Muchos dudaron de Ernesto Valverde cuando se hizo cargo del Barcelona. Su perfil discreto y su talante conciliador generaban dudas en muchos. Sin embargo, el Barcelona cierra la primera vuelta con un ejercicio de autoridad, no solo por el triunfo en San Sebastián, donde no ganaba desde hacía diez años, sino porque llega al ecuador sin perder. Un grupo ordenado, probablemente sin la exuberancia que muchos exigen, pero el Barcelona es hoy un equipo, mucho más que lo que heredó Valverde en su día. El segundo está a 9 puntos, el Real Madrid, a 19 puntos. Ni en el mejor de los supuestos podían esperar en la Ciudad Condal este diagnóstico a mitad de Liga. 52 puntos, camino de los 100..
Marchaba el partido rumbo al monólogo visitante en los preámbulos cuando Xabi Prieto se sacó una rosca desde la derecha al segundo palo, donde William José, alejándose de los centrales, aprovechó la tibieza defensiva de Sergi Roberto. El brasileño remató al suelo y el bote se disparó entrando en la red tras tocar el larguero. La Real Sociedad hacía buena la creencia que define a Anoeta como un campo siempre complicado para el Barça.
No obstante, hasta ese momento, en el minuto 10, el Barcelona mandanba y se gustaba. Dos llegadas de Suárez y Sergi Roberto, que morían en las manos de un Ruli presto en la salida, teñían de azulgrana el inicio. A eso se sumaba un disparo de Messi que pintaba un escenaro incómodo para los txuri-urdin. Pero la presión de los locales, muy alta, generaba réditos que ensalzaban el planteamiento de Eusebio. Los zarpazos de Odriozola acochinaban a Jordi Alba en su banda, más allá de no concretar en jugadas de peligro.
Una Real sexy se creció con el gol, proponiendo un fútbol invasivo y exuberante. Discutía la posesión del Barça y generaba vértigo. Volcada por la derecha con Xabi Prieto y Odriozola, rentabilizando la indolencia de Andre Gomes por delante de Jordi Alba. Antes de la media hora se anulaba un gol, cuanto menos sospechoso, a William Jose por una falta a Rakitic que no pareció. La Real tenía más posesión, más fútbol y más peligro. Eusebio ganaba el pulso a Valverde. Era más cruyffista que el Barcelona. Y eso duele en Can Barça.
Y de tanto ir a la fuente, se volvió a romper el cántaro. En esta ocasión fue Juanmi, que certificó una jugada de Sergio Canales, que recordó a aquel prometedor rubio de flequillo del Racing. Pero cuando el partido acariciaba el descanso, minuto 39, Paulinho, hasta entonces un futbolista digno de la liga china, apareció en el área y remachó al a red un servicio de Luis Suárez que Rulli no logró evitar. El Barça se enganchaba al partido con más tino que fútbol. Más de Luis Enrique que de Guardiola. Sin noticias de Messi…
La segunda parte dejó al Barça de Luis Enrique en la ducha y sacó al de Valverde. Lo que celebró Luis Suárez a los seis minutos. Messi le sirvió una pelota en la esquina del área al uruguayo, que perfiló el cuerpo para acariciar la pelota con rosca con una vaselina de terciopelo que terminó en la red. Una obra de arte de aquellas que firmaba el Suárez del Liverpool. Un gol digno de Benzema. Cuando Benzema era Benzema.
La pelota había pasado a piel azulgranas. Y Eusebio, que veía como la Real había perdido su exuberancia, afilaba el perfil en los espacios con Oyarzábal. Jarreaba en Donosti cuando Paulinho dejó su sitio a Dembelé. Anoeta ya no estaba cuesta abajo para los locales. Pintaba mal para la Real. Lo inevitable ocurrió en el minuto 70. Un saque largo de Rulli ¡al centro! fue cabeceado por un azulgrana dejando solo a Suárez, que volvía a marcar. Esta vez Luis no se adornó como Benzema. Sacó el 9 que lleva dentro, un sicario del área. Un tipo con oficio al que se le derraman los goles de los bolsillos. No hay un delantero centro con más extras que el uruguayo.
En los últimos minutos el Barça se mudó al campo de la Real. De forma preventiva, cierto es, pero apechugando a los txuri-urdin. Hacía una década que el Barcelona no ganaba en Anoeta. Y Messi decidió cerrar ese oscuro capítulo con una falta desde 35 metros en la que Rulli pudo hacer más, vista la lejanía del disparo. El Barça certificaba el triunfo (2-4) y con ello firmaba una vuelta inmaculada: 19 partidos jugados, 16 ganados y 3 empatados. Valverde es un técnico serio. El glamour lo deja para otros.