firmar un solo torneo real de preparación en las tres semanas previas al inicio de las hostilidades en Melbourne. No se puede entender lo que le pasó a Nadal ante Cilic sin echar una ojeada en el retrovisor a la batalla de atrición que Rafa vivió ante Peque Schwartzman en octavos: 3 horas 51 minutos, frente a un durísimo e infatigable abejorro humano de solo 1,67 de altura, ante el que el organismo de Nadal sufrió un machacante calvario a una temperatura superior, en el turno de octavos, a más de 40 desecantes grados al sol en el Rod Laver Arena.
Al fin, Nadal fue así de curioso al razonar por qué Schwartzman puede jugar tan bien y tan duro… siendo tan bajito: «…Ser bajo y si eres rápido tiene cosas muy buenas, siempre tienes la pelota muy cerca de ti. El sentimiento y el contacto con la pelota los tienes cercanos, por la estatura. Es igual que un futbolista que sea bajo: está más cerca de la pelota y tendrá inconvenientes en ser bajo, pero la realidad es que los que no han sido muy altos han sido los mejores futbolistas, porque están más cerca del balón, porque el centro de gravedad es mucho más bajo y tienen más control de las cosas». ¿Dijimos observador…?
Nadal dijo esas cosas tras dejarse las costillas y las rodillas para abatir la resistencia de Schwartzman. Pero ese mismo ardiente día del Peque, Rafa anunció su renuncia a la primera eliminatoria de Copa Davis, en la tierra de Marbella/Puente Romano ante Gran Bretaña (2-4 febrero) con argumentos que casi cualquiera podía ver venir: «He tenido que dejar de jugar en Abu Dhabi y Brisbane y no puedo hacer cambios drásticos de superficie… El año 2017 fue duro y complicado, muy bueno pero con muchos partidos y lo acabé de una forma que no me gustó, con lesión en la rodilla derecha. Por lo tanto, tengo que intentar que no ocurra lo mismo y salvar mi físico. Para eso, mi calendario debe ser más escaso. Mi siguiente torneo será Acapulco, haga lo que haga, y jugaré solo cuatro torneos en los cuatro primeros meses de 2018″.
Justo tras cojear dolorido ante Cilic, Rafa reflexionaba así en voz alta en la Sala de Prensa Principal de Melbourne Park: «Puede ser que si hubiera tenido la oportunidad de trabajar tan duro como trabajé el año pasado, quizá no hubiese pasado esto. Pero ese no fue el caso. Tenía la rodilla y tuve que ir más lento, paso a paso». Rafa ya había descrito como «inhabilitad» y «bloqueada» la situación de la pierna derecha lesionada en el tramo final de la agonía ante Cilic: bastante similar a la que padeció ante Goffin en noviembre de 2017, en las ATP Finals/Masters Cup, en Londres.
Los lectores de A LA CONTRA han podido leer abundantes referencias médicas sobre la complicada situación y detalle de proyecciones del estado de las rodillas de Rafael Nadal, en informaciones de los pasados 19-11-2017 y 10-1-2018 . Una de esas fuentes médicas de toda solvencia que en su día consultó este medio volvió ayer a analizar la situación, ahora replanteada ante Cilic. Así: «En apariencia y tras descansar, Rafa ha llegado a Australia con la rodilla en buenas condiciones después del mal final de temporada, aunque quizá algo corto de preparación competitiva. Al menos, por lo que desde fuera se ve. Pero, como ya se ha dicho, jugar en pista dura (Plexicushion Prestige en Melbourne, grado 3 Medium en la clasificación de la Federación Internacional) es lo más perjudicial para esas rodillas, para el estilo combativo de nuestro número 1 y para un cartílago que afronta un desgaste de 17 años en el circuito profesional. Desde ese punto de vista, las casi ocho horas de juego que disputó ante Schwartzman y Cilic no le han beneficiado, precisamente, y todo tiende a indicar que se ha producido alguna descompensación por sobrecarga de la zona de inserciones del cuadriceps derecho, o partes cercanas como los flexores: precisamente la pierna donde Nadal puede exigir más a sus tendones y grandes grupos musculares, para resguardar de estrés a la rodilla que tanto se le estresó a finales de 2017. Cuando se va sufriendo fatiga muscular por el exceso de carga y de trabajo, todo agravado por un calor excesivo, lo más normal es que se vaya a un cambio de apoyos, o incluso que se aconseje una limitación en ciertos movimientos para reducir el desgaste. Y ahí ya pueden venir problemas añadidos de desequilibrio o descompensación».
En diciembre de 2017, Nadal canceló un ciclo de entrenamientos que tenía programado en Manacor, en su módulo de pista dura, con el portugués Joao Sousa. El 18 de diciembre, Rafa pasó un control de reconocimiento en Barcelona con Ángel Ruiz Cotorro, su médico personal —y de la Real Federación Española de Tenis, RFET—, control del que surgió la renuncia a Abu Dabi y Brisbane. Más palabras de Nadal ante la Prensa en Melbourne, después de admitir su falta de entrenamiento de pretemporada… «porque tenía la rodilla». Señala Rafael Nadal: «Quien esté gobernando el circuito debería pensar un poco sobre lo que está pasando. Hay demasiados cayendo lesionados. No sé si tienen que pensar un poco sobre la salud de los jugadores. No ahora, cuando aún estamos jugando, pero hay vida después del tenis. Si seguimos jugando en estas superficies tan duras, tan duras, no sé lo que va a pasar en el futuro con nuestras vidas». Lesionados de gravedad o recién reaparecidos entre la élite del ATP Tour son en estos momentos Murray, Nishikori (ambos, fuera de Australia), Wawrinka, Djokovic… el propio Nadal.
«En pista dura, los tirones de los tendones hiperexigidos van estresando aún más la articulación y la rótula, ya de por sí desgastadas. Y hasta ahora no se ha conseguido que sea viable una regeneración condral (del cartílago) en un deportista de tanto nivel y exigencia como Nadal puede serlo», insisten esas fuentes médicas, ya citadas. Considerando todos estos extremos y sabiendo que dos de cuatro torneos del Grand Slam son en pista dura, Plexicushion (Australia) y Decoturf (US Open, Nueva York, un grado más dura y rápida), además de seis de los nueve Masters 1000 y de las mismas ATP Finals/Masters Cup, en Londres, ¿cabe ir poniendo un anticipo de caducidad a las grandes cabalgadas del mejor Nadal? En junio próximo, Rafa cumplirá 32 años… y, por ejemplo… 14 participaciones en Roland Garros: desde 2005. Miles de kilómetros en pistas, duras, de tierra, de hierba: estas, con tanta flexión… de rodilla. Hoy, el diluvio de plomo que vino de la boca de fuego de Marin Cilic ya ha empezado a cobrarse partes o plazos de aquellas facturas o cheques que, según Andre Agassi en 2005, Rafa Nadal iba extendiendo contra su cuerpo. Y, aunque Nadal y su brillante equipo médico intenten monitorizar y controlar el estado de los pagarés… los próximos vencimientos de pago no parece que vayan a dejar de llegar: i-ne-vi-ta-ble-men-te.